La mayor ciudad de la frontera sur de México, Tapachula, emplea a migrantes que quedaron varados por las restricciones del presidente de Estados Unidos,...
- 22/05/2009 02:00
- 22/05/2009 02:00
PANAMÁ. El estribillo de aquella popular canción que dice “en el mar la vida es más sabrosa. . “, ha dejado de ser himno para los pescadores artesanales debido a la inseguridad que reina también en las aguas marinas panameñas.
La muerte a tiros de dos hermanos pescadores residentes en Playa Leona, en La Chorrera, ocurrida durante la madrugada del miércoles en aguas cercanas a la costa de Panamá Viejo, ha sacado a flote una vorágine de temores, la cual mantiene atrapados a quienes zarpan para pescar los productos del mar.
Es una encrucijada en la que nadie sabe quién es quién. Los pescadores huyen porque son atacados por piratas disfrazados de policías, es decir, en una voz de alto ¿cómo saber si realmente la Policía es o no es? Al mismo tiempo los policías confunden a pescadores con posibles narcotraficantes y piratas —delincuentes—. Si sumamos a esto la oscuridad de la noche, el asunto se vuelve aún más peligroso.
“Desde que anochese nadie puede estar lejos de los compañeros. Hay que recogerse temprano, porque hay mucho peligro”, cuenta Manuel Aparicio, uno de los pescadores que ancla su embarcación en el Mercado de Mariscos, en pleno centro de la ciudad capital. Desde hace ocho años le ha tocado lidiar con este miedo para poder llevar su sustento a casa.
“La situación de inseguridad en el mar ha venido de mal en peor. Ya no sabemos con quién contar, porque cada día la situación va empeorando”, dice preocupado. “A veces topamos lanchas rápidas que nos llegan camufladas como policías. Pensamos que son los patrulleros, pero no, son delincuentes”.
Además de que les han robado las máquinas de las lanchas, la gasolina y los tiran a ellos al agua, los delincuentes también les disparan a matar. Muchos han sido heridos.
Hace dos meses hubo unos pescadores heridos. De ellos no se ha sabido nada, agrega.
“Muchas veces cuando se nos da la voz de alto no sabemos si detenernos o seguir, porque ya no sabemos quién es quién. No sabemos cuál es el policía y cuál es el delincuente”.
El miedo ha llevado a los pescadores a tomar sus propias medidas de seguridad. Aunque para ellos signifique menos ganancia, dicen que es mejor conservar la vida.
Optaron por no pescar después de las seis de la tarde. Y ni siquiera salen a pescar una hora antes de que salga el sol. Lo hacen desde las 6:00 a.m.
Manuel Ortega, otro pescador que lleva en el oficio 7 años, manifiesta que ante la encrucijada generada entre “policías y delincuentes”, es mejor no arriesgar el pellejo. Prueba suficiente es lo que pasó a los pescadores de la embarcación Niña Evy de Playa Leona.
Ortega conoce el área de la costa “La Maestra”, de donde venían los jóvenes que fueron interceptados por policías y agentes Antidrogas. “Es uno de los lugares más peligrosos”.
Sin embargo, algunos se arriesgan por una mejor pesca. Ellos, en el Mercado de Mariscos, seguirán haciendo como los peces, agrupándose para poder sobrevivir, hasta que se calmen las aguas.