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- 06/04/2009 02:00
- 06/04/2009 02:00
COLOMBIA. En octubre de 2007, Margarita Pabón —cerebro jurídico de DMG y mano derecha de David Murcia— contactó al ex director de impuestos de Colombia, Carlos Espinosa Pérez, para revisar la legislación vigente en ese país para hacer negocios a nivel internacional y en materia de captación de dinero.
Espinosa, quien se habría entregado a las autoridades de EEUU y convertido en uno de los principales testigos contra Murcia, cumplió su tarea con eficiencia, y el 8 de octubre de 2007 en una carta de siete páginas, explicó los requisitos que necesitaría DMG para convertirse en una sociedad comercializadora a nivel internacional.
Posteriormente, en un nuevo concepto, revisó las normas en otros países y explicó minuciosamente el funcionamiento del negocio bancario en Ecuador, Venezuela y Panamá, con particular detalle en este último.
Experto en asuntos tributarios y financieros, Espinosa alertó entonces al cerebro jurídico de DMG y mano derecha de Murcia, Margarita Pabón, del trámite y aprobación en agosto de 2008 del Decreto Ejecutivo No.52, que según él, cambiaba las condiciones para captar recursos del público en Panamá.
Espinosa explicó que el decreto especifica que “el negocio de la banca podrá ser desarrollado únicamente por quienes hayan obtenido la licencia bancaria respectiva” y llamó la atención sobre un parágrafo donde se prohibía a toda persona captar “en o desde la República de Panamá, directa o indirectamente, recursos del público por medio de la aceptación de dinero en depósito o cualquiera otra modalidad”.
El experto hizo la salvedad de que la actividad se podría ejercer siempre que tuviera licencia o autorización, o que se dedicara a actividades de captación expresamente exentas por ley del requerimiento de dicha licencia.
En el mismo documento, Espinosa detalló las funciones de vigilancia de la Superintendencia en Panamá, anotó la intervención de la entidad en caso de no tener licencia, transcribió las sanciones estipuladas por incumplir las normas y expresó su preocupación por el significado de las nuevas limitaciones para la naciente operación de DMG en Panamá.
La advertencia de Espinosa afectaba visiblemente las intenciones de Murcia en Panamá. Por eso decidió diseñar una estrategia hasta hoy desconocida: tratar de modificar las normas, constituir sociedades espejo, conseguir contactos en Panamá y asignar dentro de la organización DMG a una persona con experiencia jurídica y política para que se acercara a las autoridades financieras del país y llegara hasta la misma Presidencia de la República.
La misión más importante se hizo en corto tiempo. Carlos Javier Sánchez Cortés, coordinador en Derecho Administrativo, Telecomunicaciones y Responsabilidad de la firma MPC Pabón Castro Asociados, remitió a la firma Lawyers Enterprise, los abogados de Murcia en Colombia, 10 escrituras de sociedades expedidas en una Notaría de Panamá en septiembre de 2008, que concentraban la operación en este país.
Posteriormente se crearían otras 200 empresas para captar recursos del público. De esta forma se empezó a consolidar la primera fase de la operación en Panamá.
Pero Murcia, alertado por sus abogados de lo que había planteado Espinosa y con necesidad de empezar a colocar en Panamá el dinero proveniente de su lucrativo negocio en Colombia, decidió que lo mejor era coger el toro por los cuernos y buscar contactos de alto nivel que le permitieran hacer una reforma financiera, que acomodara la legislación a las necesidades de su negocio.
En Panamá, Murcia contemplaba el nombre de Ernesto Chong y en Colombia el de la abogada Adriana Betancourt Ortiz, quien cumplía los requisitos exigidos por Murcia: conocía los “intríngulis” de la política local por haber sido secretaria general del gobernador del departamento de Cundinamarca, Pablo Ardila (hoy en la cárcel acusado de enriquecimiento ilícito) y trabajaba en una región donde DMG tenía contactos estratégicos para infiltrar la campaña que se avecinaba para elegir al nuevo gobernador, Betancourt se ha defendido, diciendo que sólo tuvo un contrato de tres meses con DMG, pero nuevos documentos la ponen entre la espada y la pared.
Según los registros de inmigración de Colombia, el 15 de marzo de 2008 en el vuelo 060 de la aerolínea Avianca, Betancourt viajó a Panamá, donde permaneció durante una semana.
Aunque no se sabe cuál fue el propósito del viaje, coincide con las actividades que DMG consolidaba en ese país. Además de las ya conocidas gestiones que le ordenó Margarita Pabón el 29 de agosto de 2008 para lograr una reunión con el presidente Martín Torrijos, otros documentos que analizan las autoridades en Colombia la señalan como una persona clave en el caso.
En un documento conocido por La Estrella se señala a Betancourt de manejar los acercamientos a los gobiernos de Panamá y Venezuela y con la Superintendencia de Bancos. (Ver facsímil)
En otro documento se refleja una misión mucho más complicada: se habla de una comisión de éxito y se cita a Betancourt como la encargada de manejar las relaciones con el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el de Panamá Martín Torrijos y el de Perú Alan García. (Ver facsímil).
Con una coincidencia más, que hace referencia al concepto que meses atrás diera el testigo clave ante las autoridades de EEUU, Carlos Espinosa, sobre las normas financieras en Panamá.
Según se desprende de los nuevos documentos, la tarea de Betancourt era también manejar todo lo relacionado con una reforma financiera en Panamá que le permitiera a DMG trabajar a sus anchas.
Betancourt también tenía como misión, una vez acabara la operación en Panamá, replicar el modelo en Venezuela. El resultado de sus gestiones sigue siendo, por ahora, un misterio.