‘Eva' continúa la saga ‘Falcó'

Actualizado
  • 15/12/2017 01:05
Creado
  • 15/12/2017 01:05
Pérez-Reverte conversó sobre la segunda novela de esta serie adictiva que valida su experiencia como reportero de guerra

Hace un año, en el mismo recinto de la FIL Guadalajara se presentó la novela Falcó , del académico y escritor español Arturo Pérez Reverte, y les correspondió en esa ocasión a Pilar Reyes y a Elmer Mendoza, su ‘cuate', escritor de Sinaloa, interactuar con el guapo, interesante y arrollador autor. En esta ocasión, en la XXXI versión de la FIL, que tuvo de invitado a Madrid, y que su ayuntamiento se volcó a celebrarlo con el eslogan ‘Ganarás la luz', Pérez Reverte volvió sobre sus pasos para conversar sobre Eva , la segunda novela de esta serie que se ha convertido no solo en adictiva, sino que valida toda la experiencia como reportero de guerra que tuvo su creador.

‘Cuando una mujer cree en algo, es implacable. Una mujer que ha amado a un hombre con la fe que acostumbra, deja todo por él, cosa que el hombre no hace',

ARTURO PÉREZ-REVERTE

ESCRITOR

Le tocó a Julio Trujillo, editor de Alfaguara, sello editorial que publica la serie, y a Gabriela Warkentin, una periodista ‘necesaria', como la introdujeron, el honor de conducir la presentación. Con un poco de chanza en torno a la lectura del libro, Gabriela logró dominar al avezado tuitero y polémico columnista frente a un salón lleno a rabiar. Y es que don Arturo convoca multitudes, sea cual sea el tema que vaya a tratar.

Con la misma aura de misterio y el cuidado vestuario de los personajes, la portada de Eva evoca la de Falcó , publicada hace un año. La primera, escenificada en varios sitios de España, termina en Portugal, y daba pie a que este veterano contador de historias (y amante de los animales) continuaría la historia de este espía inescrupuloso, pero encantador y con el cual todas las mujeres quisieran bailar una pieza y los hombres, tomarse un trago. En esta ocasión, Pérez Reverte sigue su historia en el puerto de Tánger, en torno a un barco del bando republicano (era a principios de 1937 y la Guerra Civil Española había estallado hacía pocos meses) que va cargado de oro y se dirige a la Unión Soviética. Tiene dos formas de hacerlo, convenciendo al capitán para que se cambie al bando de otro barco que allí está también fondeado (y es un destructor de los nacionales) o por las malas, hundiéndolo con toda su tripulación.

Sobre sus experiencias, Pérez Reverte explicó que hay autores que escriben con su imaginación, de libros que han leído, con su mirada y otros que escriben con la experiencia que le han añadido a la vida. En su caso, todos los escenarios de muerte, de tortura y de sordidez él los ha vivido en sus más de 20 años de reportero de guerra, y así lo ha contado con detalles.

Por ejemplo, cuando se refiere a Moira Nikolaos, una mujer misteriosa a la que le falta un brazo, en realidad Pérez Reverte evoca a una persona que conoció en Beirut. Tenía un pasado tormentoso y él la pone en Tánger. Los lugares son tan importantes como sus personajes. Él quería que éste fuera el caso y para eso necesitaba un escenario perfecto, fines de los años 30, con espías y protagonistas exóticos. Es fundamental dominar el escenario, y por eso en su escritura se imbuye en los sitios donde lleva a sus personajes, se hospeda en los mismos hoteles y va por las mismas callejuelas.

Hay dos protagonistas principales: el inescrupuloso Lorenzo Falcó, encantador, inteligente y culto, y una peligrosa mujer, violenta y totalmente comprometida con su ideología, Eva Neretva, que finaliza en la novela Falcó como agente de la NKVD (departamento de la policía secreta que dio paso a la KGB). Falcó sigue siendo un tipo amoral, él es su propia bandera. Eva, por el contrario, cree en el comunismo y se entrega en cuerpo y alma a su compromiso político, lo que da pie a la confrontación entre el escepticismo del héroe cruel masculino contra la fe revolucionaria femenina. Eva es parte de ese grupo de mujeres honestas, comprometidas y que se entregaron hasta la muerte, sometida a innumerables peligros en medio de unos años convulsos.

