El universo DC presenta a su nuevo antihéroe en 'Black Adam'

Actualizado
  • 20/10/2022 00:00
Creado
  • 20/10/2022 00:00
La nueva cinta presenta una probada distinta dentro del universo cinematográfico de DC Cómics, dando vida al Campeón de Kahndaq en una historia que no puede ir más allá
La cinta presenta a parte de la Sociedad de la Justicia, aun cuando su inclusión palidece ante la trama principal.

Últimamente las películas de superhéroes de las casas productoras Marvel y DC Cómics han hecho ver que una cinta puede ser una “obra maestra” o un error obvio con un par de meses entre cada una. Pero también han dejado en evidencia lo fácil que es colocar el nombre de un personaje obscuro dentro del universo de los cómics en un póster en la pared de un cine para llamar la suficiente atención de los fanáticos.

Esto ha sucedido con Black Adam, dirigida por Jaume Collet-Serra y cuyo estreno llega hoy a las salas de cine del país, con mucha anticipación de los fanáticos de DC Cómics. La premisa nos sitúa en Kahndaq, 2600 años a.C., cuando el pueblo es esclavizado por un rey tiránico que busca únicamente el poder absoluto y la grandeza de su imperio, pero pronto es retado por un hombre del pueblo y derrotado por este ser que ostenta poderes de un dios. Es entonces cuando hacemos un viaje en el tiempo hacia la actualidad, donde la leyenda de Teth Adam ha pasado de generación en generación como 'El campeón de Kahndaq' y asimismo, la corona de Sabbac –una legión demoníaca–, que poseía el antiguo rey, ha sido buscada por miles de personas para obtener su poder oscuro.

La narrativa de Black Adam se basa en “enseñar antes y preguntar después”, dándonos una breve exposición de los orígenes del antihéroe, pero con suficientes giros inesperados para mantenernos al tanto de cada detalle de los diálogos y plantear preguntas sobre sus intenciones y si realmente será digno de mantenerse al frente de la nueva era de las cintas de DC.

El trabajo de guion por parte de Adam Sztykiel, Rory Haines y Sohrab Noshirvani muestra su interés por tocar superficialmente los problemas sociopolíticos del oriente medio y la importancia de las culturas como identidad de las civilizaciones, así como buscan captar la esencia de Black Adam y su giro hacia el “buen camino”, necesario hacia el final de la historia.

Tras 15 años de haber expresado su interés en el personaje, Dwayne 'La Roca' Johnson encarna a Black Adam en la gran pantalla.

En la cinta vemos muchos cameos de personajes místicos importantes, sin embargo, la inserción de la Sociedad de la Justicia deja mucho que desear, remontándonos a una inclusión también momentánea y poco explorada dentro de Dr. Strange: Multiverse of Madness (2022) con la aparición de héroes efímeros. Es así como queda un sinsabor de los que debieron haber sido un acompañamiento fuerte al protagonismo de Black Adam (Dwayne Johnson).

El doctor Destino (Pierce Brosnan), Hawkman (Aldis Hodge), Ciclón (Quintessa Swindle) y Atom Smasher (Noah Centineo) son el equipo designado para “encerrar al hombre malo” en una celda impenetrable (como muchas otras) bajo la supervisión de Amanda Waller (Viola Davis) y evitar así que Black Adam se convierta en una nueva amenaza para el mundo. Pero DC regresa a sus orígenes de exposición innecesaria al mostrar un molde estilo Suicide Squad (2016) para conocer a todos los personajes mientras vemos un montaje de sus viajes hacia la mansión de Hawkman.

Este recurso gastado hace pensar que DC necesita decirnos más de lo que nos muestra y compensar así la falta de profundidad de sus personajes bajo la excusa de informar a los neófitos de los cómics. Pero esto caería en su lugar como una composición sustentable si tan solo la participación de los personajes mostrara realmente de lo que son capaces y sus motivaciones como héroes de la “estabilidad global”.

Un Atom Smasher carismático y empático junto a una Ciclón astuta y valiente quedan en un borroso recuerdo dado a la subestimación de su aparición en pantalla. Tienen tan poco tiempo y escenas para demostrar su valor como nuevos héroes, que realmente quedamos en blanco sobre quiénes son y por qué debemos depositar confianza en ellos para un futuro en el DCU. Una decepción, ya que los efectos especiales –cargados de demasiadas escenas de slow motion– para sus poderes (de alteración de partículas y control del viento, respectivamente) se prestan para un gran apoyo a los veteranos en medio de batallas que terminan siendo altamente destructivas.

