'La ciencia es una inversión, no un gasto'

Actualizado
  • 13/08/2021 00:00
Creado
  • 13/08/2021 00:00
El Dr. Juan M. Pascale, director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, reflexiona sobre el rol que ha tenido durante la pandemia este centro de investigación científica erigido hace 93 años
Es necesario promover la investigación científica y la formación de investigadores.

En 2003 Panamá se preparaba para recibir a las participantes del concurso Miss Universo que se realizaría en la ciudad capital. El Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) también estaba preparado.

Un coronavirus, el SARS-CoV-1, reportado en Asia a finales de 2002, estaba causando el síndrome agudo respiratorio severo (SARS) en varios países. Los científicos del Gorgas estaban listos con un sistema diagnóstico para detectarlo en caso de que llegara al país.

En 2020, un siglo después de la muerte de William Crawford Gorgas, el médico militar estadounidense que erradicó la fiebre amarilla durante la construcción del Canal y que inspiró la creación del instituto que lleva su nombre, se declaró la pandemia de covid-19, causada por otro coronavirus: el SARS-CoV-2.

Llegó el lobo
“Mi sueño siempre fue que el Gorgas fuera como un CDC regional”, expresa el Dr. Juan Miguel Pascale.

“En tiempos de estrés y peligro como el resultado de una epidemia, surgen muchas fases trágicas y crueles de la naturaleza humana, así como muchos valientes y altruistas”. La cita que se le atribuye al Dr. Gorgas refleja lo que se ha vivido en el mundo desde el inicio de la pandemia.

En el Icges, los científicos anticiparon su respuesta ante la llegada del SARS-CoV-2, pero no esperaban que la transmisión del virus iba a ser tan eficiente. “Nunca pensamos que íbamos a tener tantos casos”, dice el Dr. Juan Miguel Pascale, director del Icges.

“No teníamos pruebas de antígeno, el diagnóstico era con PCR. Conseguir los insumos y reactivos fue un desafío. Tuvimos que contratar y capacitar tecnólogos médicos y personal de laboratorio, asistentes y digitadores. Llegamos a tener 4 mil o 5 mil muestras en un día. Ese era el volumen de análisis de muestras respiratorias que hacíamos en todo un año”.

El Dr. Pascale reconoce la entrega de los científicos. “Nuestros jóvenes dieron mucho más de lo que tenían que dar, fue un esfuerzo increíble. Algunos tenían meses separados de sus familias en el interior y no podían moverse. Llegó un momento que tenían el síndrome del trabajador quemado y tuvimos que mandarlos poco a poco a descansar”.

La pandemia evidenció la necesidad de ser autosuficientes en diagnósticos.

Para descentralizar el diagnóstico de covid-19, capacitaron al personal de laboratorios en las provincias centrales, Darién y Chiriquí, y les suministraron equipos y reactivos. “También habilitamos y asesoramos a laboratorios de clínicas privadas. Solos, no podíamos con todo el país”, reconoce el Dr. Pascale.

Aniversario

El 17 de agosto, el Icges cumple 93 años de fundación, 31 de ellos bajo administración panameña. Una camada de científicos jóvenes y mujeres científicas ha sido protagonista en la respuesta a la pandemia y está dinamizando la investigación en diversas áreas.

“Hemos tenido un auge de científicas”, expresa el Dr. Pascale. “El Ifarhu nos apoyó con becas para maestría en salud pública y en ese grupo, con la Universidad Interamericana de Puerto Rico, la relación es 75% mujeres y 25% hombres. Se ve una participación cada vez más importante de la mujer como generadora de actividad científica”.

El instituto cuenta con laboratorios en Divisa y en Metetí para realizar la vigilancia genómica de enfermedades emergentes y reemergentes. Mediante un acuerdo con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón en Panamá (JICA), pronto tendrá otro laboratorio en Chiriquí.

