La floración de los guayacanes se convierte cada año, entre los meses de marzo y abril, en un espectáculo visual que pinta de amarillo el horizonte de...
2 de julio de 2012
Señora Defensora
Hace unas semanas don Ricardo Martinelli, presidente de la República, fue invitado de honor ante la OIT. Una página entera en La Estrella, atestigua el homenaje. Ese honor le fue impuesto por razón de la implementación de medidas económicas para lograr altas tasas de crecimiento económico y otros factores de similar importancia. Lo irónico es que nada de lo que ha hecho el presidente tiene transparencia. Al empezar su administración, lo primero que hizo el presidente fue cambiar la función de la Contraloría para poder realizar sus actividades sin el control previo para el cual esa entidad fue creada. La cadena de actos realizados buscando beneficios personales es larga. La más notable de sus aventuras es la compra de los corredores pagando un precio superlativamente alto, cuando dejar simplemente que los contratos terminen su vigencia, no le hubiera costado nada al erario nacional. Las dos ventas, la del Corredor Sur y el Corredor Norte le va a costar al estado más de mil millones de dólares.
Para presentar el caso una auditoría era indispensable, pero la que se presentó en esa oportunidad, era hecha por una entidad que no era idónea para auditar operaciones realizadas en Panamá, ni ese auditor estaba instalado en Panamá, sino en México y además ni siquiera tenía licencia para auditar, pues era una empresa constructora. Curiosamente, no le hizo caso a nadie y procedió a realizar la operación comprometiendo al Estado panameño a pagar esa tremenda suma, junto con varias otras que se generaron con actos igualmente forzados.
Visto desde el ángulo de resultados, pasando por alto la aventura de la compra de corredores, su actuación pareció excelente y merecedora de que la OIT lo declarara invitado de honor. Fue fácil engañar a esa organización internacional que solo mira el crecimiento en el número de empleos, sin ver la basura que queda enterrada en el fondo.
EMPRESARIO