• 02/10/2011 02:00

¿Vuelve el militarismo?

Cuando los panameños esperamos el retorno al país del último general para, ojalá, purgar las múltiples condenas por tantas violaciones a...

Cuando los panameños esperamos el retorno al país del último general para, ojalá, purgar las múltiples condenas por tantas violaciones a los derechos humanos, homicidios y latrocinio, entre otros, observamos con mucha preocupación el resurgimiento, ya no simulado, de una fuerza militar dentro de la Policía Nacional, a pesar de la prohibición constitucional.

Los hechos denunciados en los últimos días hablan por sí solos. La ciudadanía está alarmada por las constantes agresiones físicas de algunos miembros de la Policía Nacional, por la violación flagrante a las garantías fundamentales establecidas en la Constitución, y más aún, por el cinismo en las respuestas a la población, que se siente cada vez más ofendida.

¿Hasta cuándo tenemos que soportar la intolerancia, la incapacidad y la soberbia de estos funcionarios públicos que pareciera sentirse, nuevamente, muy por encima de quienes con nuestros impuestos pagamos sus salarios?

Esa conducta la estamos observando reiteradamente en los desfiles patrios, que deben ser cívicos. Ya constituyen una muestra y una gaznatada a todos los que luchamos por el retorno a la democracia y por el fin del militarismo. Policías con vestidos de fatiga, uniformes de guerra, caras pintadas, disfraces de árboles, armamento sofisticado, al paso fuerte y caras duras, nos restriegan en la cara que, poco a poco, la sombra del militarismo ya no es sombra, si no realidad. Y ese ejemplo, lamentablemente, ha contagiado a un sinnúmero de escuelas, públicas y particulares, que a paso redoblado y fusiles, con tonadas marciales, rinden honor a la patria en sus días. Qué triste espectáculo.

Soy consciente de la necesidad de contar con una fuerza policial especializada para combatir al narcotráfico, al terrorismo y cuidar nuestras fronteras y océanos; sin embargo, ¿por qué tienen que mantener un protagonismo mediático que tantos malos recuerdos nos produce, provocando el grave temor del resurgimiento militar, cuando aún no hemos consolidado nuestra democracia, muchas veces por culpa de nosotros mismos y de políticos, tanto de gobierno como de oposición?

¿Es que acaso no nos damos cuenta de que el rol protagónico de estas autoridades policía—militares está cada vez recibiendo más beneficios y prebendas que los demás ciudadanos, so pretexto de que están cuidando nuestras vidas?

Ya resulta de lo más común ver en los programas noticiosos de las diferentes televisoras a estas autoridades de policía vestidos con uniformes de fatiga o de guerra ofendiendo a todos los que lucharon por la civilidad. ¿Por qué las explicaciones de las actividades que realizan no las formulan funcionarios autorizados del Ministerio de Seguridad, toda vez que la Policía Nacional es subalterna de esa Institución?

La ciudadanía espera una respuesta sincera de nuestros actuales gobernantes, no solo para aclarar las múltiples denuncias de violaciones a los derechos ciudadanos y humanos, sino también al respeto que nos deben en su trato y conducta para que sean ejemplo y se ganen el aprecio y cariño de todos los panameños y extranjeros residentes en nuestro país.

Todos apostamos por una policía decente, capaz de proteger la vida y la propiedad, dentro de una sociedad democrática que así lo demanda, en cumplimiento de las normas constitucionales y legales.

*EL AUTOR ES EX EMBAJADOR EN MÉXICO.

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