Entre ellos se mantiene la tensión sexual que leímos en Falcó , pero se van desarrollando inesperados vuelcos a la relación, en medio de realidades que llevan muchos acontecimientos. Todo era diferente cuando él recorría los conflictos con una mochila, las relaciones eran más humanas. Cuando un periodista llegaba a Eritrea, a Angola, a los Balcanes, a zonas de conflicto, no tenía acceso a las redes de transmisión de sus informaciones de noticias como hoy, que hay videos online , mensajes de texto y voz y archivos digitales. Dependía de comunicaciones artesanales y lentas y para eso se creaba una hermandad entre todos.

Con Eva se siente muy satisfecho, pero hay un punto que quiso desarrollar, y es que el ser humano que es un soldado es su peor enemigo. Está en constante vigilia, en permanente peligro. Falcó se siente solo en medio de tanta agitación, y lleva siempre un arma, está sobre territorio hostil, es un buen ejemplo de lo que es el ser humano.

No desaprovecha el magnífico escritor el destacar lo importante que es la lectura para la vida. Leer da lucidez y una mirada diferente y esa mirada te hace infeliz. Y él apela a la lucidez y sus lectores le agradecemos que produzca tanto y tan bien. Los libros le enseñaron las fronteras imprecisas de los territorios, aunque creció en una casa estable, de clase media alta, con biblioteca. Pero siempre se ha movido en territorios hostiles, por eso los puede relatar tan magistralmente. Y el territorio de la mujer es eminentemente hostil.

Dice que hay demasiados novelistas contando cosas que no le interesan a nadie. Y que el presente es muy vulgar. Drones, ordenadores, satélites, teléfonos inteligentes, mensajes de voz por WhatsApp. En ese tiempo que él recrea había unas telefonistas que enchufaban unos cables a una centralita de esas de clavija y con suerte lograban comunicarte con el lugar donde debías mandar el material de tu reportaje. Tenías que ser muy encantador para que te ayudaran a conectarte con tu destino y eso pasaba con los maîtres de hotel, camareros y ese mundo: el del contacto con el ser humano.

‘El que tiene fe es muy vulnerable y Falcó lo sabe. Cuando una mujer cree en algo, es implacable. Una mujer que ha amado a un hombre con la fe que acostumbra, deja todo por él, cosa que el hombre no hace. Cuando la traiciona, es la más cruel de los enemigos, justamente porque su honradez intelectual en ese sentido es extrema'. Las mujeres son así… y se queda guindando de la frase ‘el hombre, el hombre…'. Y le pide a Gabriela que le formule su próxima pregunta.

Ante mi pregunta de que dónde va a recrear la próxima aventura de Falcó, ya que había leído que, con el tema catalán, cuando fue a presentar el libro a Barcelona le pidieron que la escenificara en la ciudad condal. Me respondió, encantador, que la ubicará en el sur de Francia, el norte de España y terminará en París.

Frente a otras preguntas dijo que había cosas que le había prestado a Falcó, como su humor negro. Y que ha vivido muchas cosas que le dan la autoridad moral de escribir sobre ellas, como las torturas y los escenarios de guerra. Cuando Falcó mata, tortura, hiere, es con conocimiento de causa.

Arturo Pérez Reverte es muy ameno, encantador, sobrado. Pero una señora le preguntó al final de la presentación si él estaba consciente de que era guapísimo y supertalentoso, y si escribe para él o para sus lectores. A lo primero, se ruborizó; a lo segundo, explicó la pasión que siente al escribir que se imagina por la noche lo que va a relatar en la mañana.

La estupidez se está elevando a norma social comúnmente aceptada, finalizó. Para él, si no hubiera leído, si los libros no fueran importantes para él, se hubiera perdido en un burdel, con drogas y alcohol. Los libros le dieron la oportunidad de ser feliz y para él, escribir es un acto de felicidad.

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