La comunidad de Tortuga se ha convertido en un ejemplo de aprovechamiento sostenible en Panamá, tras la puesta en marcha de su plan de manejo comunitario...
- 06/04/2011 02:00
Esa reunión con los ‘prisioneros en Palacio’, secuestró la tranquilidad de Sanjur. Exhausto como estaba, se debatía entre el cansancio y la angustia. No resistió más. La preocupación se impuso y lo obligó a hablar esto con alguien más. A partir de ese momento su relación la Guardia Nacional cambiaría para siempre.
Pasando de la retórica a los actos, levantó el teléfono y se comunicó con su casi vecino el Cnel. Ramiro Silvera. Sanjur vivía en el Edificio Cayla, localizado en Calle Uruguay, no muy lejos de la residencia de Silvera. ‘Aló, ¿quién habla?’, preguntó Silvera. Habla Sanjur, respondió, al tiempo que lo urgió a que hablaran personalmente. Antes de una hora ya estaban conversando en casa de Sanjur. Entrando en materia, Sanjur lamentó ante ‘Pili’, que se estaba ante una vigorosa infiltración comunista que el jefe estaba promoviendo. El interlocutor asintió. Sanjur prosiguió: ‘Tú sabes también que el tráfico de drogas que pasa por Panamá se está agudizando’. Esto también fue secundado por Pili.
Sanjur no necesitó escuchar más. Reforzó sus convicciones. El pillaje se había impuesto, y el país estaba siendo gobernado por una banda de forajidos; luego entonces, había que poner un punto final. Prosiguió diciendo: ‘Tenemos a la Junta Provisional convertida en unos títeres sin poder cumplir con las promesas que se le hicieron al Pueblo Panameño... Soy de la firme convicción de que hay que cumplir con esas promesas, pero no se tiene la menor intención de hacerlas cumplir, […]... En resumen, Pili, somos del escalón más alto de la Guardia Nacional y no sabemos en dónde estamos, porque nuestro jefe nos oculta muchas cosas y nos deja ver solamente lo que él quiere que sepamos. Igual se lo oculta a la Junta Provisional de Gobierno y aquí vivimos en la oscuridad. Yo no quiero ni por asomo que me asocien con ninguna de las porquerías y las actividades ilegales que están sucediendo en Panamá’.
Silvera asintió ante todas las premisas expuestas por Sanjur pero preguntó ¿Qué debemos hacer? Sanjur no demoró en responder: ‘lo primero que hay que hacer es reforzar la Junta Provisional de Gobierno, separando a Torrijos para que no siga usurpando las funciones que les corresponde a ellos hacer con nuestra ayuda. Hay que abrirle paso a la Junta para que pueda cumplir con los compromisos con el Pueblo Panameño y no continuar con el engaño público y preparar las cosas para que el país sea gobernado por civiles’.
Ya trazado el plan, apuraron el próximo paso. ‘Debemos hacerle una visita cuanto antes a la Junta para conversar sobre el tema y tomar una decisión lo antes posible. Mientras tanto, debemos andar con el mayor cuidado para no despertar sospechas’, aconsejo Sanjur. Llegó el día de la reunión con la Junta. Allí se selló una alianza en base a una serie de acuerdos: ‘Reconocer a la Junta como la cabeza del gobierno, aunque por lógica, le ayudaríamos a gobernar con todo el apoyo necesario.’ Otros: ‘Se le daría vigor a los Postulados enunciados en 20 de Octubre de 1968’, ‘La Junta separaría a Omar Torrijos de la comandancia de la Guardia Nacional y lo enviaría a una posición en el extranjero’, ‘Se instalaría cuanto antes un gobierno dirigido por civiles, que se encargaría de la ela boración de un plan para hacer un llamado a elecciones libres’ y ‘Se harían los arreglos para que la Guardia Nacional regresara a los cuarteles tan pronto fuese posible’. Sanjur informó al representante de la CIA, ‘Rudy’ Vallarino, y este le apaciguó diciendo que ‘había logrado la aprobación y el apoyo de la agencia’. Igual hizo Sanjur con Efraín Angueira del 470 de inteligencia. Pero de éste, no recibió respuesta de vuelta.
Cuando se justifica, Sanjur pone su empeño en aclarar que ‘no se estaba preparando un ‘golpe de Estado’’. En lugar de ello insiste en que ‘el verdadero gobierno debía recaer sobre la Junta Provisional de Gobierno y no en la Comandancia de la Guardia Nacional.’
Un día supo que Torrijos viajaba a México a presenciar una carrera de caballos. Era el momento; la oportunidad le gritaba: aquí estoy. Se concordó entonces, con la Junta, proceder. Ya para el domingo 14 de diciembre de 1969 la Junta Provisional se había hecho cargo del gobierno. Al día siguiente se convocó a una reunión de oficiales en la Comandancia y todos asistieron, menos uno: el mayor Manuel A. Noriega de la Zona Norte de Chiriquí. La mayoría de los asistentes aceptó separar a Torrijos pero no prosperó con éxito el anuncio de la Junta hacia la entrega del poder a los civiles; mucho me nos que la Guardia Nacional regresaría a los cuarteles. Pero nada de esto paró la conjura en marcha.