• 21/01/2014 01:00

Taiwán: sueño realizado

De la infancia, hace ‘tan solo’ medio siglo, guardo en la memoria caricaturas soviéticas del tirano Chiang Kai-shek de la isla Formosa. ...

De la infancia, hace ‘tan solo’ medio siglo, guardo en la memoria caricaturas soviéticas del tirano Chiang Kai-shek de la isla Formosa. ¡Remota época y muy distante isla! Al llegar a Panamá, y emprender la enseñanza de español a los extranjeros, volví a escuchar el mismo nombre, pero en un contexto diferente. Por primera vez conversaba con taiwaneses y era tan interesante lo que describían sobre su ‘formoso’ país que, desde aquel momento, comencé a soñar con visitarlo.

Gracias a invitación que me extendió la Embajada de Taiwán en Panamá para asistir al Curso de Desarrollo Nacional que se impartiría en la Universidad de Defensa Nacional, mi sueño se hizo realidad.

Para mí ha sido un verdadero descubrimiento y me siento tan emocionada que desde que regresé no dejo de hablar de Taiwán. Y no es solo por los incuestionables logros económicos, innovaciones científicas y tecnológicas sino por su superioridad meridiana en el ámbito de la cultura y educación. Sería imposible soslayarla, pues sus manifestaciones saltan a la vista.

Basta con viajar en metro, donde se respira cuido, limpieza y meticulosidad. Nadie come, ni toma líquidos, ni mastica chicles. Todos esperan su turno sin impacientarse para entrar a las escaleras eléctricas y a los vagones. En la caja donde venden los boletos, el personal habla inglés y ofrece gratuitamente el mapa explicando detenidamente cómo llegar a determinado punto. A nadie se le ocurre pasar o saltar los torniquetes sin pagar. En los pasadizos y corredores se exponen y se aprecian cuadros, fotografías o esculturas. Guardo esperanzas de que el nuestro se le parezca.

¡Qué sorpresa me llevé cuando observé que en una isla de solo treinta y seis mil kilómetros cuadrados, veintitrés millones de taiwaneses han logrado avances significativos a nivel mundial en las industrias con uso intensivo de tecnología! Entre estas industrias se encuentran las relacionadas con la informática, las telecomunicaciones, semiconductores, la electrónica, la automatización y las industrias no contaminantes. Entendí que el éxito de los taiwaneses va unido a los logros obtenidos en la educación, donde el sistema de enseñanza de nueve años es obligatorio y gratuito. Para eso, se invierte no menos del 15 % del Presupuesto del Sector Público.

¿Qué puedo decir de la cultura? Para muestra tres botones. Asistí a un concierto de música tradicional y popular, a un ballet moderno y a la ópera clásica china. Y lo más impresionante es que el público llega treinta minutos antes para escuchar la explicación sobre la obra que se presenta; y como si fuera poco, vuelve a reunirse al finalizar el espectáculo para intercambiar pareceres. ¡Cómo hubiera querido participar!

Las visitas a los parques de aborígenes dejan huellas imborrables en la memoria por crear y preservar las tradiciones y ambientes culturales con tanta devoción.

La puntualidad de los taiwaneses es elogiable. Una demostración de respeto por el tiempo ajeno. En el Curso todas las conferencias comenzaron ‘en punto’ y las interesantes exposiciones de los especialistas en cada tema eran traducidas simultáneamente del mandarín o inglés fluido, por excelentes intérpretes, al español. Tuve el honor de conocer al connotado doctor en Microbiología Luis Chong, panameño colonense, residente de Taiwán, que nos demostró un profesionalismo excepcional traduciendo discursos de los temas más variados posibles. ¡Un bagaje cultural enciclopédico!

Además, el curso estaba acompañado de visitas al Yuan (Órgano) Legislativo, al Museo Nacional de Palacio, a los Centros de Arte Tradicional, de Comercio Mundial, de Información de Tráfico, al Instituto Científico de Avances Tecnológicos, al Rascacielos Taipei 101; igual que a fábricas, astilleros, parques naturales, zoológicos, templos budistas, taoístas, etcétera; así como a las ciudades de Kaohsiung y Hualien.

Emocionantes fueron los encuentros (no contemplados en el Programa) con mi sobrina, exalumnos, amigos y colegas.

Son tantas las extraordinarias impresiones y las valiosas experiencias que me ha brindado esta inolvidable visita a la ‘formosa’ Isla de Taiwán, que ocuparían todas las páginas de este diario.

DOCENTE UNIVERSITARIA.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus