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- 09/08/2025 00:00
Político, doctor en medicina y botánico, Ciro Luis Urriola, fungió como primer designado del presidente Ramón Maximiliano Valdés al momento en que este falleció víctima de un infarto; de inmediato, el doctor Juan Lombardi, presidente de la Corte Suprema de Justicia, le dio posesión del supremo cargo. Eran las 10:00 de la mañana del 3 de junio de 1918.
Estos escasos cuatro meses, comprendidos desde el momento de la toma de posesión hasta el 30 de septiembre, estuvieron llenos de incidentes y de acontecimientos que hicieron de este breve periodo un lapso turbulento dentro de la corta historia de nuestra recién inaugurada vida republicana. Ciro Luis Urriola Garrés contaba con 55 años de edad.
¿Quién era?
Nació el 3 de julio de 1863. En torno a su lugar de nacimiento divergen las opciones, algunos afirman que fue en la ciudad de Panamá, pero por pertenecer a una familia de origen aguadulceño hay quienes sostienen que nació en Aguadulce.
Sus estudios primarios los realizó en el seminario de los padres jesuitas ubicado en el Istmo, luego se trasladó a Bogotá a seguir la instrucción superior en el Colegio San Bartolomé; Ciencias Naturales en el colegio Santa Inés y en 1888 recibió su doctorado en Medicina.
Fue un hombre siempre apegado al estudio y la exploración científica. Jorge Conte Porras sostiene que estudió en Dublín, Londres y París sus especialidades médicas y botánicas.
Vino a trabajar a Panamá en donde se distinguió por su calidad y profesionalismo en el ejercicio de la medicina y también como científico investigador de enfermedades a las que deseaba encontrarles cura, tales como la tuberculosis, el paludismo o la malaria y la fiebre amarilla, entre otras. Podríamos decir, tuvo experiencia comercial, lo que era el signo de la clase burguesa panameña, ya que en la avenida Central se situaba la Farmacia Ruiz, de su propiedad.
Impulsó la creación de la Escuela de Obstetricia y la Sala de Maternidad del viejo Hospital Santo Tomás, pues el nuevo, que sería inaugurado por Porras el 1 de septiembre de 1924, no lo conoció. La Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Colombia lo contaba entre sus más destacados miembros. Fue autor de trabajos científicos editados en publicaciones de gran prestigio internacional. Entre estos he podido encontrar: “Memoria sobre una nueva aplicación del barómetro”; “Variaciones de la temperatura de ebullición del agua en Panamá”; “Tratamiento de las estrangulaciones herniales por la regeneración permanente” y “La enfermedad de Morvan”.
Aparentemente, mantuvo una relación preferencial con una señora de nombre María Enriqueta Leblanc, no tuvo descendencia y falleció en el Hospital Gorgas a la edad de 59 años, el 26 de julio de 1922, de una falla cardiaca, al igual que su predecesor Valdés.
La vida pública
Su vida como político y hombre público abarca una amplia trayectoria, Con su participación en altos cargos desde el inicio de la República, nos muestra que era un miembro importante de la sociedad panameña, inclusive desde tiempos de la unión a Colombia.
Participó como constituyente en 1904 y diputado de la Asamblea Nacional; además fungió como jurado a partir del 13 de diciembre de 1903, en compañía de Jerónimo de la Ossa, Manuel Encarnación Amador, Ricardo Manuel Arango y Juan Méndez, en el concurso que decidió entre 132 proyectos, que el presentado por Nicanor Villalaz sería el escudo de armas de Panamá.
Fue miembro de la Asamblea Nacional en dos ocasiones e incluso llegó a ejercer la presidencia de este órgano.
En 1916, fue elegido por la Asamblea como primer designado a la presidencia de la República, durante el mandato del presidente Ramón Maximiliano Valdés, para el bienio comprendido del 1 de octubre de ese año hasta finales de septiembre de 1918. Los otros dos designados elegidos por la Asamblea, en su orden, eran: Ramón Felipe Acevedo y Pedro Antonio Díaz.
Luego de los cuatro meses en que fue presidente, participó como candidato en las elecciones de 1920, corriendo en contra del doctor Belisario Porras. Sin embargo, antes de los comicios retiró su candidatura, por lo que su contendor corrió solo y ganó, situación que era inevitable aún sin que Urriola se hubiese descartado de las elecciones; a pesar de ello, este hecho prestaba credibilidad a la tesis de la falta de transparencia en esas elecciones para la opinión pública de aquel entonces.
Al iniciar su gobierno, la única modificación que hizo al gabinete ministerial que había recibido de su antecesor Valdés, fue el nombramiento de Juan B. Sosa, quien reemplazó a Eusebio A. Morales en la Secretaría de Gobierno y Justicia, además a Ramón F. Acevedo como encargado de la Secretaría de Fomento y Obras Públicas y Andreve, quien aparentemente había continuado en Instrucción Pública y quedó en el cargo.
La gestión presidencial del doctor Urriola estuvo marcada por su decisión de suspender las elecciones municipales del 30 de junio y las de diputados, las que se celebrarían el 7 de julio de ese año.
Esta acción estaba sustentada por el Decreto 80, lo que causó gran revuelo.
“Las fuerzas políticas se hallaban en ese entonces divididas entre las que seguían al Dr. Belisario Porras y las que simpatizaban con Rodolfo Chiari, quien desde la oposición dominaba las corporaciones electorales”.
Considerando el Órgano Ejecutivo que dichas corporaciones se preparaban “para desconocer toda indicación que emanara del Gobierno, tendiente a regularizar el cumplimiento de los deberes y el ejercicio de los derechos del sufragio”, dictó el Decreto de Gabinete 80, de 20 de junio de 1918, por el cual se aplazaron indefinidamente las elecciones: “El secretario de Relaciones Exteriores, doctor Narciso Garay, renunció a tan alto cargo por no estar de acuerdo con el referido decreto y, en su lugar, fue designado Ernesto T. Lefevre”. Su motivación radicaba también en el hecho de que los partidarios de las reformas a la Constitución eran mayoría en los colegios electorales.
Este decreto vino a empeorar la situación política del momento, ya que la opinión ciudadana estaba dividida por el asunto de las reformas constitucionales, las que incluían modificar los requisitos exigidos para ser presidente y que venían discutiéndose en vida de Ramón Maximiliano Valdés, quien no tomó partido al respecto.
Próxima entrega: Ciro Luis Urriola y el “No” a la reforma constitucional