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- 16/11/2022 00:00
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Aneka le da un beso en la frente a Ayo y le dice: “Mi amor”. Ambas son personajes que aparecen en la más reciente entrega de Marvel, “Black Panther: Wakanda Forever”. La relación entre ellas no se desarrolla durante la película, es como un “somos, pero no somos novias”. La escena es acusada de ser queerbaiting. Queer es como se define la comunidad LGTBQ+, y bait significa carnada.
El queerbaiting es una técnica de mercadotecnia que consiste en promocionar la inclusión de personajes o tramas del colectivo LGTBQ+ en productos culturales, tales como videojuegos, series, libros, películas, entre otras cosas, pero sin hacerlo explícito. Es decir, insinúa una relación homosexual para atraer audiencia de la comunidad, sin llegar a desarrollar la historia.
Así como en “Wakanda Forever”, incontables producciones cinematográficas han utilizado esta técnica desde hace muchos años. Escenas de dos hombres bailando cariñosamente; personajes que mencionan el nombre de su pareja, del mismo sexo; anuncios de que el próximo estreno tendrá una figura homosexual; frases o acciones que sugieren que alguien es homosexual.
Disney ha sido acusado de hacer queerbaiting con frecuencia. Sin embargo, no es la única compañía que lo aplica. Tan solo en 2022 la estrategia la han replicado en películas como: “Thor, amor y trueno”; “Jurassic World dominio” y “Animales fantásticos, los secretos de Dumbledore”.
“Es como si la comunidad LGTBQ+ deba conformarse con estas migajas, nunca contando con una relación profunda en pantalla, a diferencia de muchos otros personajes que pueden no tener tanta química, pero que a fuerza, tienen que tener su momento en pantalla”, comenta la crítica de cine Gabriela Meza, en su canal de YouTube.
Meza destaca que el término se ha vuelto popular en la última década, “se ha compuesto de diferentes controversias en la historia del cine y de las series a lo largo de los años”, agrega. Además, señala a Disney de hacer queer coding, y en este caso incluían a personajes con actitudes homosexuales, presentándolos como los villanos.
La crítica de cine explica que la técnica ha evolucionado, “ya no necesariamente encajándose en los villanos para hacerlos lucir mal, sino que ahora es una herramienta para atraer al público queer. Quizás uno de los casos más evidentes en Disney, sea el de Elsa [Frozen]; nunca ha sido realmente definido como parte de la comunidad LGTBQ+, pero se convirtió en una herramienta de identificación para personas del colectivo, quienes empataron sus propias experiencias con la sexualidad y el género a través de la letra de la canción 'Libre Soy”, dijo.
Un artículo publicado en el portal smoda.elpais.com, detalla que a la comunidad LGTBQ+ le molesta el “oportunismo y el tono bromista” con el que la industria del entretenimiento se toma una relación supuestamente homosexual.
Las críticas apuntan a que lo dañino es que la industria no busca “iluminar” los problemas que enfrentan las personas queer, sino que lo utilizan en su propio beneficio, especialmente cuando entre sus fanáticos hay mucha gente joven y queer. “El público LGBTQ+ quiere estar representado, pero de momento nadie se arriesga a llevar estas supuestas relaciones a término por miedo a perder audiencia entre el público más convencional”, reseña el portal.