La ‘ley zanahoria’ cambió las normas del juego

Actualizado
  • 04/12/2011 01:00
Creado
  • 04/12/2011 01:00
Desde el 9 de noviembre, los decretos N° 1896 y 1899, más conocidos como ‘ley zanahoria’, obligan a los locales nocturnos a cumplir un h...

Desde el 9 de noviembre, los decretos N° 1896 y 1899, más conocidos como ‘ley zanahoria’, obligan a los locales nocturnos a cumplir un horario de domingo a miércoles desde las 9:00 a.m. hasta las 2:00 a.m., y de jueves a sábado desde las 9:00 a.m. hasta las 3:00 a.m. A raíz de esto, el juego dentro de los clubes nocturnos también cambió.

Uno podría suponer que los consumidores, conscientes que tienen menos horas para permanecer en el establecimiento esperando a su meretriz, llegarían antes al lugar. Pero no. Según los mozos y los bien cuidaos, la concurrencia ha caído ‘notoriamente’.

‘Chuzo, la ley zanahoria pegó duro. Mira esta vaina, no hay nadie comparado a un mes atrás’, comenta uno de los mozos de uno de los clubes nocturnos más exclusivos.

Cuando se acerca la hora de cerrar el lugar y cumplir con el decreto, dentro de los clubes las mujeres comienzan a alborotarse paulatinamente como un enjambre de avispas. Claro, no queda mucho tiempo para facturar, como tampoco hay con quién.

CUANDO EL RELOJ MANDA

Por esta razón, los consumidores también juegan con la ‘desesperación’ de las chicas. Basta con tomarse unos minutos para observar y escuchar lo que termina siendo un juego de estrategia.

A simple vista, se nota, en primer lugar, cuáles han sido las que menos trabajo han tenido durante la noche. Éstas son las primeras en buscar el diálogo, bajo el eslogan de ‘no queda mucho tiempo, papi’.

Las más afortunadas, cuyo saldo ya es suficiente para una jornada, cuentan los minutos para irse.

Cuando la suerte está de su lado y consigue atraer la atención de alguno, la situación de invierte. La cazadora termina siendo la presa. Presa del poco tiempo y del ingenio de quien ahora es su cazador.

Aunque en algunos clubes está prohibido intercambiar teléfonos con los clientes, las reglas no siempre se cumplen. Ellos, con el fin de conseguir un negocio más barato del que le ofrecen, pretenden conseguir el número de celular de las chicas para encontrarse después en otro lugar.

Aunque no siempre la estrategia surte efecto, a veces la soledad desespera y los códigos se deshacen entre suspiros y acuerdos.

‘Esto es de locos. De un mes para otro, ha bajado como un 50% la gente que viene. Es casi medianoche y esto está casi vacío. Antes no era así’, explica un portero que trabaja hace ya dos años en uno de los clubes más conocidos por los panameños.

Asimismo como la gente sale antes de los lugares, los retenes policiales también cambiaron de horario. El juego es el mismo, sólo que ahora se juega más temprano.

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