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La corrupción y la violencia socavan la democracia de América Latina
- 12/04/2024 01:00
- 11/04/2024 18:49
La corrupción y la violencia vulneran la democracia de América Latina y el Caribe. Ninguno de los países de la región escapa de estos dos flagelos. Como consecuencia “la inestabilidad de los sistemas políticos ha crecido de manera muy importante en los últimos años”, advierte Francisco Rojas, politólogo internacionalista y rector de la Universidad La Paz de Chile, durante el World Compliance Forum que se realiza en Panamá del 10 al 12 de abril, y que impulsa el cumplimiento de normas antiblanqueo.
Rojas explica que en las últimas rondas electorales era característico que ganara la oposición. Pero en las nuevas rondas esto no será tan evidente. Varios de los gobiernos repetirían, por distintas razones. Pero particularmente por una: “la población no está contenta con los resultados de la democracia”, añade el politólogo.
Por tanto, el fraccionamiento de los partidos políticos provoca que aparezcan muchas opciones, pero ninguna con capacidad real de hacer cambios y estabilizar la situación de los países porque no tienen mayoría parlamentaria, “van a ser grupos minoritarios”, explica el politólogo, en su análisis de los riesgos de la democracia en la región.
La situación de Panamá es similar a la de otros países de la región, aseguró el rector de la Universidad de La Paz. Hay situaciones particulares, como candidaturas políticas y el asilo al expresidente Ricardo Martinelli Berrocal. Esto sumado a la fragmentación de la sociedad, que es alta en toda la región, afecta la generación de una política de Estado que sea capaz de enfrentar los problemas del país. Superar la dispersión y los problemas más álgidos del país y lograr la coordinación interinstitucional es una tarea esencial, añade.
En el índice de democracia, Panamá aparece en la columna de las “defectuosas”. En ese renglón lo acompañan Argentina, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Guyana, Jamaica, Paraguay, Suriname, y Trinidad y Tobago. El vecino Costa Rica aparece en la columna de las democracias “completas”.
En el índice de Transparencia Internacional, Panamá aparece en la columna “corrupción media” por debajo de Ecuador y al mismo nivel de República Dominicana. En la región, solo Chile y Uruguay aparecen con bajos niveles de corrupción. Venezuela, Nicaragua, Haití, Honduras, Guatemala y Paraguay presentan los más altos niveles. La capacidad para combatirla no es muy alta.
El presidente y los funcionarios son los principales cómplices de la corrupción, según una medición científica de la Universidad de La Paz. El funcionario pide dádivas y al sector privado le interesa otorgar sobornos. “Es una red completa que se liga al crimen organizado”, afirma Rojas.
La corrupción ha tocado las puertas de las instituciones más sagradas, que han perdido la confianza de los ciudadanos. A la falta de confianza y la corrupción, se le suma la violencia.
América Latina, con 9% de la población, es responsable del 33% de los asesinatos. En todos los países de la región crece el sicariato. Este es un problema que debe enfrentar Panamá, dice el politólogo. El año 2023 fue el más violento en una década. A diario se produjeron 1,5 homicidios en un país de un poco más de 4 millones de habitantes. De las 50 ciudades más violentas del mundo, 39 están en América Latina.
Ecuador es el país con mayor porcentaje de asesinatos (44%) . Le sigue Honduras (31%), Venezuela (26%), Colombia (25%) y México (23%). El índice de homicidios en el caso de Panamá es 12 por cada 100.000 habitantes. “Una pandemia, según la Organización Mundial de la Salud”, dijo el politólogo.
Hay países que tenían tasas de homicidios muy bajas, por ejemplo, Chile (4,5%) y Uruguay (11,2%), que las han aumentado de manera importante. Pero son los países caribeños quienes tienen la mayor tasa de asesinatos de la región: San Cristóbal y Nieves (65%) y Jamaica (60%). Enfrentar el tema de la violencia requiere políticas que conlleven una visión de unidad nacional, recomendó el politólogo. “Es esencial que los partidos políticos, independiente de su tema ideológico, se puedan poner de acuerdo en que el principal reto es recuperar el control de las armas y recuperar el control territorial”, agrega.
Rojas explica que en los Estados (de México a Argentina) hay áreas donde existe una gobernanza delincuencial, donde el Estado no controla. Allí hay muchos otros actores que toman decisiones. “Eso también se expresa probablemente en Panamá y requiere de una política de Estado. (...) No una política de gobierno, que a lo único que lleva es a un debate sobre cómo se aumentan las penas de cárcel, que no resuelven el problema”, concluye.