El auge de Soná

De aguas puras y abundantes, está situada a orillas del río Tabarará, más tarde llamado San Pablo, y entre los ríos Tobálico y Tríbique que desaguan en aquel
Procesión de Santa María Auxiliadora en Soná, Veraguas, Panamá, 1953. Smithsonian Institution, EE.UU.

Soná, cabecera del distrito del mismo nombre, tuvo un crecimiento y auge desde mediados del siglo XIX con el desarrollo de la red rutas marítimas-portuarias nacionales y la comercialización de sus materias primas; principalmente la ganadería, la agricultura y la explotación de bosques, con las cuales abastecía principalmente a la ciudad de Panamá, hasta bien entrado el siglo XX.

Escuela Miguel Alba, Soná, Veraguas, 1950. 20-2005, National Archives, EE.UU. Ejemplo de la llegada del vocabulario de la arquitectura moderna tropical mezclada con elementos vernáculos en algunos edificios públicos del interior del país.

De aguas puras y abundantes, está situada a orillas del río Tabarará, más tarde llamado San Pablo, y entre los ríos Tobálico y Tríbique que desaguan en aquel. El río San Pablo desemboca en el golfo de Montijo, frente a la isla Papagayo, facilitaba la navegación de sus habitantes que realizaban en pequeñas embarcaciones hasta el mismo pueblo, a unas 18 millas de distancia. En el otro extremo estaba la desembocadura del río San Pedro, y por él remontaban embarcaciones hasta el puerto de Montijo (puerto Mutis), distante también 18 millas, sirviendo al tráfico de los habitantes de Santiago, Montijo y Río de Jesús (Ramón Valdés: Geografía del istmo de Panamá, 1905).

Puente sobre el río San Pablo, Soná, Veraguas, 1950. 20-2006, National Archives, EE.UU. Proyecto de construcción de carretera Panamericana.

H. Schuber & Bro's construyó un muelle en Soná, en el sitio de Barranco Colorado, como fondeadero del buque de vapor “Montijo”, que arribó por primera en febrero de 1868 en ruta hacia la ciudad de Panamá. El buque estaba fletado con una carga de 58 cerdos, 40 docenas de gallinas, 3 docenas de pavos, 20 sacos de arroz, 20 sacos de maíz, 200 libras de azúcar, cueros y pieles, así como 105 cabezas de ganado. Solo traía unos cinco pasajeros. (Panamá Mercantile Chronicle, 12 de febrero de 1868).

Multitud de personas bordeando una calle en Soná, Veraguas, Panamá, 1953. Smithsonian Institution, EE.UU.

Los intereses por la explotación de la ruta llegaron a ser de interés por la Pacific Steam Navigation Company, quien quiso negociar un contrato con el Gobierno colombiano por el derecho exclusivo de la explotación de la ruta con un servicio entre la bahía de Panamá, el puerto de Pedregal en la provincia de Chiriquí, dos viajes por mes, y el puerto de Soná en Veraguas, una vez al mes. La única comunicación marítima hacia esta región había sido sólo explotada por individuos privados. A cambio, la compañía permitiría llevar el correo nacional libre de costos, además de trasladar a los empleados del gobierno y los presos por la mitad de la tarifa regular. También negociaba otros acuerdos sobre sus rutas a Buenaventura y Tumaco en el Pacífico de Colombia (Star & Herald, 7 de diciembre de 1887). La ruta por el nuevo operador no llegó a ser establecida sino hasta 1903 con la entrada en funcionamiento del vapor “Taboga”, agregando una parada en Aguadulce.

Manuel Alba, sobre los poblados de Veraguas a inicios del siglo XX y de Soná en particular comenta: “Indiscutiblemente esta es la población de Veraguas que más rápido desenvolvimiento ha tenido. En su ornato cuenta la ciudad con un parque y otro en formación; con aceras de concreto, un hermoso templo y una capilla; varios edificios públicos destinados en su mayoría a la enseñanza; la casa de la municipalidad, algunas elegantes y cómodas habitaciones particulares y hermosísimos baños públicos en los ríos Tríbique, San Pablo y Cobre.

Su historia es corta, y precipitado su progreso, como que hasta hace poco aún existían algunas personas que conocieron el caserío que, separado de La Mesa, se llamó pomposamente "pueblo” y a quien la legislatura de 1918 concedió el título de ciudad tras negarle algunas importantes mejoras que reclamaban imperiosamente su crecimiento, su comercio y su vida misma. Su edad, pues, como entidad, puede apreciarse en un centenar de años escasamente que se encuentran representados prácticamente en su riqueza pública y privada; ejemplo bello de administración municipal, primero, porque representa un manejo impoluto de los haberes distritoriales, de la recaudación de sus rentas y de conservación de su crédito intacto; y vigoroso empuje, perseverancia y deseo de libertad. El segundo, porque implica iniciativa propia, confianza en la acción. En lo que hace a su ornato y otros detalles, hay quienes aseguren es aquella población quien mejores los posee en Veraguas; concepto que solo compartimos en parte, quizá porque tanto los unos como los otros distritos nos son ampliamente conocidos, pero que seguramente tiene su razón de ser, no solo por su delineamiento urbano, su comercio regularmente avanzado y el número de sus hijos que han perfeccionado su educación en los colegios europeos y norteamericanos, que hacen de su sociedad una sociedad culta y distinguida, sino por lo que constituye en líneas generales el método de vida, la tendencia a vivir de las industrias y el comercio como base sólida de su progreso.” (Manuel María Alba: Costumbres y paisajes de la sierra, 1925).

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