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Elecciones 2024: Características del voto joven en Panamá
- 10/05/2023 00:00
- 10/05/2023 00:00
Uno de los objetivos más importantes que tienen los precandidatos presidenciales de cara a las elecciones de 2024 es captar el voto joven.
Según el Padrón Electoral preliminar, un estimado de 374.918 jóvenes votarán por primera vez en las elecciones de 2024, y los votantes que tienen entre 18 y 40 años representan un porcentaje considerable del padrón, casi un 40%.
El voto joven se ha convertido en un factor importante en Panamá; aproximadamente 35% de la población tiene menos de 35 años, lo que representa un enorme reto hacia el futuro para los partidos políticos, justamente la institución democrática que genera menos confianza en la ciudadanía, y esta cifra se agudiza notoriamente entre la población joven.
En los últimos comicios el 32% de los jóvenes habilitados para votar no emitió su sufragio; el desencanto con la democracia representativa, los partidos políticos y la falta de interés en lo público son elementos muy marcados en la juventud panameña del nuevo milenio. Hace unos días una encuestadora publicó datos que indican que cerca del 70% de los panameños no está interesado en participar en espacios públicos; esto es un reflejo de la despolitización de la juventud en una era posmoderna marcada por el individualismo extremo y la desconfianza.
Sin embargo, la participación de la juventud en las transformaciones sociales del país ha existido desde principios del siglo pasado. El 19 de agosto de 1923 un grupo de jóvenes profesionales se unió en torno a ciertas reivindicaciones nacionalistas y fundó la organización Acción Comunal, pero un año antes ya se había formalizado la primera federación de estudiantes de Panamá. Durante las décadas de 1940, 1950 y 1960 los jóvenes estuvieron a la vanguardia de las luchas por el perfeccionamiento de la soberanía nacional.
El historiador César del Vasto amplia las razones de la actual despolitización de la juventud panameña, argumentando que “durante las décadas de 1920 y 1930, Panamá tenía una educación de calidad lo cual permitió que los estudiantes se organizaran, la clase dominante de la época era muy inteligente y contestataria y no vislumbraba peligro en dicha politización de los estudiantes. Estos elementos permitieron que la juventud aspirara a mejorar las condiciones sociales del país, por eso cuando se da el golpe de Acción Comunal, en 1931, la mayoría de los participantes era jóvenes. Debemos tomar en cuenta que en 1922 se fundó la primera federación de estudiantes de Panamá y en 1923 se fundó Acción Comunal.
Y añade Del Vasto. “En las décadas de 1940 y 1950 la juventud estaba politizada y consciente de sus responsabilidades, buscaba luchar por la libertad y en contra del fascismo, de esta forma participó en la Constitución de 1941 y de 1946. Sin embargo, en la década de 1980 se dio un quiebre determinado por el asesinato de Omar Torrijos y la ofensiva neoconservadora, cuyo objetivo fue imponer el neoliberalismo en el mundo, y ese proceso buscaba despolitizar la juventud y quitarle la consciencia. Finalmente, con la invasión se consolida ese proyecto y vuelve la clase dominante atrasada de Panamá culturalmente (sector financiero y comercial) quienes piensan que el empobrecimiento político de la juventud le es conveniente a su proyecto político y económico”, señala el mencionado historiador.
Para la juventud panameña la política es corrupta en su esencia y la peor expresión de la política son los partidos políticos, esa es la razón por la que la marca “independiente”, a pesar de no tener propuestas contundentes para enfrentar los problemas estructurales de desigualdad social, de seguridad social, servicios básicos, educación o desempleo, genera simpatías en la juventud urbana, por el simple hecho de no pertenecer a partidos políticos.
Es notoria la influencia de las redes sociales en el voto joven y lo seguirá siendo en el futuro, y para las nuevas generaciones existen nuevos retos ya que las redes sociales permiten que las personas sean a la vez productoras y consumidoras de contenido noticioso. Llegar a los votantes más jóvenes requiere el uso de las redes sociales, los Centennials y los Millennials prefieren usar lo digital para obtener noticias y confían más en las redes como fuente de noticias. Según los datos de la encuesta de “Social Shere” de Harvard Kennedy School's Institute of Politics, un tercio de los votantes de la Generación Z o Centennials (nacidos entre 1995 y 2000), hubiera deseado saber más sobre los candidatos y sus posiciones en las últimas elecciones de medio término en Estados Unidos, en comparación con el 21% de los Millennials (nacidos entre 1982 y 1994), el 11% de los miembros de la Generación X (1965-1981) y el 6% de los Baby Boomers.
Esto deja claro que los políticos no están haciendo lo posible para enviar mensajes certeros a la juventud, al menos no por los medios digitales que los Millennials y Centennials utilizan para tener un voto informado.
El voto joven en Latinoamérica se caracteriza por ser más volátil y menos fiel a un partido político específico, en comparación con otros grupos de edad. Los jóvenes tienden a estar menos identificados con un partido político en particular y a estar más dispuestos a cambiar su voto según la coyuntura política o las circunstancias.
La volatilidad de los jóvenes explica el fin de la llamada luna de miel entre el nuevo presidente y los ciudadanos. Por luna de miel hacemos referencia al periodo inicial en el que los gobernantes elegidos gozan de un mayor capital político, ese periodo de gracia está desapareciendo, y lo podemos observar por el rápido descenso de popularidad de los últimos presidentes elegidos en América Latina.
Sinceridad de los candidatos y pérdida de valor de las promesas de campaña.
Temas como la transparencia son fundamentales para la juventud, pero como se ha convertido en un término de moda, los candidatos se verán obligados a explicar más el cómo, que el qué, es decir, invertir tiempo explicando la estrategia de transparencia en su gestión, e ir más allá del vocablo, más allá del poema.
Las promesas electorales han perdido valor, por ende, las propuestas políticas deben estar calendarizadas para que tengan algún tipo de validez en la mente del votante joven.
Temas relacionados a la revolución tecnológica, democracia digital, educación de calidad, apoyo al emprendimiento, cuidado del medio ambiente (propuesta verde), y transparencia en la gestión pública gravitan en la mente del votante joven, pero por encima de las propuestas, para poder capturar emocionalmente a la juventud dentro del mar de hipocresía e intereses de la política actual, el candidato debe aparecer como una persona sincera; la sinceridad es la clave para poder captar la atención de la juventud, esa, junto a la honradez, es posiblemente la cualidad más importante que un político puede tener en estos tiempos.