Número de estudiantes universitarios aumenta en un 35% en 10 años

Actualizado
  • 26/04/2020 00:00
Creado
  • 26/04/2020 00:00
La mayor cantidad de estudiantes está en el sector público, pero el origen de nuevas universidades particulares ha facilitado la admisión de un gran número de estudiantes al sistema educativo
A pesar del crecimiento de la educación superior privada, las universidades estatales tienen la mayoría de los estudiantes.

El número de estudiantes en las universidades públicas y privadas en Panamá aumentó un 35% en una década. Sin embargo, no todos terminan los estudios.

La educación superior tiene un papel clave en el desarrollo y expansión de las capacidades, a través de la formación profesional y técnica del capital humano, así como en la creación del conocimiento necesario para la innovación y el incremento de la productividad.

La cantidad de matrícula en las distintas universidades del país fue de 1,621,613, de 2008 a 2018, según las cifras que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC).

Las universidades estatales tienen la mayoría de los estudiantes, pero las universidades privadas han incrementado sus matrículas.

Número de estudiantes universitarios aumenta en un 35% en 10 años

“Tomando en cuenta el origen de nuevas universidades particulares y la diversidad de ofertas educativas brindadas por estas, se ha facilitado la admisión de un gran número de estudiantes al sistema educativo”, destaca el INEC en su último informe con el análisis de las matrículas en el sector superior.

La mayor cifra de personas egresadas estudiaron carreras pertenecientes a los campos de educación, comercial y administrativo, seguido de formación de personal docente y ciencias de la educación.

El Banco Mundial (BM), en mayo de 2017, reconoce el incremento de los estudiantes en las universidades.

Número de estudiantes universitarios aumenta en un 35% en 10 años

“El número de estudiantes de programas de educación superior prácticamente se duplicó en América Latina y el Caribe en la última década. Pero dado que apenas la mitad de ellos se gradúa a tiempo, aún queda mucho por hacer en términos de eficiencia y calidad”, de acuerdo con el informe del Banco Mundial publicado y titulado: Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe.

En Panamá, del más de un millón de matriculados en las universidades públicas y privadas, solo el 17% logró graduarse según las cifras del INEC.

El incremento de los estudiantes en las aulas de clases durante el periodo antes mencionado, desde la óptica de Richard Morales, se debió a “un crecimiento acelerado en el país, una bonanza temporal, a razón de la ampliación del Canal, con un aumento de ingresos para muchas familias trabajadoras, creando mejores condiciones para que integrantes de la familia puedan dedicarse a los estudios”.

Número de estudiantes universitarios aumenta en un 35% en 10 años

“La opción de estudiar o no depende en muchos casos del nivel de ingresos de la familia. Una mayor oferta de universidades privadas, con planes más flexibles, y mayor exigencia en el mercado laboral de estudios superiores, también influye”, manifiesta el docente y analista político.

En octubre de 2019, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó la presentación del estudio Diagnóstico de la educación superior en Panamá.

La investigación ofrece una apreciación de la medida en que las instituciones de educación superior en Panamá están brindando una formación de calidad y de qué manera está adecuada a las demandas de la economía.

El estudio, que incluyó un análisis cualitativo y cuantitativo, estuvo a cargo de los consultores internacionales, Liz Reisberg, investigadora en el Centro de Educación Superior del Boston College (Massachusetts, Estados Unidos); y Pablo Lavado, profesor e investigador de la Universidad del Pacífico (Lima, Perú).

Los investigadores analizaron el año 2017 y revisaron documentos e informes oficiales, documentos e informes realizados por terceros; entrevistas, así como referencias y bibliografías internacionales.

Durante la presentación de los informes, el secretario nacional de la Senacyt, Víctor Sánchez Urrutia, estableció que es necesario que la educación panameña se transforme. “Tenemos que empezar a construir universidades que se dediquen más a la investigación, porque eso es lo que crea el acceso al conocimiento”.

En cuanto a las fortalezas encontradas, Reisberg aprovechó su intervención para indicar que “la diversidad del sistema educativo panameño es una riqueza, ya que hay universidades de distinta índole”.

Sin embargo, la debilidad más importante que arrojó el diagnóstico fue que el sistema educativo superior es “demasiado rígido”, que el currículo cuenta con muchas materias obligatorias para que el estudiante se gradúe, y que los planes de estudio no ofrecen flexibilidad para experimentar en otras áreas.

Entre los cambios necesarios al plan curricular, destacó que se necesita mayor flexibilidad, así como dedicar más atención a competencias digitales y habilidades blandas. Asimismo, el estudio encontró que se necesita ofrecer más oportunidades para la práctica desde el inicio hasta el final de la carrera universitaria, que incluyan pasantías y proyectos aplicados al mundo real, integrando así la educación formal con la experiencia para participar en la educación continua.

Como parte del Diagnóstico de la educación superior en Panamá, Lavado realizó un análisis del retorno por la inversión en educación superior en el país entre 1995 y 2017, y señaló que este ha estado disminuyendo. “El retorno de la educación superior consiste en comparar cuánto gana un egresado universitario en comparación con un egresado de la educación secundaria, básica o una persona sin estudios, y lo que hemos visto es que ha estado disminuyendo”.

Ante este panorama, la investigación planteó cinco hipótesis. La primera es que se ha dado un crecimiento exponencial del número de universidades en Panamá. “El sistema de educación superior en Panamá experimentó en la década de 1990 una expansión de la oferta sin precedentes: el número de universidades pasó de 6 en 1990 a 38 en 2018, lo que ha podido generar una heterogeneidad, una diversidad en la calidad de las universidades, que no necesariamente están produciendo universitarios de alta calidad”, dijo Lavado.

La segunda hipótesis es que los profesionales que se han estado graduando no han estado alineados con lo que demanda el mercado laboral. “El crecimiento económico en Panamá ha estado fundado en construcción y en servicios; sin embargo, ha habido una misma producción de egresados universitarios en las carreras tradicionales”.

La tercera hipótesis es que se ha dado un aumento de estudiantes mujeres en las universidades, lo cual es positivo, pero una vez finalizan las carreras, por alguna razón cultural o de discriminación, estas mujeres se están empleando en profesiones que no son tan remuneradas como aquellas que son optadas por los varones.

La cuarta hipótesis es que se ha observado una alta demanda por trabajadores no calificados en comparación a los trabajadores calificados. Esto ha ocurrido porque fundamentalmente “el crecimiento económico de Panamá se ha sustentado en la construcción, por lo que egresados universitarios no encuentran trabajos para los cuales estudiaron.

Una quinta hipótesis es que se ha registrado una alta inmigración, “una alta entrada de extranjeros en Panamá, que en mayor proporción han estado ocupando cargos más altos (directores, gerentes, etc.), que son mejor remunerados”.

“Todo esto ha redundado en una caída del retorno por la educación superior en Panamá. Ante este panorama, lo que se recomienda es tratar de alinear la educación a lo que demandará el mercado laboral en el futuro, es decir, diseñar carreras de innovación y tecnología para que se puedan adaptar los currículos, e igualmente las profesiones y las expectativas de los panameños”, concluye Lavado.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus