• 03/07/2016 02:00

Gobernabilidad y paz social: crítica y realidad

Hace varios años le pregunté a un prestigioso economista nacional: ‘¿Considera usted que Panamá logrará ser un país desarrollado? '

H ace varios años le pregunté a un prestigioso economista nacional: ‘¿Considera usted que Panamá logrará ser un país desarrollado? '. ‘Sin dudarlo ', me respondió, ‘seguramente que sí... a pesar de nosotros los panameños '. Esta respuesta volvió a mi mente cuando escuchaba hace varios días a algunos comentaristas criticando las partidas aprobadas por la Asamblea Nacional para celebrar la inauguración del tercer juego de esclusas y organizar la XVII Conferencia Internacional contra la Corrupción.

Si bien considero que la libertad de expresión y, como manifestación de ella, la crítica son elementos vitales de una democracia saludable, algunos comentaristas y activistas sociales se caracterizan más por brindar oscuridad que luces a quienes los escuchan. Es por esta razón que he optado desde hace buen tiempo de excluir a algunos de estos consuetudinarios agoreros de mis fuentes de información. Para quienes no están familiarizados con el término, agorero es una persona que solo ve males o desgracias.

Una de las dos decisiones que inspiran este artículo, destinaba una partida adicional de poco más de $500 000 para la recepción de los invitados especiales a la inauguración del Canal ampliado, para totalizar unos $4 millones. Estos recursos fueron destinados a financiar los gastos de las distintas instituciones involucradas en los actos que concluyeron el 26 de junio, con el tránsito inaugural del buque Cosco Shipping Panama. Los críticos consideraban que dedicar esa suma a ese evento era un innecesario despilfarro.

La ampliación del Canal de Panamá ha costado más de $5400 millones; si estimamos el porcentaje dedicado a celebrar su inauguración, este no llega siquiera al 0.008 % de su costo, porcentaje irrisorio a la luz de la enorme publicidad generada por el evento, precisamente gracias a la inversión realizada. Y si calculamos las pulgadas de artículos positivos en medios escritos, los reportajes en cadenas de radio y televisión de todo el mundo, entonces el monto dedicado al evento resulta insignificante. Así lo indica un elemental ejercicio de lo que los economistas denominan ‘costo-beneficio ', y que no es más que el cálculo de los beneficios en comparación con lo invertido.

Panamá no podía darse el lujo de perder la oportunidad de ese evento inaugural para generar publicidad positiva, no solo entre los clientes del Canal (armadores y operadores de naves), sino entre sus usuarios (los países que importan y exportan vía el Canal de Panamá). Además, se presentaba como una ocasión ideal para mostrar al mundo lo que realmente somos, y dejar atrás la mala publicidad producida por los mal llamados papeles de Panamá y las acciones del Tesoro de EUA contra el Grupo WISA.

En cuanto a la Conferencia Internacional contra la Corrupción, a celebrarse del 1 al 4 de diciembre de 2016, ella será la gran oportunidad para demostrarle al mundo, en el terreno, los avances que hemos alcanzado en materia de transparencia, alineamiento de las leyes y normas contra el lavado de dinero y el mal uso de las sociedades anónimas offshore , y en el tema de las contrataciones públicas. Además, el evento será un estímulo para que el Gobierno introduzca a la Ley de Contrataciones Públicas la cláusula que impediría licitar en Panamá a empresas sancionadas por corrupción en otros países, y se reforme la Ley 59 de 1999 sobre declaraciones patrimoniales, para auditar los bienes de los altos funcionarios antes y después de ocupar un cargo.

Los críticos consuetudinarios tampoco se detienen para reflexionar sobre los logros de Panamá en materia económica y de manejo de las finanzas públicas, y a diario hablan de una crisis que solo existe en su mente calenturienta. A pesar de que la economía de la mayoría de los países atraviesa por graves problemas, Panamá sostiene un crecimiento del 6.0 % en los últimos dos años; su inflación es una de las más bajas del mundo (0.3 % en 2015) y su tasa de desempleo del 3.5 % está muy cerca del pleno empleo (3.0 %). Mejor aún, las perspectivas para los próximos diez años son sumamente alentadoras.

En conclusión, el ciudadano debe aprender a analizar al crítico consuetudinario, pues en ocasiones su agenda suele coincidir, sospechosamente, con la de algunos políticos de trayectoria nada honorable.

PERIODISTA

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