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- 05/09/2018 02:01
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A pesar de que ha tenido un descenso paulatino desde que se implementó la ley que previene y sanciona la violencia doméstica y tipifica estos homicidios, el femicidio sigue siendo uno de los delitos que preocupa a las autoridades.
En los últimos cinco años 93 mujeres han sido asesinadas de la mano de un hombre. Mientras que otras 52 han sido víctimas de un intento de asesinato.
Las estadísticas indican que durante el 2014 se produjeron 24 femicidios. Al año siguiente se dieron 27 casos. En 2016, los reportes hacen referencia a 19 casos. Mientras que en 2017 se dieron 18 y en que en lo que va de este año se han dado 4 casos, según datos recogidos por el Ministerio Público, publicados por la revista trimestral Ivstitia del Órgano Judicial. en su edición 76
Estos números se producen después de la entrada en vigencia de la ley 82 del 24 de octubre de 2013, que tipifica el femicidio y la violencia contra la mujer. De cada cinco homicidios que se registran contra las mujeres 4 son por femicidio, dijo Maruquel Castroverde, fiscal superior, citada por la revista del Órgano Judicial.
Sin embargo, existen otras estadísticas que hacen referencias a muertes violentas de mujeres que no son tomadas en cuenta como femicidios porque que se dieron en circunstancias distintas a las establecidas en el Artículo 132 del Código Penal. Estos homicidios suman 39 desde 2014 hasta lo que va de 2018.
Los homicidios tienen la característica de que las víctimas no han sido escogidas como blanco de un acto de violencia, explicó la fiscal. Esta es la razón por la que no se le considera como femicidio, añadió.
La mayoría de los homicidios de mujeres a manos de los hombres se producen entre parejas que están a punto de una ruptura sentimental, en casos de violencia doméstica, en donde el hombre se rehusa a separarse de la mujer, en donde existe la disfuncionalidad, explicó la fiscal. Otros casos, pero en menor grado, son producto de asalto sexual.
VIOLENCIA DOMÉSTICA
Según el sociólogo Marco Gandásegui, la violencia doméstica se asocia a un tema cultural que viene de nuestros antepasados y que aún está muy arraigado en nuestra sociedad.
El también catedrático de la Universidad de Panamá explicó que este flagelo está vinculado a la postura dominante del hombre sobre la mujer.
En una familia de la sociedad panameña, continúa Gandásegui, la mujer es el ‘ama de casa' y el hombre, ‘el jefe del hogar', concepto que proviene de las sociedades campesinas que se han trasladado a la ciudad con sus doctrinas.
‘Muchas otras mujeres aún guardan silencio, lo que genera la existencia de un subregistro en las estadísticas,'
MARCO GANDÁSEGUI
SOCIÓLOGO
El sociólogo concluye que los campesinos que se trasladaron a las ciudad transmitieron dichas costumbres a sus hijos, y estos a los suyos. Así, entonces, se ha reforzado el concepto machista que promueve la violencia doméstica. Pero, según el catedrático, se están dando cambios en la sociedad. Las mujeres están perdiendo el temor y la sumisión al hombre; se están atreviendo a denunciarlos por sus actos violentos.
Gandásegui cree que se está dando un ‘destape' de este fenómeno. ‘Antes a las mujeres no se les hubiera ocurrido ir a denunciar a su pareja, ellas se aguantaban cualquier tipo de maltrato', apunta el catedrático.
Aunque está convencido de que muchas otras aún guardan silencio —lo que genera la existencia de un subregistro en las estadísticas—, se atreve a pronosticar que esta actitud de las mujeres irá disminuyendo.
A juicio del sociólogo, las denuncias se duplicarán porque las mujeres están tomando conciencia de que tienen que poner un alto, eliminar el acoso y la violencia. ‘Con el tiempo el hombre tendrá que entender que las mujeres no son inferiores a ellos', dice Gandásegui, refiriéndose a la otra cara de la moneda.
El catedrático señala sin resquemor que los hombres tienen que evolucionar para extirparse esa cultura retrógrada y promover una donde no haya división de roles ni inferioridad de los integrantes de la célula familiar.
DE LA PROTECCIÓN AL RIESGO
El hogar debe ser un lugar de protección para la mujer, sin embargo, es el de mayor riesgo, explicó la fiscal. Rosa De León, por ejemplo, tiene hoy 45 años de edad, 14 de los cuales fue maltratada física y emocionalmente por su pareja y padre de sus tres hijos.
‘Las víctimas piensan que es una situación que va a mejorar y que lo pueden controlar, pero la realidad es que puede llegar a un desenlace fatal',
CALIXTA ARROYO
INAMU
La mujer pudo romper la cadena de violencia que arrastró, pero las secuelas quedaron marcadas, tanto en ella como en sus tres hijos, dos de los cuales no terminaron sus estudios secundarios. El menor decidió unirse al pandillerismo, producto de esta vida en la cual él es nada más otro eslabón en esa gran cadena de violencia que vivió durante su infancia.
La vida de Rosa la retratan fríamente las estadísticas. En Panamá, cada media hora se registra un caso de violencia doméstica.
‘Son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes', dijo el sumo pontífice católico durante una visita a Perú, en enero de 2018.
La Ley 82 del 24 de octubre de 2013 adopta medidas de prevención contra la violencia en las mujeres y reforma el Código Penal para tipificar el femicidio y sancionar los hechos de violencia contra la mujer.
Esta norma introduce otras conductas punibles que permiten brindar una mayor protección a la víctima, entre ellas, la sanción a la violencia económica, el quebrantamiento de sanciones, lesiones personales agravadas, lesiones psíquicas y la inducción al suicidio.
EL CICLO DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA
La violencia doméstica es un ciclo: se inicia con la luna de miel, la tensión, las agresiones y nuevamente la reconciliación. Las víctimas no se percatan del laberinto sin salida en el que se encuentran, viven esperanzadas en que la pareja va a cambiar hasta que en casos extremos se llega a la muerte.
En una entrevista previa, Calixta Arroyo, de Asesoría Legal del Inamu, recomendó buscar asesoría profesional, una terapia, si se considera necesario, para enfrentar el problema.
Por lo regular, ‘las víctimas piensan que es una situación que va a mejorar por sí sola y que lo pueden controlar, pero la realidad es que esto puede llegar a un desenlace fatal', explicó Arroyo.
Es importante, según la funcionaria, contar con el apoyo de amigos y familiares para empujar a las víctimas a denunciar los hechos y buscar ayuda idónea. ‘A ellas les cuesta buscar esa ayuda, lo consultan mucho con la almohada', añadió.
EL DIFÍCIL PROCESO LEGAL
La orientación profesional para llevar por la vía correcta una denuncia y que tenga éxito, es importante para evitar un desenlace fatal en los casos de violencia doméstica.
Presentar una denuncia no es suficiente para lograr una condena o una solución. Lo malo es que muchas veces el proceso es largo y esto causa que muchas mujeres se agoten y desistan.
En el proceso, es clave que desde que llega la denuncia a la Policía, se separe al agresor de la víctima para evitar que este la presione o manipule con el fin de que abandone la denuncia. En esta etapa en que ambos están separados, intervienen las autoridades para empoderar a la víctima. Esta separación se produce mediante una boleta de protección. Pero, esto no garantiza el cese de las agresiones.