Jack Kevorkian: el “Dr. Muerte” en HBO

“¿Es éste el rostro de un asesino?", pregunta el afiche promocional de la película. Junto a la frase aparece un Al Pacino casi idéntico ...

“¿Es éste el rostro de un asesino?", pregunta el afiche promocional de la película. Junto a la frase aparece un Al Pacino casi idéntico al doctor Jack Kevorkian, el protagonista de la historia que narra la producción de HBO. El hombre que en los 90 conmocionó a EE.UU. por asistir a más de 100 enfermos que decidieron usar las “máquinas de la muerte” creadas por él mismo para acabar con su sufrimiento.

Hoy, con 82 años, después de haber pasado ocho en prisión por homicidio, y de haber quedado en libertad hace tres, Kevorkian asegura estar retirado y se dedica a dictar conferencias en colegios. "¿Que si lo volvería a hacer? No. ¿Por qué debería ir a la cárcel otra vez?", dijo en una entrevista. Eso sí, continúa su lucha para que la mayoría de los estados norteamericanos dejen de considerar un delito ayudar a los enfermos a suicidarse. Por eso en las pasadas elecciones intentó, sin éxito, llegar al Congreso como representante por Michigan. Sin duda la cinta “You Don′t Know Jack” le ha devuelto algo de la fama que tanto disfrutó cuando hizo de su cruzada un espectáculo mediático cuando presentadores como Jay Leno y Barbara Walters se peleaban por entrevistarlo. Asegura que nunca lo incomodó el sobrenombre de “Doctor Muerte” con el que se le conoció en el mundo entero: "¿Qué tiene de malo la muerte? Es sólo parte de la vida". Cuentan que su obsesión por ella le hizo ganar ese apodo desde sus épocas de residente. En sus rondas nocturnas de hospital, dicen, solía pegarles a los pacientes moribundos los párpados con cinta pegante para tomarles fotos y determinar los cambios de la córnea cuando estaban a punto de expirar. Como patólogo hacía transfusiones de sangre de cadáveres a pacientes, lo que, según Kevorkian, médico en la guerra de Corea, sería de utilidad en un campo de batalla. “El mismo sirvió de conejillo de indias y se infectó con hepatitis C”, dijo a SEMANA el periodista Michael Betzold, autor del libro “Una cita con el Doctor Muerte”. Además tenía por hobby pintar cuadros de decapitados y cuerpos descompuestos, uno de los cuales, titulado “Genocidio”, salpicó con sangre de varias personas, incluida la suya. "Aunque todos quieren oír la historia del “ángel compasivo”, como a él le gustaba que lo llamaran, fue un médico inescrupuloso que jugaba a ser dios", opina Betzold, quien tuvo una prima enferma de cáncer que solicitó los servicios de Kevorkian.

Para el periodista lo más macabro del personaje es haber propuesto hacer experimentos en criminales condenados a morir y enfermos terminales que dieran su autorización.

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