Etiquetas, un debate entre las percepciones y la estigmatización

Actualizado
  • 19/10/2020 00:00
Creado
  • 19/10/2020 00:00
Un sociólogo hace un análisis acerca del origen de esta realidad sociocultural, donde se establecen los roles que debe cumplir cada individuo, ya sea hombre o mujer. Otras voces nos dan su opinión acerca del tema y cómo la crianza juega un papel fundamental
El origen de las etiquetas sociales tiene su base en las culturas de cada región y en el sistema patriarcal que es acogido por hombres y mujeres.

¿Deberían los roles ser asignados para un género específico? ¿Qué es lo primero que piensa cuando ve a otro individuo? Hoy la sociedad suele etiquetar más a las personas que a los productos. Esto ocurre gracias a los ideales culturales provenientes de cada población, donde se estima no solo lo que se “supone” que debe hacer el otro, sino que más allá se establecen prejuicios basados en la apariencia del hombre o la mujer.

¿En qué género prevalecen más los estigmas?, la respuesta del sociólogo José Lasso apunta que es hacia las mujeres, aunque también ocurre en el caso de los hombres, pero en menor frecuencia. “Los modelos buscan posicionar los roles de cada género, que han sido construidos históricamente en los procesos de socialización o adaptación de los individuos a grupos sociales; esas etiquetas se van trasladando en lo que se espera que realice cada uno”.

Lasso asegura que a medida que las personas vayan apartando los modelos generacionales transmitidos, de esta manera se podrán contemplar avances. “Cuando un sujeto se sale del patrón acostumbrado, inmediatamente causa alarma en los demás. En el aspecto físico, por ejemplo, ven raro que un hombre use camisa rosada, se ponga brillo en las uñas o en el caso de las mujeres que usen colores como azul o celeste”.

“Hoy existen visiones por parte de féminas de cómo debería ser la comunidad masculina y viceversa, pero a medida que las personas tengan impregnados estos tradicionalismos socioculturales van a reaccionar con rechazo hacia lo que hace el otro; por ejemplo, en el caso de un hombre que se acicala mucho, es absurdo que se piense que el individuo es homosexual o tiene una orientación sexual distinta”.

Retomando los estigmas hacia el grupo femenino, Lasso es consciente de que este es el género que más se ve sujeto a las etiquetas.

Estas actitudes prevalecen producto de la sociedad patriarcal establecida aún en Panamá. “No solo se pueden analizar las etiquetas por parte de uno de los dos géneros, hay que hacerlo por igual. Este fenómeno social afecta más a las mujeres, sin duda. Un hecho es que los hombres suelen etiquetar más a las mujeres que al contrario, e incluso las damas con visión patriarcal suelen atacarse entre ellas mismas”.

El sociólogo anota que aunque la comunidad femenina suele sufrir mayormente el peso de las etiquetas, “esto no excusa que algunas mujeres expresen opiniones como: 'Todos los hombres son iguales', 'todos están cortados con la misma tijera', siendo esta última una de las más comunes”.

Para erradicar estos pensamientos de los imaginarios sociales, Lasso propone establecer la igualdad en los sistemas de educación formal y no formal, donde a través de la interacción, el aprendizaje y el proceso de sociabilización se logren cambiar los viejos moldes apoyados desde los valores sólidos del hogar. “Hay que entender que todos somos seres humanos y que no tenemos que estar estableciendo comportamientos particulares a nadie. La decisión de lo que cada uno quiera hacer debe ser libre, siempre y cuando se respeten los marcos morales establecidos en la vida cotidiana. La familia y los medios de comunicación pueden ir poco a poco rompiendo esos viejos moldes”.

De igual manera, remarca que se han logrado avances, pero hay retrasos producto de las visiones conservadoras. “Hay esfuerzos, pero no están teniendo el impacto suficiente. El discurso religioso en Panamá tiene mucho peso y dentro de este se establece de forma constante lo que debe hacer cada género. Gracias a esto es que aumentan las diferencias entre hombres y mujeres”.

Perspectivas

“El punto es que la mayoría de los seres humanos estamos listos para juzgar a las personas según la apariencia, el sexo y la edad. Usualmente se suelen llenar estos espacios en blanco y se evalúa a las personas de manera uniforme y estereotipada”, constata Elena Vega, una ciudadana panameña, quien agrega que desde su niñez efectivamente ha escuchado más etiquetas de hombres hacia las féminas.

“Lastimosamente Panamá es un país donde prevalece el machismo, pero aclaro que no todos los hombres ni todas las mujeres mantienen este pensamiento. Más bien son las antiguas generaciones las que tienen esta ideología impregnada que luego lo llevan a la acción. Es común escuchar en los adultos mayores que la mujer debe dedicarse a la casa y el hombre a trabajar [a la calle]”.

“Además, en el campo laboral hay quienes subestiman la capacidad de la mujer, donde nos tachan de sentimentales y pocas veces capaces de tomar decisiones por ser frágiles. Incluso la sociedad misma presiona más a las damas a cumplir estereotipos físicos que te hagan lucir perfecta. Sé que actualmente se ha venido trabajando para que disminuyan esas costumbres, pero nos queda mucho camino por recorrer”, comparte.

La comunidad femenina es la más afectada por los estigmas sociales.

Por su parte, Alexis Muñoz, un joven profesional de la ciudad, manifiesta que en la actualidad las etiquetas han disminuido socialmente. “Considero que esto de etiquetar a otra persona viene desde la crianza. Y claro, cada niño o niña va creciendo con la idea de que uno es más ágil o se desenvuelve mejor que el otro en una actividad. Pero no se trata de si eres hombre o mujer. Estoy seguro de que ambos géneros podemos desempeñar roles por igual. Pero todo va a depender de cada uno, porque hay quienes aprovechan las reuniones grupales para denigrar al otro, pero esto más allá del género, va asociado con los valores que tenga cada uno”.

Asimismo, comparte que le ha tocado escuchar expresiones de mujeres que emiten un juicio solo por el hecho de que la persona sea del género masculino.

“Opinan de forma generalizada encasillando a todos en un estereotipo social. He escuchado a mujeres tachar a los hombres de ser desorganizados o decir la típica frase: 'Tenía que ser hombre”.

“Hoy la sociedad etiqueta al otro género de acuerdo con lo que haya visto o conocido dentro de su cultura. Por eso, considero que es bueno hacer actividades dentro del trabajo, escuelas o eventos donde participen ambos géneros y se puedan ver las cualidades de esos individuos, y así ir suprimiendo ideas erróneas sobre lo que debería ser el hombre o la mujer. Esta es una manera de que cada género vaya aprendiendo del otro, en torno a las distintas cualidades que tienen”.

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