• 05/02/2012 01:00

Los orígenes de la Educación

Desde siglo XIX, 1872 el asiriólogo George Smith, pudo traducir una vasta biblioteca de documentos en tabletas de arcilla. Estos archivo...

Desde siglo XIX, 1872 el asiriólogo George Smith, pudo traducir una vasta biblioteca de documentos en tabletas de arcilla. Estos archivos recogían las vivencias, leyes, ordenanzas y literatura de una rica e imponente civilización los Sumerios, cultura que apareció casi 5000 años antes de nuestra era cristiana.

Lo que más llamó la atención, y causó gran asombro fue el vívido relato de un estudiante antes de ir a su escuela en la ciudad de Uruk hacia el 4500 a.C. El joven dice: ‘... madre, dame mi desayuno, que tengo que ir a la escuela’. En otras palabras, era un alumno con la responsabilidad de aprender conocimientos en una casa de la cultura.

En estos centros de cultura y educación se les denominaba a los que sabían leer y escribir con el nombre: ‘el que traza signos’. El hecho de que existiese conscientemente un lugar especifico para que los jóvenes aprendieran a escribir y leer los 100 signos del alfabeto sumerio, es realmente sorprendente, porque la idea de una educación y de una escuela o e.dub.ba., ‘casa de las tablillas’, en la época en que Europa estaba en plena edad de piedra, al igual que nuestra América, es sorprendente.

Lo que hay que considerar es el adelanto de esa civilización, en donde saber relacionarse a través de signos trazados, era vital para el auge, desarrollo y progreso material y cultural de este pueblo.

La escuela estaba regida por: el ad.daedub.ba, ‘el padre de la escuela’, que vendría a ser un director de nuestros tiempos. Los profesores eran llamados shes.gal. O ‘hermanos mayores’. Y los estudiantes dumu.edub.ba, ‘hijos de la escuela’.

Había un plan de estudios, orientado al aprendizaje y manejo de técnicas y materiales, en primera instancia, del cálamo y las tablillas; para luego aprender a trazar los signos; es decir, una especie de caligrafía; en donde se practican los signos uno a uno y luego combinados, tal como lo haríamos hoy en día cuando nuestros niños aprenden cada letra del abecedario y luego palabras y oraciones. El inicio del sistema educativo responde a una secuencia lógica en el aprendizaje. Dominar la mano, proseguir con los instrumentos e introducir los conceptos.

Posteriormente se introducían nociones de matemáticas, necesarias por las transacciones de excedentes económicos en ganado, telas, alimentos, armas, herramientas, etc.; que esta civilización manejaba y obtenía de otras tribus.

De tal manera, al aparecer la civilización, con ella se originó el concepto de escuela y educación para sostener una forma de vida digna.

Los orígenes del sistema escolar tienen unas metas, que, aunque hayan transcurrido unos 7 mil años, no se han podido superar: ‘aprender a hacer’, la educación no es mera información.

Otra tarea específica de la escuela de aquel remoto tiempo era producir conocimientos, visto así como cuando se creaban los grandes textos médicos, astronómicos, matemáticos, siendo los primeros en utilizar un sistema numérico apropiado para sumar, restar, multiplicar cantidades mayores; aparte de ello escribieron los primeros textos literarios de la Humanidad, de ahí provienen los demás. Es cierto que desaparecieron como entidad política, pero su civilización es la cuna de todas las posteriores, al igual que su concepto de escuela, y aun hoy en día su legado permanece con nosotros como parte de nuestra personalidad.

Así en nuestra sociedad, hiperconsumista y globalizada, es cuando más debe valer la educación, la preparación académica y la instrucción en las diversas especializaciones del quehacer humano, desde el dentista, al ingeniero hidráulico, al ingeniero en caminos; al arquitecto, al abogado, al técnico en radiología o nutricionista, todas las profesiones hoy en día están conectadas y ninguna es o más importante o menos importante, todas son parte de un todo, que busca mejorar las condiciones de la vida humana.

La educación es, pues, la característica de la civilización. En la tercera dinastía de Ur, un rey de nombre Shulghi (entre 2094-2047 aproximadamente), ordenó a los escribas recopilar los textos anteriores para que ‘jamás fueran olvidados’, es muy probable que la cultura griega deba a la mesopotámica más de lo que se cree, cuando Herodoto, decía que la historia era para guardar las grandes hazañas que no deben quedar sin nombradía. Por ello no podemos dejar de lado el legado enriquecedor de la educación y de su institución esencial: la escuela; dejemos de actuar como cavernícolas, al querer tener y tomar a las cosas y a las personas solo a través de la fuerza bruta.

Considero que las ‘e.dub.ba’ —escuelas— de las antiguas civilizaciones mesopotámicas han legado al mundo posterior el compromiso de educarse.

Cumplamos, pues, nuestro cometido ante nuestra sociedad, progresando a través del estudio y sirviendo con honestidad y profesionalismo a nuestros semejantes, pueda ser que logremos tener un mejor país, y seamos reconocidos por nuestra cultura, educación y propósitos y no por ser meramente un país de tránsito, como nos visualizaron algunos pensadores del siglo XIX.

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