• 23/01/2013 01:00

¿Cómo el neoliberalismo se deshace de la Filosofía y las Ciencias Sociales?

R ecientemente, una colega publicó un artículo en este medio, haciendo referencia a los propósitos de las políticas neoliberales en mate...

R ecientemente, una colega publicó un artículo en este medio, haciendo referencia a los propósitos de las políticas neoliberales en materia de educación, esto es, promovedoras de ciudadanos(as) ‘sin los instrumentos para emprender la asunción crítica de valores y principios, solo centrada en lo tecno instrumental a la vez que sumergida en la acriticidad dogmática’, (La Estrella de Panamá, 31/XII/2012). Es decir, incapaces de leer correctamente la esencia de los fenómenos personales, locales y hasta mundiales, lo cual ocurre cuando la educación se deshace no solo de la Filosofía sino de las disciplinas humanísticas y más aún de las científicas sociales.

Sin perjuicio de lo cavilado por la colega docente universitaria acerca del ‘porqué’ el neoliberalismo se deshace de las humanidades en general, creo oportuno destacar que las políticas ‘neoliberales’ en materia de educación, impulsadas en nuestro país desde la segunda mitad de los años 90’s del siglo recién terminado, encuentran su asiento y hasta justificación en la calidad de las formas y contenido de las diversas asignaturas de las áreas ‘humanísticas’, incluidas las científicas sociales.

En efecto, la filosofía medianamente aprendida en nuestras aulas, tanto escolares como universitarias, no tiene nada que ver con otorgar a los estudiantes el instrumental requerido para fomentar su pensamiento crítico.

Las Ciencias Sociales, mal entendidas únicamente como Historia y Geografía, atiborran de fechas y lugares al alumnado, sin que este llegue jamás a comprender, al menos, la geografía de los conflictos de los usos de los bienes ambientales y a qué obedecen; el sentido de los acontecimientos históricos, y su vinculación con los hechos actuales, en cuanta experiencia vive hoy como ciudadano(a) y miembro de una sociedad caracterizada por relaciones de explotación y manipulación. En el caso de la educación superior, con excepción de algunas pocas carreras como Medicina, Biología y Enfermería, en la mayoría de las formaciones profesionales se cuestiona el aporte que le ofrecen asignaturas como la Sociología y la Antropología.

Ciertamente, ante este tipo de ‘enseñanza-aprendizaje’, es fácil la respuesta a la pregunta que el neoliberalismo (léase los grupos de poder en tiempos de ‘democracia’) lanza al público en general, tal es: ‘¿Y para qué sirven la Filosofía y disciplinas humanísticas?’... En este escenario cotidiano, realmente, para nada. Sobre esta base de mediocridad, los agentes del neoliberalismo encuentran razones de sobra para deshacerse de tales áreas académicas.

Por tanto, la superación de este problema, no pasa por la defensa de horas de clase de estas asignaturas, a nivel escolar o universitario, sin que esto suponga previamente la reestructuración (real y no cosmética) que se hace necesario hacer en las instituciones que forman formadores(as) de Filosofía, de idiomas y Ciencias Sociales, esto es, de las escuelas formadoras de docentes en estas disciplinas.

Resolviendo el problema de la calidad de estas entidades, se estará más cerca de la superación de la calidad del plantel docente que ofrece condiciones de aprendizajes vacíos de contenidos que redunden en la formación de ciudadanos(as) armados(as) con capacidades para desarrollar un pensamiento crítico, basado en la reflexión-acción de principios y valores que orienten el ejercicio de los derechos universalmente reconocidos.

Sin duda, esta transformación en la calidad de estas instituciones, no puede seguir en manos del mismo grupo social responsable de la formación de las últimas dos décadas a nivel universitario y del MEDUCA; los cambios introducidos por éstos, han estado diseñados de tal manera que mantenga el mismo orden de cosas.

Así, otro sujeto social no complaciente con la lógica neoliberal, tendrá que asumir el proceso de las nuevas reformas de las instituciones universitarias que forman a nuestros(as) docentes de las áreas humanísticas y científica sociales; de lo contrario, será más de lo mismo, convirtiéndonos todos(as) en estas universidades, en cómplices de lo que le achacamos al neoliberalismo.

SOCIÓLOGO Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

Lo Nuevo