Proverbios 5:18-19

  • 01/05/2016 02:00
‘Bendita tu virilidad y gózate de la compañera'

Hay semanas en las que no tengo una pinche noticia que echarme al colmillo. Y, de pronto, en un par de días se me junta el ganado.

Empecé escribiendo acerca de la sorpresa porque la gente no devuelve los libros del Metro, y yo aún me estoy carcajeando. ¡¿En serio creían que iban a llevarse los libros, y los iban a devolver?! ¿Pero en qué país viven ustedes? ¿Sin algo que los obligue? ¿Gratis y sin controles? Ay, por favor. No seamos ingenuos.

Luego aparecieron en mi radar cientos de hermosos escarabajitos y ya llevaba varios cientos de palabras dándole al Viceministro de Educación, Carlos Staff, mi opinión acerca de un menú ideal para los estudiantes. Porque es cierto que comer insectos y gusanos, generalmente, no afecta la salud del ser humano. Miren si no a los que se comen las hormigas culonas, y a los que disfrutamos con el gusano del mezcal. Además, no sé de qué se quejan los padres, les están proporcionando a los niños proteínas adicionales de muy buena calidad, de esa manera, se ahorran la presa. Que es que en este país nos quejamos de todo. Me gustaría invitar al Viceministro a comerse un buen plato de gorgojos y gusanos guisados en salsa roja. Para chuparse los dedos.

Pero apareció la polémica sobre los embarazos en adolescentes. Y en esta me enganché. He leído en las redes que una mujer hecha y derecha, directora de un prestigioso plantel de la localidad, llamaba puta (sic) a una chica que aceptó que tomaba anticonceptivos. He leído que esta misma señora (vean que le doy su tratamiento, aunque no estoy segura de que se lo merezca) despotricaba contra las que primero usaban anticonceptivos y luego pedían inseminación artificial, porque (según sus sesudos estudios) una cosa lleva a la otra sin duda. Perdone que tire por tierra su teoría, señora Saint Malo, pero yo tomé anticonceptivos orales por años, y sin necesidad de inseminarme tengo dos hijos como dos torres y listos como conejos. Aunque no dudo, como también me dijo un troll secuaz suyo, que después de mi muerte me arrepentiré, supongo que porque está esperándome Lucifer con su tridente y la caldera de Pedro Botero bien calentita en mi honor. No se estresen por mi alma, me iré para allá feliz de la vida y me pondré a tejer con todas aquellas que decidieron no tener hijos, o no tener todos los que Dios les enviara. Con las que abortaron porque las violaron, con las que decidieron que su vida era más importante que la de un ser que aún no es humano. Me encontraré allí con aquellas que disfrutan del sexo sin esperar a estar casadas. Con los que piensan que el onanismo no es un asesinato de niños inocentes. Me pondré a charlar con las parejas homosexuales que criaron con amor a niños a los que parejas heterosexuales habían abandonado a su suerte. Y entre todos, les haremos la eternidad imposible a los curas pedófilos a los que la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana protegió durante toda su vida, alegando que la carne es débil y que los niños abusados los provocaron.

Esta semana me han llamado mentirosa, ignorante y desgraciada por fomentar el uso del condón, en un país en el que el número de menores embarazadas crece cada año y donde el VIH se extiende como moho. Mientras el gobierno y sus adeptos mantienen posturas medievales, los adolescentes y sus instintos reproductivos están al garete. No sé a ustedes, pero a mi esto me asusta.

COLUMNISTA

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