• 28/03/2021 00:00

Arena en los ojos

Debemos enfadarnos por todo. Echemos leña a la hoguera, que tenemos mucha y de todo tipo de palos

Parémonos un momento a reflexionar. Por favor.

Sí, entiendo, los ánimos están caldeados, los dientes crujen y los puños se crispan, lo sé y lo comprendo. Pero escúchenme, miren, respiren hondo, envainen el machete solo cinco minutos.

Lo justo para leer hasta el final estas 600 palabras. No les va a llevar mucho y ya pueden ustedes ir a escamochar adversarios, quemar llantas y vocear consignas.

Les pido estos minutos de reflexión porque creo que no estamos teniendo las cosas claras, creo que nos estamos dejando timar como gazmoños pazguatos por el trilero de turno.

Yo sé que nos indigna el espectáculo deplorable que dio esta semana la plana mayor de nuestro insigne gobierno, tirando pasitos con la visera de la gorra hacia atrás y el culito en pompa. Sé que todos hemos asistido ojipláticos y boquiabiertos a la deleznable exposición y descaro. Sé que cada vez que alguno de ellos ha salido a dar explicaciones con tono que 'No entiendo por qué coño se ponen así por una pendejadita que llevamos haciendo todo el año', todos hemos querido poder agarrarlo del pescuezo hasta ver cómo las bolas de los ojos se le salían de las órbitas.

Lo sé, sé que es indignante que a nosotros, los normales, nos estén presionando, multando, esquilmando y quebrando, mientras ellos siguen chupando de la teta de la vaca, con quincena completa, dietas y prebendas. Que sí. Que da entre pena y asco que haya gremios como el de los organizadores de eventos, 'grupitos' como los de los teatristas, los dueños de bares y discotecas, los dj, los que nos ganamos la vida reuniendo gente y haciendo que sean un poco más felices, que llevamos un año comiéndonos un cable y nos sabe a mierda que alguna descerebrada venga a decir que esto es como cuando corres en apoyo a una asociación que ayuda a los niños con leucemia y no por ello lloras durante 10 kilómetros.

Tengo claro todo eso y los entiendo a todos ustedes, actores, músicos, productores, gestores culturales, organizadores de bodas, novios y novias que no han podido celebrar aún su unión porque las autoridades prohíben que se reúnan un par de decenas de personas mientras que ellos se rebozan en humanidad compartida y desbordada y retozan abrillantando hebilla.

Pero miren, en serio, quiero que dejemos de lado un momentito la justa ira y pensemos que no solo debemos estar cabreados como monas por esta última bofetada que nos han soltado en los morros, sino también por lo demás.

¿Saben ustedes lo del nuevo acuerdo que pretende colarnos el municipio capitalino y que modifica el Plan de Ordenamiento Territorial? ¿Sabemos algo del ministro de Cultura y las reuniones con los distintos grupitos a los que tiene con el agua al cuello y de los que se ríe semana tras semana mareándolos con reuniones y palabras bonitas pero sin soluciones? ¿Recuerdan ustedes lo de los albergues del Senniaf? Han caído un par de pendejos, puros mandos medios y bajos, ¿han oído que hayan ido a molestar a alguno de los clientes de la clase alta que se rumorea que están involucrados? ¿Saben ustedes dónde están los niños? ¿Qué se ha hecho para sacarlos de ese infierno? ¿Sabemos algo de la Ley de Salud Mental que fue vetada? Porque hay gente matándose a pares mientras los responsables fiestean...

A esto me refería, ¿ven? Solo quería que no nos echen arena en los ojos. Debemos enfadarnos por todo. Echemos leña a la hoguera, que tenemos mucha y de todo tipo de palos.

Ahora sí, antorcha en ristre y a gritar.

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