• 12/03/2013 01:00

Hugo Chávez y Omar Torrijos, frente a la muerte

Los dos fueron golpistas. Ambos militares, caudillos populares. Los dos con países polarizados por sus diseños y conductas políticas. Ch...

Los dos fueron golpistas. Ambos militares, caudillos populares. Los dos con países polarizados por sus diseños y conductas políticas. Chávez fue un reiterado admirador de Omar.

El líder nacional se enfrentó en los inicios a los ricos y las izquierdas. Luego, en una alquimia extraordinaria, fue tejiendo una red de apoyo, que tuvo como estructura principal de amarre, la lucha reivindicativa por la soberanía, el territorio y el canal. Al final de sus días, Omar, asesinado, ya había acercado a su figura a líderes opositores inteligentes y combativos como el doctor Arnulfo Escalona.

En mi libro reciente ‘Omar, de Cuerpo Entero’, narro entre unas 40 anécdotas, cómo conversaron ambos más de una vez, buscando acuerdos para democratizar Panamá. En la presentación de mi obra, el doctor Eduardo Morgan confió a la nutrida audiencia en la Fundación Omar Torrijos, que al preguntarle él al general Torrijos, que ‘¿por qué exiliar a sus enconados opositores?’, éste le respondió que ‘estaban conspirando para derrocarlo, y mejor que estuviesen en el exilio que en la cárcel, que degrada al hombre’. Monseñor Marcos McGrath, agrega un editorial, sin ser amigo del general y viceversa: ‘Omar había captado mucho de este espíritu de misericordia, de compasión, que es del espíritu mismo del Señor’. Contrario a Torrijos, nos parece que Chávez, enfrentado a un bipartidismo prolongado y de roscas y negocios, además de los rostros sifrinos y plásticos de los ricachos del Country Club, Lagunita o Altamira, altaneros con los pobres, les devolvió altanería. No tuvo la paciencia ni la flexibilidad de Omar para minimizar las polarizaciones que en las dos naciones hermanas se dieron al quedar arrinconadas las oligarquías. Omar: ‘ni con la izquierda, ni con la derecha’ y logró firmar los tratados. Chávez, cristiano en esencia, hasta su final: ‘el socialismo del siglo XXI’.

Ambos se enfrentan a golpes del rancio empresariado y militares confabulados. De solo horas. Chávez se quedó en la pugna, y Venezuela se dividió en una mitad más grande, la Chavista roja, y otra mitad más menguada, las capas medias y altas. Panamá cosechó de ello, la bonanza sostenida inmobiliaria.

Lo que me llama la atención sobre ambos personajes, es otra fase, la humano-espiritual, por llamarle de algún modo. Omar anunció en público, más de una vez: ‘mi muerte ha de ser violenta’. Otra vez, que cuento anecdotariamente en mi nuevo libro, delante de unos tres coroneles, yo entre ellos, en Farallón, al decirnos el general: ‘Hoy es viernes en la noche, vayan a divertirse, que yo de la única manera que puedo dormir es así’, Omar, para mi asombro y estremecimiento, se echó unas seis pastillas de Valium empujadas por un sorbo de vino tinto. Chávez en su largo calvario del cáncer no definido oficialmente, invocó varias veces en ruegos vehementes a Jesús, con frases como ‘no me lleves aún Diosito, déjame vivir para las obras que me faltan’.

Torrijos, esperaba su muerte, creo que la asimiló y digirió humana y espiritualmente. Me contó el periodista Manolo Álvarez, hace poco, que Dumas Torrijos en confidencia le manifestó recientemente que su padre le dijo unos meses antes del drama de Cerro Marta, ‘creo que me van a matar’. Es decir, Omar aguardó su asesinato y ocurrió tal cual. En cuanto a Chávez me impactó, en medio de los millones de centimetrajes, lo que expresó su jefe del Regimiento Presidencial a la agencia AP.

Según ello, el general José Ormella le oyó a Chávez en su agonía prolongada: ‘no podía hablar, pero lo dijo con los labios... yo no quiero morir, por favor no me dejen morir’. Tremendo drama humano-espiritual. Para ambos personajes, y para todos, se cumplirá lo que el colombiano Julio Flórez expresa en su poema ‘La Gran Miseria Humana’, ‘en este triste erial, donde sucumbir es ley, el esqueleto de un rey, al de un esclavo es igual’. Paz para ambos.

ABOGADO Y MILITAR RETIRADO.

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