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- 12/08/2023 00:00

Al hablar sobre el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), las dificultades de aprendizaje y el temor al bajo rendimiento escolar suelen ser el centro de la conversación.
En ocasiones, los otros retos que enfrentan los niños que padecen de este trastorno del neurodesarrollo son dejados en segundo plano, lo que a la larga puede tener un impacto negativo.
El doctor. Juan Carlos Pérez Castro, del Proyecto DAH, una fundación mexicana dedicada al TDAH, explicó, durante su ponencia en el IV Congreso anual 'TDA/H es Real' de Fundación Valórate, que el déficit de atención no afecta la capacidad intelectual de los individuos.
Pérez detalló que este padecimiento puede ser de provecho en la búsqueda de respuestas innovadoras y soluciones, siempre y cuando haya un buen control del mismo. “El TDAH no afecta la personalidad ni la capacidad intelectual de las personas, pues no hay pruebas científicas de esto”, destacó.

En Panamá,, un 7% de los niños en etapa escolar tenían alguna forma de TDAH (estudio del 2009), siendo este uno de los índices más altos de América Latina después de Puerto Rico, que tiene una prevalencia de 11.2%.
A nivel mundial, el padecimiento afecta a uno de cada diez niños o jóvenes en edad escolar, sin embargo, debido a que no existen indicadores biológicos del mismo, algunos menores de edad no reciben el diagnóstico, la ayuda ni los ajustes que se utilizan para mejorar la calidad de vida de quienes desarrollan el TDAH.
Este trastorno es considerado crónico, pues es incurable y el paciente vive con él desde la infancia hasta la adultez, sin embargo, con un tratamiento psicológico efectivo y la farmacología adecuada, los individuos pueden desarrollarse con la misma facilidad que aquellos que no tienen este padecimiento.
La baja autoestima y la autopercepción negativa es uno de los mayores retos que enfrentan los niños que presentan este trastorno neurobiológico, según Pérez, debido a la constante atención negativa que reciben por parte de su entorno, especialmente los adultos, debido a su comportamiento.
Investigaciones aseguran que los niños con TDAH tienen más problemas, son menos populares y menos felices en comparación con sus contemporáneos. Ser considerados “problemáticos” por los adultos en lugar de buscar una razón a su comportamiento, puede llegar a influir de gran manera en cómo estos niños se perciben a sí mismos.
En la adolescencia y adultez, la baja autoestima de los individuos con TDAH puede llegar a tener múltiples efectos secundarios como problemas en sus relaciones interpersonales, la dependencia a sustancias y otros tipos de acciones, lo que puede ser evitado al realizar el diagnóstico de déficit de atención así como las modificaciones que necesite el individuo.
La dinámica familiar también puede verse afectada debido al diagnóstico de TDAH en los niños.
“En muchas ocasiones la culpa recae en la mujer por ser quien está encargada de la crianza, empieza a haber problemas de pareja y el niño se queda en el medio”, asegura la doctora Susana De León, del centro de salud mental The Bridge Center Panamá, durante su ponencia en el IV Congreso Anual de TDAH .
Además, investigaciones como 'El papel de los padres en el desarrollo y aprendizaje de los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad' demuestran que los padres de menores de edad con TDAH presentan niveles mucho más altos de estrés, discusiones entre pareja y una vida social más limitada.
Por otro lado, los padres se perciben a sí mismos como incapaces de afrontar el diagnóstico y llevar una vida familiar regular, lo que al mismo tiempo puede afectar la autoestima del niño que padece el trastorno, pues es percibido como un “problema” por su familia más cercana, lo que potencia la gravedad del TDAH y propicia la aparición de trastornos de la conducta.
De acuerdo con la Universidad Isep de México, dedicada a las neurociencias, la psicología y la educación, el TDAH tiene un impacto negativo en el sistema familiar, que comienza con la percepción negativa del diagnóstico por parte de los padres, otros factores como el aumento en el nivel del estrés y el uso de estilos educativos autoritarios, refuerzan las conductas desadaptativas en los niños y aumentan los conflictos entre familiares.
La doctora. De León señaló que el TDAH es un trastorno con gran heredabilidad, que puede llegar a ser hasta de un 75%, es decir, que es muy probable que si un niño presenta este padecimiento alguno de los padres también lo tenga. Esto puede causar más desorganización en el ambiente familiar, pues uno de los cuidadores del menor de edad tampoco tiene la capacidad de autorregularse.
La terapia familiar sistémica es una de las cuatro bases del tratamiento para el déficit de atención, esta consiste en entender que la familia tiene un gran peso en el desarrollo de las relaciones sociales de una persona, pues es uno de los sistemas con los que el individuo interactúa de forma diaria e intercambia ideas, emociones y experiencias.
Este tipo de terapia valida el surgimiento de conflictos o eventos que afectan la dinámica familiar, y ayuda al individuo y a la familia en general a aprender cómo manejarlos y cómo comportarse para gestionar de manera adecuada los problemas que de no atenderse podrían derivar en trastornos que necesiten una ayuda psicológica más profunda.
El 71% de casos de TDAH presenta algún tipo de comorbilidad con otros trastornos, de hecho, existe de un 41% a 78% de comorbilidad entre el déficit de atención y los Trastornos del Espectro Autista (TEA), siendo este el trastorno con la cual el TDAH tiene más relación.
La comorbilidad en psiquiatría es la asociación de dos o más trastornos en un paciente a lo largo de su vida. Esto es muy frecuente en los pacientes psiquiátricos y también tiene una serie de consecuencias e implicaciones importantes para el diagnóstico de estos individuos.
En el caso de los niños con TDAH, pueden tener comorbilidad con diferentes trastornos, además del TEA, como los de conducta, depresivos, de ansiedad o del aprendizaje, en estos casos el diagnóstico y el tratamiento dependerá de lo que detecten los profesionales durante la entrevista psiquiátrica, como explicó la doctora Noris Moreno de Flagge, de Neurodina, durante el congreso 'El TDA/H es real'.
En el caso de los niños con TDAH y TEA, los síntomas pueden ser confundidos con otras fijaciones sensoriales que presentan los niños con trastorno autista.
En el curso evolutivo de la enfermedad del paciente, los trastornos comórbidos pueden aparecer simultáneamente durante años o pueden alternarse cada trastorno individualmente durante largos periodos.