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- 13/11/2025 00:00
Cada 13 de noviembre se conmemora en Panamá el Día del Periodista, en memoria del poeta y periodista panameño Gaspar Octavio Hernández. Una jornada que se convierte en la ocasión ideal para celebrar la profesión que narra en tiempo real el primer borrador de la historia de una sociedad.
Si bien este será un día de agasajos y celebraciones en las redacciones de los medios de comunicación, la fecha también es propicia para reflexionar sobre una profesión que enfrenta diversos retos como la transformación digital de las redacciones para llegar efectivamente a las audiencias, y el asedio del poder a la prensa libre.
De acuerdo al más reciente estudio realizado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), Panamá se encuentra en el puesto 53 de 180 países en su índice de libertad de prensa, describiendo la situación como ‘problemática’ debido al asedio legal a los medios y periodistas, además del aumento de la autocensura.
No obstante, RSF señala que “los periodistas panameños trabajan en un entorno relativamente seguro y protegido”, en el que las agresiones físicas contra los comunicadores son ‘poco frecuentes’.
De igual forma, el Informe Anual sobre el Estado de la Libertad de Expresión en las Américas de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) puntualizó, por su parte, que el cumplimiento de la Ley de Acceso a la Información sigue siendo deficiente, mientras que el acoso digital contra los periodistas ha disminuido. Sin embargo, la SIP alertó que se mantenían las campañas de desprestigio a través de las redes sociales.
En lo que se refiere al consumo de noticias y a la relación de los periodistas con sus audiencias, el Estudio sobre las Libertades de Expresión y de Prensa en Panamá 2025 arroja datos que apuntan hacia un cambio en la manera en la que los panameños se mantienen informados.
La investigación – realizada por el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) e impulsada por la Fundación Fórum de Periodistas y la Unión Europea – revela que un 81% de los encuestados consulta las noticias por medio de su teléfono celular. Principalmente, a través de las redes sociales (38%) y los buscadores (33%), mientras que un 7% ingresa directamente a las páginas web de los medios.
En cambio, las plataformas más utilizadas son Instagram (73%) y WhatsApp (70%), y la mayoría califica la calidad informativa como ‘regular’. Otro dato llamativo es que el 80% de los participantes de la encuesta – que abarcó a más de 1,230 personas – expresaron su preocupación por no poder distinguir entre la información real y las noticias falsas. Así mismo, dos de cada tres encuestados piensan que se debería controlar la desinformación, aunque ello suponga una limitación de la libertad de expresión.
Por otro lado, el 61% considera que los medios de comunicación nacionales no son libres o lo son parcialmente, mientras que el 74% opina que dependen del gobierno, y el 72% de las élites económicas.
La investigadora del CIEPS, la Dra. Raisa Uribarri - quien realizó el estudio junto al Dr. Jon Subinas - aseguró en entrevista con el diario La Estrella de Panamá que el periodismo panameño actualmente lucha por ganar un espacio y mantenerse. Una característica que no solo se limita a nivel nacional, sino que trasciende a los medios de comunicación globales en la era contemporánea.
“Para nadie es un secreto que nos encontramos en presencia de cambios tecnológicos que han brindado posibilidades mediáticas distintas a los medios tradicionales, quienes antes acunaban las prácticas periodísticas. Si bien el derecho a la libre expresión es un derecho consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, también hay que tomar en cuenta que el ejercicio periodístico se practica mediante el dominio de un método con el que se busca y difunde la información”, apuntó la académica.
En este sentido, añadió que se debería establecer una diferenciación clara entre un influenciador de redes sociales – que podría tener intereses ya sea políticos o comerciales – y un periodista, que tiene el deber de ejercer su oficio con rigor y ética. Algo que no se le puede exigir a una personalidad de redes sociales.
“El periodismo es aquello que no es relaciones públicas. Lo ideal es que, en ese clima de libertad del discurso, el público pueda distinguir entre un periodista y un influenciador. Es necesario poder desarrollar una campaña para que los ciudadanos entiendan el rol de un periodista y qué se le debe exigir a un profesional de la información si no hace bien su trabajo”, remarcó.
Es así que frente a la proliferación de nuevos informadores a través de las redes sociales, el papel del periodista sufre una desestimación social aunado a un clima global en el que la prensa y el periodismo se encuentran bajo ataque.
Sin embargo, según Uribarri, el rol del periodista es esencial tal como lo evidenció la primera reunión que sostuvo el Papa León XIV con los informadores que cubrieron el cónclave, en el que el sumo pontífice hizo un llamado a respetar la vida de los periodistas.
En tanto, uno de los desafíos que enfrentan los medios de comunicación tradicionales se traduce en la caída de los ingresos publicitarios, lo cual pone en cuestión el modelo de negocio con el que la industria se basaba décadas atrás. Un problema al que se suma la discrecionalidad en el otorgamiento de la pauta oficial.
Uribarri añadió que los periodistas y medios de comunicación deberían acercarse más a sus audiencias, que son su razón de ser.
“Existe la percepción de la ausencia de un diálogo estrecho entre los periodistas con sus lectores, oyentes y televidentes. No podemos generalizar porque hay espacios mediáticos que hacen un gran esfuerzo para cumplir con esto. También es cierto que los medios de comunicación deben reflejar la diversidad ciudadana y, así mismo, formar parte de la solución de los problemas”, expresó la también periodista, quien apuntó al periodismo de soluciones como un vínculo efectivo con las audiencias.