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Johanna Tejada: El enfoque de género puesto al servicio de los más vulnerables
- 03/10/2023 00:00
- 03/10/2023 00:00

Bogotana y con años de experiencia en temas de desarrollo en población víctima del conflicto armado colombiano, Johanna Tejada llegó a Darién con el afán de apoyar la respuesta humanitaria enfocada en niños y adolescentes migrantes y en búsqueda de refugio.
Igualmente su labor llega a los niños de las comunidades locales impactadas por la migración, además aporta con sus conocimientos como experta en género y prevención de violencia.
Llegó a Darién proveniente de su Colombia natal, en 2022. Quince años tenía trabajando en temas de igualdad de género y prevención de violencia sexual con sobrevivientes del conflicto armado de su país, cuando supo de la vacante que ofrecía el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Panamá. De inmediato se interesó y postuló.
“Quería conocer la respuesta que tiene Unicef en Darién para las personas migrantes y panameñas afectadas por la movilidad internacional, pero sobre todo conocer las afectaciones que tienen niños y adolescentes, porque siempre me había concentrado en los estudios de género en personas adultas”, contó Johanna, mientras en el “Espacio amigable” contiguo que tiene el organismo en la Estación de Recepción Migratoria (ERM) de Lajas Blancas, con el apoyo de su socio local RET Internacional, niños de varias nacionalidades saltan, gritan, cantan y bailan al ritmo de una canción infantil, un poco ajenos a sus circunstancias.

Cuando aplicó a la vacante, Johanna no tenía manera de saber cómo era Darién y cómo era Metetí, la comunidad donde la organización estableció su oficina. Lo más que podía imaginar era que, seguramente, se trataba de un pueblo alejado y precario como los tantos en los que había trabajado en Colombia.
Pero más que la lejanía, lo que le sorprendió un poco fue un aspecto cultural: “En Colombia estaba muy acostumbrada a que estaba la iglesia, el parque, la gobernación, la alcaldía y alrededor se construía la vida del pueblo. Aquí todo es disperso y es un poco más difícil ubicar dónde está la institucionalidad. Entender que todo es lineal fue un poco... de acostumbrarse en el día a día”, dijo.
En cuanto al trabajo, el principal reto ha sido adaptarse al ritmo de la situación migratoria. “Yo venía con experiencia en temas de desarrollo, y el trabajo en desarrollo es más pausado y a más largo plazo, porque son personas que se van a quedar. Aquí todo es rápido”. El día a día implica “tener la imaginación atenta” para pensar en estrategias rápidas que respondan a las necesidades de la población que varía de forma constante.

En 2022 se estima que 40.000 niños y adolescentes cruzaron la peligrosa selva de Darién y más de 71.000 la han cruzado en los primeros ocho meses de 2023, la mitad de ellos menores de 5 años, lo que hace que sea el año con más cruces de niños registrados.
Esta población, así como las poblaciones locales impactadas por la migración, tienen necesidades urgentes en términos de salud y nutrición, protección contra la violencia y acceso a servicios de agua, higiene y saneamiento.
En ese ejercicio imaginativo, Johanna se percató de que buena parte de las personas migrantes eran niñas, adolescentes y mujeres que no tenían un lugar donde sentirse seguras, atendidas y escuchadas. Fue entonces cuando se concibió la creación del espacio “Cuidado de mí”, un sitio donde las personas migrantes y en búsqueda de refugio pudieran retomar su humanidad tras meses viajando desde sus países de origen, huyendo de situaciones de violencia, inseguridad, discriminación o vulnerabilidad económica.

Creado con un enfoque de género, allí las adolescentes y mujeres encuentran implementos para arreglarse, objetos de primera necesidad –desodorante, toallas sanitarias, champú, papel higiénico y pasta de dientes, entre otros, en “La Tiendita”–, pero también pañales desechables, ropa interior para niños y ropa de segunda para toda la familia.
“Es que la belleza es una catapulta para restablecer de nuevo la dignidad”, aseguró Johanna, y la posibilidad de dedicar unas horas al autocuidado alivia el sufrimiento pasado.
“Aquí encuentran la oportunidad para la descarga emocional, para llorar un momento. Esto es un espacio protector, pero también un espacio de intercambio de saberes”, agregó.
“Cuidado de mí” es, admitió Johanna, su principal satisfacción desde que llegó a Darién, porque la afluencia de beneficiarias confirma su necesidad y la noción de que está aportando de forma positiva a la problemática de la movilidad. En estos espacios, presentes en las ERM de Lajas Blancas, San Vicente y Los Planes, se ha atendido a más de 24.000 personas.
Los retos, por su parte, aún son muchos. Hace falta, dijo, que “los gobiernos en general comprendan cómo deben atenderse los casos de violencia de género”, en los que el acompañamiento y la acción rápida de la justicia pueden significar toda la diferencia.
En complemento a la respuesta del Estado panameño a la llegada de personas a través de la selva de Darién, y coordinación con diferentes instituciones panameñas y otros organismos internacionales, Unicef contribuye proporcionando información precisa para promover una migración segura, ofrecer asistencia para salvar vidas, y apoyar el acceso de los niños a servicios esenciales, gracias a los fondos que recibe de Estados Unidos, de la Unión Europea, de la ONU y recursos propios.