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- 02/12/2015 01:00
No hay un método Mordzinski', afirma el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski (1960), quien retrata ‘de la misma manera a un premio Nobel de literatura que al escritor que mañana publica su primer libro', explica en una entrevista con Efe. Mordzinski, que participó como autor invitado en la trigésimo sexta edición de la Feria del Libro Ricardo Palma que concluyó el lunes en Lima, es conocido como el fotógrafo de los escritores y por su lente han pasado Mario Vargas Llosa, Susan Sontag, Gabriel García Márquez, Ana María Matute o José Saramago, entre otros.
Aunque el retratista reitera que ‘no tiene recetas', reconoce que su postura principal a la hora de fotografiar a un autor es que ‘salgan de la pose de ser retratados al lado de su libro'.
‘No creo que un fotógrafo que lea a los autores sea mejor, pero una persona que lee sí puede generar lazos de confianza y romper ciertos tempos'.
De esta forma, asegura, puede sentir ‘una mirada cómplice' y que el escritor desarrolle inmediatamente una curiosidad por el fotógrafo y así, el corto tiempo otorgado para disparar ‘puede convertirse en media hora y hasta en una cena'.
Mordzinski se define como una persona ‘extremadamente intuitiva', ya que, por lo general, no va con una idea preconcebida a la hora de retratar y sus fotos surgen sobre la marcha. Su forma de trabajar es ya característica, sobre todo por el nivel de confianza que establece con quien fotografía, como con Vargas Llosa, al que le une ‘una hermosa amistad' y a quien retrata desde hace más de un cuarto de siglo.
El fotógrafo apuesta por una imagen con ‘su propia identidad, que sea subjetiva y te invite a entrar al libro' ya que en su opinión, la literatura es ‘un ejercicio muy solitario' que no se ve muy recompensado cuando un autor está en promoción y ‘tiene que resumir en pocas líneas lo que te ha llevado años en volcar al papel'.
Una de las ideas que busca transmitir es que ‘una cosa es el escritor y otra lo que escribe' y por eso, sus imágenes recogen aspectos personales e íntimos de los autores desde que empezara en esta disciplina en 1978.
En estos casi cuarenta años de trayectoria, la tecnología ha pasado desde los carretes a las tarjetas de memoria. ‘Siempre gasté poquitos (carretes), tenía poco dinero y aprendí a tirar pocos', asegura. Y se muestra ‘enteramente agradecido' a la era digital, ya que reconoce que es ‘mucho mejor como fotógrafo en digital que en analógico'.
Afirma que no está en redes sociales, y que ‘cree en los viejos e-mails, en las cartas de amor' y que no podría ser retratista sin aquel que está delante de la cámara, por tanto necesita ese contacto físico que no encuentra en las redes.