“El hospital Materno Infantil José Domingo de Obaldía, donde se hacen las pruebas de covid-19, no tiene espacio, pero gracias a grupos privados, en unas seis semanas contaremos con un laboratorio modular allí, detalla el Dr. Pascale. JICA aportará equipos, insumos, reactivos y capacitación, y el Icges, el personal.

Fortalecido y con un equipo consolidado de investigadores, científicos y técnicos que ahora se apoyan con sistemas automatizados y robóticos, el Icges se enfrenta a una fase de la pandemia más controlada y continúa los esfuerzos para amplificar su labor en salud pública.

Se espera que a fin de año pudiera empezar la construcción de la fase I del nuevo campus Gorgas, que incluirá un edificio de investigación, área de capacitación y un dormitorio, para que puedan venir investigadores de Centroamérica a capacitarse o para trabajar en proyectos basados en las necesidades de la región. Ya se firmó el contrato con el consorcio que desarrollará los planos, análisis de costos y especificaciones técnicas de la fase ll.

“El nuevo campus Gorgas sería un instituto de investigación y un centro de referencia de laboratorio para la región. Actualmente apoyamos a Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice en la secuenciación del SARS-CoV-2 para saber qué variantes circulan. La OPS nos designó como laboratorio de referencia para Centroamérica en vigilancia genómica de SARS-CoV-2”, indica el Dr. Pascale.

Congreso

Del 16 al 18 de agosto, el Icges realizará su tradicional congreso de aniversario. Este año abordarán temas como covid-19, su impacto en el país, la sociedad y la economía, vacunas y la crisis migratoria.

“Recientemente han llegado cerca de 10 mil emigrantes que atraviesan la selva de Darién. Es un tema importante porque pueden traer enfermedades. La que más nos preocupa es la fiebre amarilla”, detalla el Dr. Pascale.

El personal del Icges apoya a los médicos del Ministerio de Salud y de Médicos Sin Fronteras en Darién en la toma de muestras de sangre, brindando atención médica y medicamentos a los emigrantes.

“Fuimos a ver si los emigrantes venían con malaria, encontramos algunos que, por la calidad del agua que consumen, tienen leptospirosis. Otros han adquirido leishmaniasis y hemos tenido que hacerles ajustes a la dosis para el tratamiento. También se han dado casos de infección por SARS-CoV-2, algunos con la variante gamma”.

Vacunas

Uno de los argumentos de los detractores de las vacunas contra la covid-19 es que estas fueron desarrolladas muy rápido y por eso no son seguras.

“No estamos descubriendo los coronavirus ahora. Desde la década de 1960 se conocen cuatro coronavirus endémicos que circulaban normalmente y causaban resfriado común. Cuando se dieron los brotes de SARS (2002-2003) y del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, 2012), algunos grupos ya estaban investigando vacunas de ARN contra diferentes microorganismos, e incluso, para ciertos tipos de cáncer”, explica el director del Icges.

La tecnología actual permitió secuenciar muy rápido el genoma de SARS-CoV-2 y los grupos con experiencia en vacunas de ARN, empezaron a trabajar. Las vacunas de ARN se pueden producir más rápido que las vacunas de virus inactivados o de otros sistemas. Con estas condiciones, se logró tener vacunas muy pronto, las primeras que salieron fueron las de ARN mensajero.

“Estas vacunas son altamente efectivas y demostraron su eficacia y seguridad en los estudios clínicos. No solo son efectivas contra las variantes originales, también con la variante delta. Vacunarte reduce la posibilidad de que te infectes, reduce la posibilidad de que vayas a los hospitales, y reduce en más de 90% la posibilidad de que fallezcas”, añade el médico e investigador.

El Dr. Pascale es optimista y opina que, gracias a la vacunación y a las medidas implementadas, quizá se podrá pasar una Navidad diferente a la de 2020. “En 2022 esperamos tener vacunas para niños y estar mucho más cerca de la normalidad, gracias a la ciencia. Debemos aportar y dar dinero a la ciencia, es una inversión, no un gasto”.

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