La Policía Nacional aprehendió al alcalde electo de Pocrí por presunto peculado, tras una investigación relacionada con proyectos no ejecutados del Conades...
- 07/08/2022 00:00

En las últimas semanas se ha venido dando un intenso debate sobre la regulación de precios, por lo que vale la pena intentar una reflexión sobre el tema. En esta se debe, para comenzar, establecer una distinción entre el control rígido de precios, que simplemente apunta hacia la congelación de los mismos, de la regulación de precios, en la que se busca regular los márgenes de beneficios, intentando evitar, además, la distorsión ineficiente de los precios relativos. Esto lleva a una primera pregunta: ¿por qué regular los márgenes de ganancias?
La teoría microeconómica tradicional propone que el sistema de precios sin regulación puede, aun cuando no necesariamente, generar una situación óptima desde el punto de vista económico, en la cual el precio equipare el costo marginal con la utilidad marginal. Sin embargo, para que esto ocurra se tendrían que dar cinco condiciones que no son fáciles de alcanzar: la presencia de agentes perfectamente racionales; la presencia de un gran número de vendedores y compradores de manera que ninguno pueda afectar el precio de mercado; plena libre entrada y salida de los mercados; bienes o servicios plenamente homogéneos; información perfecta de todos los agentes económicos, incluyendo las que tienen que ver con el futuro.
El hecho que la mayor parte de los mercados no muestran todas estas características, se ha llevado a desarrollar todo un cuerpo conceptual para estudiar los llamados mercados de competencia imperfecta. Es a lo que los economistas se refieren cuando hablan de monopolio, oligopolio, monopsonio y competencia monopolística.
Manteniéndonos en lo que podemos llamar la corriente principal de la teoría económica, se puede señalar que, de acuerdo a la misma los mercados con concentración económica, que no corresponden a la competencia perfecta resultan ineficientes. En estos el precio supera al costo marginal, dando lugar a una renta monopólica, dado que dicho precio sería superior al que existiría en competencia perfecta.
A esto se debe agregar que la cantidad producida y transada en el mercado sería inferior al de la competencia perfecta. En este sentido la presencia de imperfecciones de mercado reduce el bienestar del consumidor por dos vías: precios altos y una cantidad inferior de bienes. También se ha observado que en el tipo de mercado que ahora analizamos la tendencia es hacia una calidad inferior y a una menor tendencia hacia la innovación.
A esta altura del análisis es importante señalar que la presencia de estructuras económicas concentradas en nuestro país es un hecho plenamente aceptado por muchos economistas, pese a que los mismos puedan tener diversas visiones en los términos de Schumpeter. Para dar un ejemplo de esta situación podemos citar al Profesor Guillermo O. Chapman quien, en su reciente libro “Hacia una Nueva Visión Económica y Social de Panamá (2021), afirma que: “la realidad es que el reducido tamaño de la economía ha facilitado la proliferación de oligopolios, entre los que se destacan la importación de alimentos, dominada por un número reducido de grandes importadores; la distribución de medicinas; la producción de azúcar, harina de trigo, cemento y bebidas alcohólicas y no alcohólicas” (p. 32). A esto añade que: “el Estado panameño no tiene los mecanismos que necesita una economía capitalista para regular monopolios, oligopolios y los servicios públicos” (p. 32).
Con el fin de precisar la problemática del impacto negativo de las estructuras oligopólicas sobre el bienestar de la población consumidora, es útil establecer como el sobre nivel de los precios está relacionado con el poder de mercado de dichos oligopolios.
La explicación más sencilla de esto está dada por la formación de precios por el método del Mark – up. En este procedimiento, tal como lo han concebido Kalecki, Blair, así como Hall y Hitch, los empresarios partirían de sus costos primos a los que agregarían un margen para cubrir sus costos generales y obtener una ganancia. Este margen sería mayor entre más grande sea el control de estos sobre el mercado. Las empresas más grande, como ha señalado Lanzcilloti en un artículo realizado para la Brookings Institution (1958) podrían partir de los llamados costos normales y colocar un margen sobre estos para alcanzar el nivel de ganancias que se han propuestos como meta.
Es importante, entonces, destacar que en Panamá los márgenes de comercialización resultan elevados en diversos productos fundamentales. Es así, por ejemplo, que utilizando el cuadro de oferta y utilización que publica el INEC se puede detectar que el margen de comercialización de los productos farmacéuticos, botánicos y sustancias químicas conexas, fue de 87.4% en el 2019, último año para el que existen datos.
En el caso de los alimentos se destaca por mucho el rubro de legumbres, raíces y tubérculos. En este caso la misma fuente permitiría calcular que en el 2019 el margen de comercialización fue de 105.9%.
La alimentación como la salud, como se ha dicho, son ampliamente reconocidos como derechos humanos, tanto por los acuerdos internacionales como por nuestra Constitución Política. Es, entonces evidente, que los elevados márgenes de ganancia de los oligopolios son un atentado contra estos dos derechos humanos fundamentales.
Frente a esto es más que evidente que la función del gobierno debería ser la de utilizar los mecanismos necesarios para evitar que los agentes oligopólicos, con sus precios elevados a los consumidores y reducidos a los productores, atenten contra el derecho humano a la alimentación. Esto significa la introducción de una política pública destinada a regular, en el sentido que se definió al principio de este artículo, los márgenes de ganancias y hacerlo correctamente.
El acuerdo firmado entre las partes en el diálogo facilitado por la Iglesia Católica lastimosamente no cumple con estos requisitos. En los mismos se acordó un listado de productos de la canasta básica ampliada que serían objeto de medidas para reducir su precio al consumidor. Lo importante aquí es destacar que para una buena parte de estos el objetivo se lograría con subsidios.
En la medida que el Estado compre al precio de mercado realmente estaría respetando el poder de mercado de los vendedores, el cual sería financiado por los subsidios. En Panamá, donde la tasa tributaria de los que más ganan es baja y donde, además, el sector corporativo se da el lujo de evadir impuestos anualmente por un monto equivalente al 10.0% del PIB, el subsidio solo se podrá financiar con deuda o el recorte de gastos en servicios públicos.
Adicionalmente nadie asegura que las compras no se dirijan hacia agentes políticamente favorecidos, generando sobre costos. Tampoco fue cierto que los acuerdos del diálogo lograran el compromiso de generar una verdadera institucionalización de la regulación de precios.
Desde el punto de la canasta básica ampliada se trató de un diálogo fallido.

Pensamiento Social (PESOC) está conformado por un grupo de profesionales de las Ciencias Sociales que, a través de sus aportes, buscan impulsar y satisfacer necesidades en el conocimiento de estas disciplinas.
Su propósito es presentar a la población temas de análisis sobre los principales problemas que la aquejan, y contribuir con las estrategias de programas de solución.
El autor es Economista y Profesor Emérito de la Universidad de Panamá