• 30/03/2011 02:00

La apuesta a la cultura, una estrategia de riqueza y desarrollo

H e leído con interés el anuncio de la construcción del Museo Soumaya en Ciudad de México. Carlos Slim, el hombre más rico del planeta, ...

H e leído con interés el anuncio de la construcción del Museo Soumaya en Ciudad de México. Carlos Slim, el hombre más rico del planeta, según la lista Forbes, decide invertir parte de su fortuna en el negocio de la cultura. La necesidad de que Ciudad de México se coloque a la altura de las grandes capitales del mundo con una oferta cultural del carácter de la recién inaugurada obra es una de las visiones del magnate mexicano. Con su olfato para los buenos negocios, Slim se ha dado cuenta de que la cultura paga y va por ello.

El Museo Soumaya es una estructura cubierta de aluminio, que se eleva sobre 45 metros de altura en la Plaza Loreto, en Tiazapán, San Angel, inaugurada recientemente en Ciudad del México D.F. Alberga la colección personal de arte de Carlos Slim, que va desde obras de los grandes maestros del siglo XX, monedas, mobiliario y una de las colecciones más grandes de obras de Rodin. Es construido en memoria y como testimonio de su amor a su desaparecida esposa Soumaya, fallecida a finales de los años noventa. Unos años atrás el Museo Antropológico Reina Torres de Araúz albergó parte de la colección de esculturas de Rodin, única muestra de esta naturaleza que ha tocado las secas playas de la cultura universal.

Volviendo al tema del negocio de la cultura, la apertura del Museo Soumaya en Ciudad México movilizará importantes divisas generadas por el turismo local e internacional que tendrá la oportunidad de apreciar el acervo cultural que contiene el Museo. Además de todas las actividades hacia delante y hacia atrás que esta inversión multiplicará en beneficio de la economía azteca. La actividad cultural gatillada por una oferta cultural de esa naturaleza representará, sin duda, no solo riqueza económica, sino que aportará elementos que reforzarán la identidad mexicana.

Panamá tiene una riqueza cultural aún no reconocida y valorada. Panamá se debate entre destruir su acervo cultural en contraste en una decisión inteligente que lo posicione y brinde al país elementos de riqueza económica e identidad. Panamá se debate entre un compromiso cívico de conservación patrimonial de largo plazo y las necesidades no muy claras del corto término.

Panamá posee cinco sitios de Patrimonio Mundial en categoría de los cultural y lo natural. Varios de ellos amenazados por las decisiones de gobierno que es incapaz de ver más allá de los valores que encierra y el potencial para su el desarrollo del país. Lamentablemente el carácter de este patrimonio es de naturaleza pública y dudo también que tengamos en tierra istmeña otro Slim que decida invertir en la conservación del patrimonio natural y cultural de los panameños. Algo sí es cierto, ni la fortuna de Carlos Slim estaría en capacidad de comprar los tesoros que tenemos en suelo panameño.

El peligro que se cierne sobre el Casco Viejo de la ciudad, con la construcción de una carretera costanera, será una acción que destruirá el valor patrimonial intrínseco que lo distingue de otros sitios. La extensión de la cinta costera alrededor de la muralla equivaldría a prender fuego al Museo Soumaya con toda su colección de arte contenida en él.

Estoy seguro de que Carlos Slim no encenderá en una pira megalómana lo que él ha apostado en el negocio de los próximos años y el compromiso cívico y social que debe a los mexicanos, en honor a su padre migrante, a su amada esposa, al solio que le permite hoy amasar su fortuna y contribuir a fortalecer elementos de identidad y orgullo para sus connacionales.

*HUBERT HUMPHREY FELLOWSHIP.

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