Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 31/12/2009 01:00
PANAMÁ. "¡Lito, Lito Lito! Nacional uno cero (interferencia). Nacional 100, Nacional 100", fueron las palabras del piloto en el último contacto del SAN-100 antes de estrellarse en el almacén Banana Price el 29 de mayo pasado, protagonizando la tragedia más impactante en este año.
Apenas había pasado el mediodía de un soleado y caluroso jueves en Panamá. A esa hora cientos de personas circulaban por Calidonia, una de las vías comerciales más concurridas de la capital. Regresaban a sus lugares de trabajo después de almorzar y algunas todavía permanecían en las fondas que existen en los alrededores.
Testigos presenciales relatan que escucharon una ensordecedora explosión que no sabían de dónde provenía. La gente empezó a correr en todas direcciones y se imaginaba que se había producido otro incendio en El Machetazo, cuando vieron salir una columna de humo negro del área de depósito del Banana Price.
Sin saber aún a ciencia cierta lo que había ocurrido, poco conscientes del peligro, muchas personas trataban de acercarse al lugar del accidente. La policía y los bomberos acordonaron rápidamente el área, mientras las ambulancias empezaban a llegar a la dantesca escena.
En lo alto del edificio ardían restos del aparato siniestrado, mientras algunos cuerpos calcinados yacían en la calle entre hieros retorcidos.
De las 12 personas que viajaban en el helicóptero, entre ellos el jefe de carabineros de Chile, sólo una se salvó: el copiloto Ernaldo Carrasco, quien aseguró que el piloto trató de desviar la nave para alejarla de la calle, donde de haber caído, sin duda hubiese causado la muerte de muchas más personas.
Fue Dios, fue el destino fue la pericia del piloto, el hecho es que el helicóptero cayó en el depósito de mercancías vacío del almacén, donde en ese momento no se encontraban nadie. Si hubiese caído en alguno de los comercios llenos de personas comprando a esa hora, la desgracia hubiese sido mayor.
Once personas murieron en este accidente, que más allá del dolor de sus familias y el impacto en la opinión pública por la espectacularidad con que ocurrió, también puso en riesgo las excelentes relaciones entre Chile y Panamá.