La musicalidad propiciada por Lorne Balfe une la historia con sus emociones de forma orgánica y profunda.

Asimismo, un Brosnan vestido en azul oscuro y dorado capaz de moverse en el tiempo y espacio crea un compás moral y estable necesario ante la impulsividad de un Hawkman cargado por su propio ego y búsqueda de la justicia. Brosnan y Hodge abren un interesante paréntesis en la capacidad de contar historias emotivas, sin rayar en lo “cursi” o “sobreactuado”, especialmente entre una amistad varonil y forjada en una historia previa que no llegamos a presenciar, pero que cala bien en sus respectivos arcos.

También cabe recalcar el espectacular trabajo de Shahi y Bodi Sabongui (Amón) como madre e hijo que buscan encontrar la libertad de su población y ponen en perspectiva el trabajo de los superhéroes que muchas veces se pierde entre los escombros de sus propias batallas. Sabongui especialmente lleva al personaje de Amón a una introducción mejor llevada que otros jóvenes –algunos con poderes mágicos– en cintas similares, con un grado de carisma, audacia y valor creíbles y constantes a lo largo de las dos horas de película.

A lo largo de la cinta vemos que la presencia de Black Adam es por la magia de los Hechiceros –una cualidad que comparte con el héroe Shazam del mismo universo–, su motivación es guiada por la culpa y la ira, incluso guiándolo a dejarlo todo por el bien de la humanidad, solo para regresar a la acción que le corresponde luego de una charla motivacional que se ha convertido en una estampa cliché de las últimas películas de superhéroes, como si requiriera de su propio momento de sabiduría cada vez que debe salvar al mundo.

En cuanto a efectos especiales que apoyan su narrativa podemos reconocer el trabajo de supervisión del dos veces ganador del premio Óscar, Bill Westenhofer. Desde las tormentas eléctricas, los rayos que salen de las manos del antihéroe y las apariciones del villano principal, Sabbac (Marwan Kenzari), los efectos especiales son un gran ejemplo de la identidad que DC busca impregnar a Black Adam dentro del universo cinematográfico, sin comedia infantil y sin recurrir a recursos vacíos como contar con algún héroe de apoyo. Black Adam trabaja solo y no es alguien con quien quieras jugar a quién pelea mejor.

Sabbac es quizás uno de los villanos más complejos que haya aparecido hasta ahora en el DCU, sin embargo, es subestimado en la cinta, dejándonos con solo una probada de su poder y letalidad antes de que la victoria heroica cobre su lugar bajo el reflector nuevamente. El trayecto para descubrir la transformación del villano es más largo y tedioso que el tiempo que pasamos realmente conociéndolo y contemplando los numerosos detalles de su personaje, tanto físicamente como en su razón de existir, lo cual nuevamente deja un vacío narrativo en la cinta y nos recuerda que es la historia sobre Black Adam y su terrorífico parecido a un dios nórdico que controla el trueno.

Una lucha por el poder no compensa suficientemente bien la inclusión de un villano de tal intensidad en la recta final de la película. Una innecesaria jugada que pudo haberse manejado de forma interesante desde antes, pero caemos nuevamente en el money shot del bien contra el mal para cerrar la historia del héroe de forma satisfactoria.

En la plataforma de calificación Rotten Tomatoes la cinta ya cuenta con una puntuación de 55% a favor, aún por debajo de otras películas de su género. Cargada de acción, momentos interesantes y una composición lo bastante fresca para resaltar entre la cascada de historias extraídas de la clásica Liga de la Justicia, Black Adam se sostiene por el trabajo de Collet-Serra en llevarnos a un nuevo origen, y de 'La Roca' Johnson como un hombre nacido de nuevo para traer salvación o destrucción al mundo.

Si logramos desconectar a Johnson de los pantalones caqui de explorador, encontramos a un actor que rasga la pantalla buscando ser tomado nuevamente en serio y queriendo explorar su propio rango en cuanto a expresión y storytelling. Aún así, de haber una segunda parte de su historia –tras la aparición de un inesperado contrincante–, esperemos que se mantenga en el lado desafiante de un mundo que “no siempre necesita un caballero blanco, sino algo más oscuro”.

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