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Rimsky Sucre: 'El gusano del juega vivo ha hecho mucho daño en Panamá'
- 21/07/2022 09:07
- 21/07/2022 09:07
Rimsky Sucre Benjamín, médico de profesión, es uno de esos personajes que siempre se les veía en las calles para los tiempos de la lucha contra el régimen militar, cuando miles de panameños, vestidos de blanco y cansados de un gobierno violador de todos los derechos humanos, se unieron para luchar en favor de la paz, justicia, libertad y democracia en Panamá.
También pertenece a la generación del Instituto Nacional de 1964, a la que el país le debe la Gesta Patriótica del 9 de enero de ese año. De hecho, Sucre es miembro fundador y primer presidente de la Asociación Instituto Nacional Generación 1964 (2000-2006) y en ocasión de conmemorarse los 50 años de la gesta, fue elegido otra vez presidente, de 2012 a 2016.
Afirma que es un hombre privilegiado, pues creció en varias localidades de la ciudad con excelente y enriquecedora vecindad, y porque ha tenido la suerte de recibir buenas guías, primero, de sus padres y luego en su primaria, en la escuela República de Chile de los años 50, y, en la secundaria, en el Instituto Nacional, de 1958 a 1964.
Sucre fue quien propició la primera huelga efectiva de los médicos del hospital Santo Tomás (1970) durante el régimen militar, cuando el doctor Adolfo Arias era su director. La huelga, a la que se sumaron los demás gremios de aquel entonces del equipo de salud del país, luego los maestros y profesores organizados, se prolongó por varios días.
De allí, pronto surgió la Comisión Médica Negociadora Nacional (Co.Me.Ne.Nal.) y, posteriormente, la Coordinadora Civilista Nacional (Co.Ci.Na), fenómenos populares muy espontáneos, debido a la situación paupérrima del país producto de los desmanes administrativos y de la violación de toda lógica legal, moral y religiosa que sufría la población de parte del régimen militar.
Estuvo muy activo en esos movimientos. Fue el encargado de la divulgación, prensa y propaganda de ambos grupos, lo que le exigió dedicación integral, y trabajó con asiduidad, por ejemplo en el diario La Prensa que fue pilar voluntario en los múltiples éxitos de unos dos años o más de vigencia de la Co.Ci.Na.
Desapareció en forma abrupta, después del martirio y desaparición del Dr. Hugo Spadafora y el recibimiento en el país de su cuerpo decapitado, y sus honras fúnebres en la iglesia Don Bosco. Lamentablemente no sé qué ocurrió.
Así fue. La lucha y los objetivos nacionales eran uno solo, por ello decidimos no darnos por disminuidos ni ofendidos, y todos los grupos organizados y populares acuerpamos esta nueva y mejor organizada coordinación y dirigencia del sector empresarial y los partidos políticos de oposición. Ya no solo éramos los médicos, los profesores, el Magisterio Panameño Unido, las asociaciones de maestros ni los grupos cívicos, que unidos en Co.Ci.Na habíamos despertado las conciencias.
Haber generado la noticia más importante del año, al convencer, después de muchos mensajes y visitas a la residencia en la urbanización Herbruger de la señora Leticia Vallarino de Ardito Barletta, madre del entonces presidente, Nicolás Ardito Barletta, que le proporcionara unas declaraciones al diario La Prensa sobre una delicada situación por la que atravesaba su hijo.
Resulta que desde horas tempranas del día 27 de septiembre de 1985, ella recibía llamadas de Ardito, quien le informaba de su detención por el Estado Mayor “exigiéndole la renuncia de la Presidencia” y, posteriormente, que “arma en mano” le amenazaban de muerte.
La señora no aceptaba nuestra propuesta de que ella misma declarase a La Prensa, por el bien de su hijo y de la nación; se negó en reiteradas ocasiones, porque consideraba que ese medio era enemigo acérrimo de él... y fue a altas horas de la noche que cambió de idea, principalmente cuando le dije que todo el país sabía, por rumores, lo que estaba sucediendo, y luego le pregunté: ¿Dónde están ahora los amigos? Me miró fíjamente y me respondió: “voy a dar las declaraciones”.
