Los murales del maestro David Vega

Actualizado
  • 09/10/2022 00:00
Creado
  • 09/10/2022 00:00
Las paredes de la Universidad Tecnológica de Panamá albergan diez murales pintados por este artista panameño, formado en la Academia de Bellas Artes de Florencia
Los murales del maestro David Vega
Los murales del maestro David Vega
Los murales del maestro David Vega
Los murales del maestro David Vega
Los murales del maestro David Vega

El campus Dr. Víctor Levi Sasso, de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) se está convirtiendo en un importante magneto cultural de la ciudad.

Con su conjunto folklórico, su grupo teatral, agrupaciones musicales y de danza, galería de arte, casa editorial, concursos de literatura, la UTP fomenta un ambiente propicio al enriquecimiento espiritual y exploración artística de estudiantes, académicos y personal administrativo.

La universidad también alberga la sala Memorial Rogelio Sinán, que contiene parte de la biblioteca y objetos personales del insigne autor, tal y como este los mantuviera en su querida casa en la isla de Taboga.

Igualmente importante, sus paredes exhiben diez extraordinarios murales pintados por el artista panameño David Vega.

“La UTP está haciendo un esfuerzo por complementar la formación técnica de los estudiantes con una cultura humanística. Es una tarea que tradicionalmente han asumido las universidades más importantes del mundo”, sostiene el artista, que se unió a este movimiento cultural hace diez años, invitado por la entonces rectora Marcela Paredes.

La invitación coincidía con un sentimiento de nostalgia: Vega se sentía listo para regresar a Panamá, después de 40 años de residencia en Florencia, Italia.

“Vine a ver la universidad y me gustó mucho, aunque me preocupó un poco la concentración de los muchachos en sus ipads y computadoras. Al principio me sentía muy solo. Ahora es diferente. He ido encontrando mi lugar”, añade el artista.

Su trabajo consiste en ofrecer talleres, seminarios, cursos y charlas, abiertos a estudiantes, académicos y personal administrativo no solo en el campus central sino en las siete sedes regionales y dos extensiones de la UTP. Los temas incluyen dibujo, pintura, historia del arte y otros. También hace aportes artísticos para el enriquecimiento de la universidad: murales, portadas para los libros de la editorial y otros, cuya calidad pudo observar la cámara de La Estrella de Panamá para este reportaje, lo mismo que el cariño con el que se le recibe en la comunidad universitaria.

“David, avísame cuando ofrezcas tu próximo curso. Necesito volver a encontrarme conmigo misma”, le comenta una ingeniera, profesora, que encontramos en la cafetería.

Anfiteatro y marcha

La UTP surgió de la antigua Facultad de Ingeniería de la Universidad de Panamá, convertida en 1975 en el Instituto Politécnico y, en 1981 en Universidad Tecnológica.

Uno de los más impactantes aportes del profesor Vega a la UTP es el mural ubicado en la entrada del teatro auditorio, alusivo a una marcha realizada el 31 de julio de 1981 por docentes, administrativos y estudiantes en 1981 para exigir al gobierno del entonces presidente Aristides Royo el traspaso de 60 hectáreas de terreno prometidos para la construcción del nuevo campus universitario.

La marcha logró su objetivo y la UTP pudo disponer del terreno en el que hoy se encuentra el campus central Doctor Víctor Levy, en las inmediaciones de la Vía Ricardo J. Alfaro.

Al estudiar la historia universitaria, Vega consideró que este era el tema apropiado para el mural que le había solicitado la rectora Marcela Paredes en la entrada del teatro auditorio.

En él se pueden reconocer los rostros del doctor Levy Sasso, de la profesora Marcela Paredes empollerada, el profesor Candanedo portando la bandera, así como a otros profesoras y estudiantes, rodeados de los edificios y símbolos universitarios y nacionales.

El mural no solo engalana la entrada del teatro auditorio, sino que fortalece la cultura organizacional al dar el mensaje claro de que la universidad se creó con el esfuerzo de su gente.

“Es una historia compartida. Un mensaje de lucha y perseverancia transmitida a través de la imagen”, sostiene Vega.

La escultura

Vega también es autor de la escultura “Camino a la Excelencia”, insignia de la universidad, que actualmente se encuentra a la entrada de cada una de los siete sedes regionales.

El conjunto involucra la escultura del artista veraguense Alonso Him Manzané, en fibra de vidrio, que Vega comisionó y pintó para hacerla parecer bronce. Su base está revestida con la piedra travertino, la misma que se utiliza en todos los monumentos en Italia.

“Camino a la excelencia” reemplazó un letrero metálico de tipo comercial - de esos que abundan en el país-, que no hacía ningún aporte en belleza ni valor. El monumento en cambio transmite un mensaje de profesionalismo, de superación que debe iluminar a los estudiantes universitarios panameños.

