• 02/10/2020 00:00

Un país de esperanza

Opinión editorial del 2 de octubre de 2020

No hay algo más perverso para un país que cuando su gente no tiene esperanza en su propia tierra. Cuando la hacen desear emigrar y ver otros rumbos para satisfacer sus necesidades de vida, su tranquilidad, su alegría y desarrollo… Les pasa a los venezolanos, a los nicaragüenses y a muchas personas de países de África, por mencionar algunos. Es esa la razón suficiente para que Panamá se convierta en ese país de la esperanza; una tierra que ningún nacional desee abandonar y a la que muchos extranjeros deseen llegar. ¿Es lo que pasa hoy? El anuncio de la ampliación del Canal atrajo mucha gente que empezó a ver este pequeño país como el país del futuro. La construcción de esta megaobra de la vía acuática fue como un dínamo que impulsó la economía a cifras muy altas y miles y miles de personas entraron a Panamá, atraídas por ese impulso que los Gobiernos no supieron administrar. El quinquenio pasado, Panamá entró en una vorágine de odio y rencor y destrucción de muchas empresas, dejando sin trabajo a miles de personas. Ahora el golpe del coronavirus vino a rematar. Hoy, cientos de extranjeros no ven el mismo brillo que los atrajo y empiezan a emigrar. Incluso, se escucha a muchos panameños anunciando planes en otros países, porque no ven esperanza en Panamá. Todavía la situación es reversible y, por el contrario, Panamá tiene una gran oportunidad de desarrollo. Eso sí, hay que trabajar en conjunto, dejar ese odio y rencor a un lado y levantar a Panamá, para que vuelva a ser el país de la esperanza. ¡Así de simple

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