• 26/09/2012 02:00

Bonanza, pobreza y desigualdad

El gobierno viene anunciando que hemos logrado situarnos como uno de los cincuenta países de mayor competitividad a nivel global, pero m...

El gobierno viene anunciando que hemos logrado situarnos como uno de los cincuenta países de mayor competitividad a nivel global, pero mantienen los especialistas que esa bonanza es producto del sostenido crecimiento económico, que desde hace varios quinquenios viene reflejando nuestra economía.

La noticia es halagadora y en el exterior, la imagen es de país con condiciones favorables para la inversión extranjera. Ahora, la pregunta es, ¿cuándo sentirá la población panameña en carne propia los presuntos beneficios de esta cacareada bonanza económica?

Obsérvese que nuestra economía refleja solidez envidiable, pero persiste el elevado índice de pobreza y desigualdad, ello significa que el crecimiento alcanzado adolece de mecanismos efectivos para llevar esa evolución al logro de mejores condiciones de vida, para los ciudadanos.

La situación es palpable, no cabe duda que cada día se profundiza más, todo producto de las inequidades creadas por los artífices de un sistema donde predomina la partidocracia. La cual es depositaria de garantes que dan continuidad a las dañinas prácticas del favoritismo, prebendas y luchas desleales por el poder, sin importarles el costo que pague el pueblo.

Frente a esta realidad, la ciudadanía se pregunta hasta cuándo se soportará este dantesco circo, donde juegan con la necesidad de la ciudadanía, llevándola a estándares de vida insostenibles.

La escala ascendente y continua de los productos de la canasta básica, bienes y servicios, es alarmante. No hay autoridad que tome medidas acertadas para controlar este abuso.

Las malas prácticas monopolistas en los segmentos de mercado permanecen intocables y principalmente en el mercado de los hidrocarburos, donde el constante aumento del precio en el galón de gasolina supera con creces las ligeras rebajas, cuando se producen. Pareciera no existir administración gubernamental que le ponga el cascabel al gato.

El entorno descrito, sumado al reducido poder adquisitivo de la clase trabajadora, donde la media de salarios se sitúa en B/500.00, frente a un costo de vida cada vez más elevado, no refleja los beneficios de un crecimiento económico saludable y equitativo, más bien evidencia la concentración de riquezas y beneficios para un grupo muy reducido de empresarios y políticos.

Por otro lado, aún cuando el Ministerio de Trabajo conjuntamente con la empresa privada, realizan las llamadas Ferias de Empleo, esas iniciativas que son válidas, van dirigidas a un segmento laboral con determinado perfil de calificación.

Existe también en nuestras calles, un alto porcentaje de trabajadores informales los cuales representan un sinnúmero de familias atrapadas en la pobreza, sin ingresos estables que le permitan una seguridad económica para hacer frente a sus necesidades más elementales de alimentación, salud y vivienda.

Este contexto requiere también de la atención de las autoridades competentes, en este caso el Ministerio de Trabajo, a fin de buscar alternativas de colocación de empleo a la población con perfil laboral más sencillo, dirigido a tareas más rutinarias, pero necesarias.

La realidad descrita evidencia la urgente necesidad de que la partidocracia deje de lado las constantes diatribas y se dedique a resolver los problemas prioritarios que vive la población. Es tiempo ya de que genere iniciativas integrales, que provea de una vida digna y con calidad a quienes la eligieron.

ECONOMISTA Y EDUCADORA.

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