Vuelta a Panamá

A pesar de sus logros, Vega reconoce que el programa cultural de la UTP no siempre contó con el apoyo de la comunidad universitaria.

“Al principio se veía este nuevo aspecto de la vida del campus como una distracción innecesaria. Afortunadamente, cada vez son más lo que aprecian la actividad cultural que se desarrolla”, asegura.

“Es una satisfacción cuando, al pasar por los pasillos veo a los estudiantes observando los murales. Los oigo hacer comentarios sorprendentes. En un país donde no hay muchas oportunidades de desarrollo artístico, algunos llegan a los cursos sin saber agarrar el lápiz, pero después de tres o cuatro lecciones han aprendido mucho”.

“Algo que he notado, es que existe una gran reserva de talento e interés. Gran parte de los muchachos tienen en su maletín cuadernos con dibujos de manga hechos por ellos. Los ves también en los pasillos, sentados en el piso, dibujando. Es una inquietud artística que no encuentra otro alimento que la cultura de los medios audiovisuales comerciales que provienen del Japón o de Estados Unidos. Es el mismo caso del fútbol, en que los panameños se pegan al Barça o al Real Madrid a falta de equipos nacionales de primer nivel. Eso me da a entender que hacen falta más estímulos culturales y artísticos en el ambiente”

En ese sentido, la misma historia del profesor Vega lleva un mensaje de inspiración a los jóvenes, que pueden ver en él un modelo de superación para acceder a un estadio cultural superior.

“Más panameño que yo no hay”

David Vega nació en Calidonia, en la década del 50, en una familia trabajadora y desde niño tuvo que esforzarse el doble que otros nacidos en ambientes más pudientes. De muy joven, después de obtener su título en Construcción en la Escuela de Artes y Oficios, consiguió trabajo en una firma de arquitectos y con lo que ganaba pudo completar el último año en la Escuela de Bellas Artes de Panamá, ubicado entonces en el Casco Antiguo de la ciudad.

El talento del muchacho fue notado por sus profesores, Juan Manuel Cedeño, Lolo Silvera, Adriano Herrerabarría y Francisco Cebamanos, quienes lo motivaron a seguirse formando. Su mecenas fue el embajador de Italia, de apellido Razzini.

“Desde niño me sentía fascinado por la cultura italiana. Coleccionaba libros y postales de las obras renacentistas de Miguel Angel, de obras arquitectónicas como el Coliseo. Mi pasión por Italia me motivaba a frecuentar la embajada, y llegué a relacionarme con el personal. Incluso me hice amigo del embajador de entonces, a quien en una ocasión obsequié un retrato de mi autoría. El quedó impresionado y me prometió que me conseguiría una beca para estudiar allá. “No quiero que se desperdicie tu talento”, me dijo.

Meses después le llegaba su beca para estudiar en la Accademia di belle arti di Firenze, una de las más prestigiosas y con mayor tradición de Italia.

Aunque el dinero de la beca era adecuado, siempre le hacía falta más. Y como dice el dicho, la necesidad es la base de la creación, descubrió que tenía los talentos para salir adelante en ese ambiente desconocido y sumamente competitivo. Sus conocimientos de construcción del Artes y Oficios y la experiencia en la firma de arquitectos lo hicieron una buena ayuda para los estudiantes graduandos de la Facultad de Arquitectura de la misma academia de Florencia, que lo contrataban para sus proyectos de graduación.

Hasta a su imponente físico exótico le pudo sacar partido. Un día caminaba por las calles de Florencia, y se le acercó el representante de una importante casa de moda, impresionado por su estatura, su afro y piel canela.

“Me preguntó si quería participar como modelo en un desfile. Pagaba bien – mil dólares por día- así que le dije que sí. Estuve haciendo eso por diez años”, cuenta Vega. “Eso fue los primeros años. Después de terminar los estudios no me faltó el trabajo. Me casé. Tuve una hija. Viví 40 años en Italia, hasta que decidimos regresar", añade.

Ambiente cultural en Panamá

“Cuando regresé a Panamá me di cuenta de los cambios que se habían operado en el país desde mi marcha a Italia en la década del 70. Noté que se había perdido el interés por fomentar las actividades culturales. En las últimas décadas los currículos escolares se han ido pragmatizando, concentrándose en materias básicas, y se ha ido descuidando la formación artística y espiritual, el arte. Es un error, porque son materias que ayudan a la construcción de la personalidad de los estudiantes, los ayudan a ser más atentos, más amables, más sensibles. Creo que una mayor formación artística nos permitiría hasta combatir uno de los principales problemas nuestros, que es el famoso juega vivo”, alega.

Precisamente, es el esfuerzo que hace la UTP.

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