El eterno debate sobre los cánones de belleza

Aunque siguen apareciendo nuevas plataformas que rompen los estereotipos tradicionales, se considera que los concursos plantean una realidad errónea del cuerpo de la mujer
Marlenis Santamaría junto a su hija, quien es su fuente de inspiración. Ella es aspirante al Miss Panamá Universal.

En las últimas décadas los concursos de belleza han sido más inclusivos. Esto se ha dado, principalmente, por los cambios que ha tenido la sociedad hacia lo que considera es la belleza de la mujer.

Miss Panamá Universal se suma a este tipo de plataformas que ponderan la diversidad. En este certamen se acepta que participen mujeres casadas y con hijos, explicó César Anel Rodríguez, presidente de Señorita Panamá, el ente que organiza el Miss Panamá Universal.

Aunque la plataforma establece nuevas reglas, muchos consideran que este tipo de actividades perpetúan un modelo errado de cómo debería ser el cuerpo de la mujer. Durante una entrevista con La Estrella de Panamá, César Anel avaló la opinión de quienes plantean esta crítica.

De acuerdo con el organizador, la postura crítica hacia los certámenes de belleza se hace desde una mirada de la “cosmética”, ya que durante el Miss Panamá Universal no solo se preparan mujeres para taconear y aprender a maquillarse.

César Anel Rodríguez es el presidente de la Organización Señorita Panamá

“Preparamos a mujeres que el día de mañana, independientemente de la posición que alcancen en un concurso internacional, puedan hacer cosas importantes. Hemos llevado a las ganadoras a las Naciones Unidas. Se han reunido con el Banco Mundial y con los gobernantes”, destacó.

Si se analiza desde un punto de vista feminista, generalmente van a estar en contra de este tipo de cosas y se puede entender, agregó. “Cuando estudias este tipo de actividades y empiezas a analizar el trasfondo de estos proyectos, te das cuenta que los concursos de antes son muy diferentes a los actuales”.

Ahora los concursos forman talentos, aseguró César Anel, ya que remarcó no se trata de taconear y tomarse fotos. “Se trata de trabajar con ellas en proyectos sociales. De hacer que ellas entiendan la realidad nacional para que puedan transformarla. Que participen en talleres de debate, en clases de oratoria. Eso brinda herramientas, le ayudan a tener mayor seguridad, no solamente en el escenario, sino en cualquier situación de la vida”.

La comercialización de los cuerpos

La primera edición del Miss Universo fue en 1952 en Estados Unidos. Este es un país muy capitalista, “de crear tendencias para las mujeres, porque son las mayores consumidoras de productos de ropa, moda, maquillaje, etc”, comentó la psicóloga Nazareth Espinosa.

Esto fue una oportunidad para establecer estándares de belleza, y de describir cómo es la belleza de la mujer, por ejemplo, desde una perspectiva de que es blanca, delgada, cabello liso, ojos azules, etc, explicó Nazareth a este medio.

En la primera edición del concurso de Miss Universo, detalló, no se permitió la participación de mujeres negras, solamente lo que los organizadores llamaron mujeres mestizas, entre los que estaban Panamá y México.

Se posicionaron los estándares que tenían que alcanzar. Un tipo de figura que responde a un cuerpo eteronormativo: delgado, esbelto, tonificado, glúteos grandes. De allí, a nivel psicológico, este tipo de mujeres que está consumiendo esta clase de material ve afectada su autoestima, porque si no se ven como la mujer que está en la televisión, no se consideran bonitas.

Además, agregó la especialista, los concursos de belleza “exacerban los trastornos dismórfico corporal, dismórfico facial, trastorno por anorexia nerviosa, trastorno por bulimia nerviosa. Y contribuyen al desarrollo de problemas psicológicos como problemas de autoestima, problemas de imagen corporal, inseguridades, problemas de autovaloración”.

En los concursos de belleza se establecieron los supuestos defectos de las mujeres, como los vellos, la celulitis. Si tienes estas cosas se considera que eres una mujer fea, no eres una mujer completa que merezca respeto o eres menos digna porque eres fea, añadió.

Sobre la existencia de estos concursos, la psicóloga dijo que “no creo que vayan a desaparecer. Aunque la población joven está cambiando. Son menos manipulables porque tienen más pensamiento crítico que otras generaciones, es mi opinión personal”.

Es cierto que existe una inclusión, comenta, pero se hace desde una perspectiva comercial. “Además, muchas personas están dejando de consumir este tipo de contenidos de belleza, no porque no estén de acuerdo con los estándares, sino más bien porque son tan conservadores que no aceptan ver que haya mujeres trans o mujeres con obesidad”, concluyó.

Una mirada feminista

Todos estos cambios que se hacen en los concursos de belleza son más bien una estrategia de mercadeo para no perder todas estas franquicias que están detrás. Pero siguen siendo “gordofóbicos”. Se mantienen con estándares de belleza inalcanzables. En los últimos 10 años quisieron implementar la moda de las mujeres con curvas, pero se ha vuelto a tener la normativa de que los cuerpos deben ser delgados. Las dietas terminan siendo dañinas para muchas personas, subrayó Claudia Vidal, abogada y fundadora de 'Palabras poderosxs'.

Sobre la imposición de las cirugías plásticas, se ve cómo la sociedad impulsa a esa búsqueda del cuerpo perfecto. Se han visto denuncias de mujeres que se han hecho cirugías con mala praxis que terminan muy mal. “La culpa no es de las personas, sino de un servicio médico que no garantiza los servicios de calidad. Al final todos tienen el derecho, son libres de hacer los cambios en sus cuerpos. Pero ahí el análisis es más complejo. Entender de dónde viene la necesidad, de entender la búsqueda de ese cuerpo perfecto. Al final en la televisión, en los artistas se refleja esa necesidad de lograr esos estereotipos de belleza”, finalizó la activista.

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