La noticia apareció en las primeras planas de El Exelsior y de La Prensa, y esa misma mañana hubo la confirmación de un golpe de Estado. De allí el desconocimiento del gobierno de facto, por otros países, la congelación de cuentas y otras medidas diplomáticas que consolidó mucho el combate al régimen dictatorial de Manuel Antonio Noriega y su Estado Mayor.
El país y el pueblo panameño merecíamos mucho más. No merecíamos esa invasión que muchos no pedimos, producto de una guerra declarada con un machete; tampoco la contaminación por burdos intereses de esa noble lucha ciudadana y mayoritariamente sana y popular ... y de ninguna manera merecemos el presente.
No merecemos la rapiña, las inequidades ni la justicia bizca que oprime.
La solución es clara. Se necesitan hechos y actos de contrición. No valen las confrontaciones que atizan más el fuego, ni prolongar las dificultades, el hambre y las falencias detonadoras; tampoco caben los ciegos golpes de pecho que ofenden el entendimiento y la moral del pueblo. Las dobles mesas de diálogo y concertación se han puesto de moda en estos oscuros tiempos, y los que somos observadores de esta avisada y justificada eclosión ciudadana, estaremos vigilantes del lado del necesario adecentamiento político.
Los pueblos no son pendejos y saben decir 'hasta aquí'. En el caso nuestro nos han pisoteado por generaciones y la paciencia tiene un límite.
Repito, la clave está en tomar decisiones concretas y actos de contrición ...que sean de verdad.
Sí, me he enterado de la última pérdida. A partir de la Gesta del 9 de enero y luego de la jubilación del rector magnífico, profesor Carlos Arrieta De La Hoz, al Instituto Nacional lo fueron desmejorando en todos los sentidos. Cambiaron el calendario de clases, para que no hubiese alumnos conmemorando la gesta patriótica, además se le eliminaron sus talleres de artes manuales, los de química, y progresivamente le fueron disminuyendo su calidad académica, provisiones y mantenimiento, con el fin de desaparecerlo. En los últimos años allí ha sucedido de todo lo malo.
Por ejemplo, enmascarados anárquicos y la utilización de los edificios y el aula máxima para grabaciones comerciales inapropiadas y ofensivas a la memoria de sus grandes maestros y fundadores, sus tradiciones, y a la moral propiamente.
Imagínate que en 2013 procuré consultar los anuarios antiguos que se coleccionaban y custodiaban en la Rectoría, y la respuesta fue que una rectora, años atrás, había ordenado botarlos; entonces pregunté por la colección de fotografías y solo existían muy pocas en un cartucho que revisé, pedí permiso para hacer copias y con la mayor frescura me dijeron que me podía quedar con ellas.
Lo peor es que no hay responsables y mucho menos sanciones ni remedios.
Es un paliativo para un sector pequeño de enfermos del Seguro, con promesas de ser ampliado. Sistema similar existía cuando yo era adolescente y hace varios años también. Siempre fracasa por retraso en los pagos a proveedores y por la corrupción.
El complejo tema médico cuenta con propuestas, resultantes de las discusiones de más de 40 gremios o agrupaciones en el seno del Consejo de la Concertación Nacional para el Desarrollo, desde hace 15 años. Estas han sido recibidas por cuatro períodos de gobierno y tiradas a un lado.
Estoy convencido de que el factor corrupción y la politiquería son la causa de todo el persistente desfase, carencias e insatisfacción de los usuarios en este tema.
La pandemia ha sido el colofón de las desgracias. En realidad desde hace muchos años la lectura de los niños, especialmente de escuelas públicas, es deficiente. La causa reside en la baja calidad de las fábricas de maestros y profesores, y en la falta o mala supervisión de las prácticas de lectura y dedicación al estudiante. Esto, a su vez, como resultado del gusano “poco importa”, primo del “juega vivo” y del desgreño administrativo desde lo más alto de las administraciones públicas y privadas, también. Como panameño, me duele decir esto. Y no creas, esta situación es motivo permanente de mis angustias. Aquí hay que cambiar todo el sistema educativo que data de más de 50 años. Lo que existe, no está acorde con los tiempos modernos.