La increíble historia de un suplente arrinconado

PANAMA. La presidenta Mireya Moscoso designó en 2002 a Gabriel Elías Fernández como magistrado suplente de Aníbal Salas para un idéntico periodo de 10 años.

Fernández dirige el Instituto de Defensoría de Oficio (IDO), ente que provee abogados idóneos para que actúen en defensa de todos los ciudadanos, quienes tienen derecho a asistencia legal gratuita.

Sin embargo, es un secreto a voces que Fernández siempre se ha quejado porque, cada vez que actúa como suplente, él sabe que el personal del despacho de Salas esconde los casos más relevantes o de alto perfil.

‘Durante casi diez años Fernández nunca ha redactado una ponencia que implique un expediente con algo de valor’, detalló un defensor de oficio muy cercano a Fernández.

Es un secreto a voces que Salas contaba con una caja fuerte para guardar expedientes sensitivos durante sus ausencias.

Salas nunca quiso saber de nada que tuviese siquiera el aroma de su suplente. Verbigracia, en una ocasión se escenificó en Santiago, Veraguas, una jornada nacional sobre defensoría pública organizada por el IDO.

Salas estaba invitado para inaugurar el evento, pero él envió como su representante, a manera de olímpico desprecio, a la secretaria administrativa del Órgano Judicial, Vielza Ríos.

Así durante 10 años Salas también creó un abismo entre él y su suplente, aunque fue la misma autoridad que llevó a ambos a ocupar un cargo en la Corte Suprema de Justicia.