El enfoque académico del siglo XXI

  • 18/06/2022 00:00
El proceso de aprendizaje debe ser continuo y progresivo es decir, infinito y evolutivo. Sin duda se escucha atractivo en papel, sin embargo, cuando vemos la realidad educativa de Panamá vemos todo lo contrario
El desarrollo del conocimiento es un proceso y como tal, se da por etapas que se van alcanzando paulatinamente.

Estuve leyendo varios artículos sobre los tipos de enfoques didácticos, me queda claro que cada uno de ellos tiene modelos interesantes para analizar, como también, oportunidades para cambiar en la nueva era de la educación.

De todos ellos, me parece clave desarrollar aún más el enfoque psicológico como el enfoque tecnológico para empoderar el enfoque intelectual o académico mejorando sin duda alguna el enfoque constructivista.

Me es claro y necesario que el proceso de aprendizaje debe ser continuo y progresivo es decir, infinito y evolutivo. Sin duda se escucha atractivo en papel, sin embargo, cuando vemos la realidad educativa de Panamá vemos todo lo contrario.

Es sensato analizar cómo los modelos obsoletos educativos impactan negativamente en los estudiantes de la nueva era. Siento que son escasos los contenidos atractivos que hacen que un estudiante vea el proceso de aprendizaje como una oportunidad para saber más allá de lo básico y no como una imposición social.

El desarrollo del conocimiento es un proceso y como tal, se da por etapas que se van alcanzando paulatinamente. Las experiencias y los conocimientos previos del educando facilitan o inhiben la construcción de nuevos conocimientos, por ende, el poder que trae la cultura general también juega un papel fundamental.

Los modelos obsoletos educativos están obligados a dar un giro a sus contenidos estandarizados y, aquellos países que creen en la educación como fuente de crecimiento y modelos de inspiración, están ajustando sus programas no solo en base a los distintos tipos de inteligencias (Lógica matemática, lingüistica verbal, espacial, corporal, cinestésica, musical, intrapersonal, interpersonal y naturalista) sino que además, están agregando cada uno de ellos la inteligencia emocional.

Como bien decía Juan Pablo II: “quien no se forma para formar, corre el riesgo de deformar gravemente” y si los modelos educativos actuales no cambian desde la raíz, los modelos futuros no podrán desarrollarse a plenitud.

A medida que más escuelas y universidades se vuelven remotas, es imperativo lograr que el aprendizaje digital esté al alcance de todos. Los maestros y expertos en aprendizaje comparten que, los adelantos tecnológicos pueden ayudar a dar pasos agigantados en todos los sistemas educativos globales explotando mucho más el conocimiento para así, poder entrar a una nueva era de las luces.

Como profesor universitario me ha quedado muy claro desde un principio que, las lecciones típicas que daba en un salón son cosas del pasado. Ahora se necesitan estrategias de comunicación más interactivas y de la participación constante a través de un diálogo fluido para lograr una conexión con el estudiante; es más, ahora el saber tiene que fluir por ambas vías para que nuestros alumnos también sean nuestros maestros.

Tomar en cuenta lo que el alumno dice o hace es clave, porque quien está dispuesto a enseñar, también tiene que estar dispuestos a aprender y, la nueva generación de alumnos traen riquezas que sin duda alimentan nuestra trayectoria académica y la hace mejor si nos tomamos el tiempo de escucharlos.

Considero que no debemos amarrarnos a un plan rígido: Antes, los alumnos se tenían que resignar a estar sentados haciendo su trabajo o simplemente a escuchar, imagine si la clase dura dos o cuatro horas, simplemente ¡tortura limpia!

Hoy, dentro de ese mismo período de tiempo, debemos pensar en cambiar nuestras lecciones a “mini lecciones” dejando a un lado la tradicional clase magistral, también debemos abrir espacios para el desarrollo interactivo e incluso hacer más paseos socráticos cambiando así todo el modelo de enseñanza tradicional.

Quien no vea el cambio como oportunidad de vida para hacer las cosas diferentes, terminará repitiendo modelos y estructuras que sólo han traído caos, frustración, complicaciones, desigualdades, alumnos quemados, rendidos o consumidos por la fatiga constante de pelear con sistemas obsoletos y que no tienen luces claras de desarrollos positivos para el bien común.

Siempre lo he dicho amigo lector, los alumnos entran al sistema educativo como un gran signo de interrogación y salen de ahí en muchos casos como punto final.

En estos tiempo, si como docentes no estamos dispuesto a aprender nadie nos podrá ayudar pero, si estamos dispuesto a aprender nadie nos podrá parar y, el Covid, nos ha dado esta nueva oportunidad para evitar fatigas innecesarias producto de modelos educativos del siglo XIX que aún quieren imponerse a estudiantes del siglo XXI.

Cuando esto se dé fluidamente, sin duda el área del saber y el área sociocultural se reestructurará de forma tal que le ofreceremos a las naciones estudiantes asertivos, efectivos y que saben aplicar sus conocimientos e inteligencia para el bien de la sociedad con ética y responsabilidad social a través de una inteligencia emocional sana y pro activa.

Cierro con este pensamiento: Si un(a) niño(a) o un(a) joven habido(a) de conocimientos no puede aprender de la forma en que enseñamos, quizás deberíamos enseñar como él o ella aprende y, por favor, siempre recordemos esto: La educación nunca debería ser un problema, la educación siempre debería ser una oportunidad.

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