La peligrosa ruta del Darién contada desde la experiencia del periodista Óscar Ramírez

Actualizado
  • 22/02/2024 00:00
Creado
  • 21/02/2024 19:17
El reportero mexicano relata la travesía en la selva de Darién. Cuenta los vejámenes a los que se enfrentan los migrantes

Él es un osado periodista y documentalista mexicano que en tres ocasiones se ha atrevido a recorrer la selva de Darién. Por la memoria de Óscar Ramírez se cruzan muy malos recuerdos de aquellas experiencias. Lo conmueven, al punto de que sus ojos se llenan de lágrimas. El recuerdo del cuerpo de una embarazada en estado de descomposición, un niño ahogándose en un río, una mujer baleada y otra violada han marcado la vida del periodista, que promete que continuará realizando la travesía hasta que concluyan los atropellos contra las personas migrantes.

En la selva de Darién su misión sobrepasó las fronteras profesionales y muestra el lado humano de un periodista, cuando tuvo que decidir entre una primicia y resguardar la integridad de un niño. Un niño que quiso tenerlo como papá, por un día, para que lo cuidara de los peligros del camino. La entrevista con el periodista se da en el contexto del “Primer Foro Internacional de Seguridad, una perspectiva global” y su relato es una muestra de la compleja crisis migratoria que experimenta la región.

Después de arriesgarlo todo en Darién, ¿qué te impresiona más, el río Bravo, el desierto o la selva?

Las dos rutas son muy diferentes. Operan de manera diferente, en términos del crimen organizado y de organismos internacionales. Es diferente el sufrimiento. En México existe el extremo abuso del crimen organizado. La amenaza de que si no me pagas te quito la vida. En comparación con Panamá y Colombia, es el territorio tan inhóspito y peligroso. Ver a una persona deteriorada, cuerpos en estado de descomposición, niños que se están ahogando y que están pasando por una situación espantosa. Lo digo y me asaltan los recuerdos de niños diciéndole a su mamá que no querían pasar por allí. Que reclamaban, ¿por qué los tenían allí? Son dos fronteras con dos impactos completamente diferentes. Pero, un mismo mensaje: un migrante tiene que sufrir para poder llegar a un sitio. Eso no debe existir. La migración debe ser segura y con un propósito. No podemos regularizar que una persona siga sufriendo en una selva, un desierto o una montaña.

Durante la cobertura, ¿te has encontrado con algún dilema ético en el que hayas tenido que decidir entre tu profesión y preservar la integridad humana?

Eso me ocurrió en la última travesía. Venía documentando la ruta. Fue un día que llovió mucho. Íbamos a subir a Caña Blanca. No pudo hacerse. Llegamos a un sitio donde estaban asaltando a los migrantes. Los agentes del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) cayeron y los bandidos se fueron huyendo. Eran unos nativos, los asaltantes. Ellos (Senafront) rescataron como a mil personas. Las dejaron en un campamento. A las 5:00 de la mañana, tuvimos que movernos porque estaba creciendo mucho el río. Al principio estaba documentando el cruce de los migrantes, pero llegó un momento en que era más fuerte la corriente. Llegó un niño y me dijo: ‘Señor, ¿me puede cargar porque mi mamá no puede hacerlo? Me volteé a mirar a la mamá y vi llagas en sus pies. Ya no podía caminar.

¿Qué hiciste?

Miré a todos los oficiales. Todos estaban ocupados. Me tocó cargarlo. No quería, pero me tocó cargarlo. Más adelante su mamá me pidió nuevamente cargarlo. Me tocó cargarlo de nuevo.

¿Qué te llevas de ese momento?

Lo más fuerte que tengo en mi memoria de aquel momento es que cuando lo crucé (al niño) por última vez me dijo: ‘¿puedes ser mi papá por un día?’ Eso me ha marcado por el resto de mi vida. No sé dónde está, en qué lugar está, no sé nada de él. Por eso creo que tengo un trauma en la cabeza y quiero encontrarlo. No importa donde esté, pero quiero que esté bien. Tuve que dejar mi profesión a un lado. Ese es un momento en el que tienes que ser humano y no puedes depender de un salario.

¿Qué les dirías a los colegas sobre cómo hacer una cobertura de migrantes?

Es un tema muy sensible. Existe tráfico de niños y mujeres. También hay niños no acompañados. Al momento de hablar de esos temas tenemos que tener la sartén por el mango. Hay que tener la verdad contigo. Es importante que cuando se está tocando este tipo de temas, tengas también tu lado humano. Pero, ante todo, debes mostrar la verdad. Fuera de las cámaras puedes mandarle un mensaje a esa persona. Ayudar y decirle que todo va a estar bien, ¡sigue adelante!

¿Lo más dramático que has visto en la selva?

Entre lo del asalto, ver a una migrante que recibió un impacto de bala y que se estaba muriendo, y el cargar a niños. Lo más fuerte: que una mujer te diga que hace dos minutos la acaban de violar. Su cara. Verla cómo estaba completamente descompuesta y destrozada. No me imaginaba cómo un hombre tomó esa decisión y en medio de la selva. Lo peor es que lo había hecho numerosas veces. Eso fue muy fuerte: el abuso a una mujer. Y ni hablar de un cuerpo en estado de descomposición, el de una mujer embarazada.

¿Por qué insistes en regresar a la selva?

Si siguen existiendo abusos, los tengo que documentar y lo haré hasta que acabe.

En tu experiencia, ¿cuál es el trayecto más duro?

La Loma de la Muerte, de las Banderas, que está en los límites de Panamá y Colombia. Causa mucho cansancio subirla. No me imagino a una madre con niños recién nacidos subiéndola. Me ha tocado ver eso. Es una pendiente enorme, con un clima sumamente húmedo y un terreno resbaloso. En partes tienes que subir con una cuerda. A medio metro hay un declive y otro más... Huele horrible, a cuerpos en estado de descomposición. Es una pesadilla. Esa montaña en vez de ser el camino al cielo, es al infierno. No se lo deseo a nadie.

¿Qué mensaje le enviarías a los migrantes?

Lo que les puedo decir es que no crean que un coyote, un traficante, es su amigo. ¡No lo es! Es una persona que solamente te ve como un número o una moneda. Tenemos que entender que esa persona te quiere hacer daño. No hay que tenerlo como un recurso. El crimen organizado va seguir operando. Esa es su manera de operar. Están generando millones.

¿Qué grupos criminales has identificado?

Algunos son nativos y otros delincuentes del Cartel de Golfo que bajan desde la montaña hasta tierra panameña. No es una mentira. Están robando a los migrantes.

Lo que les puedo decir es que no crean que un coyote, un traficante, es su amigo. ¡No lo es! Es una persona que solamente te ve como un número o una moneda”.
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