'Holos-Kaustos': un sendero a través de la memoria y la resiliencia

  • 23/01/2023 00:00
Con su cámara en mano, el fotógrafo Diego Cedeño emprende un viaje hacia Polonia para mostrar la realidad vivida en el mayor campo de exterminio de la historia durante la Segunda Guerra Mundial
Campo de concentración y exterminio Auschwitz-Birkenau

Winston Churchill una vez dijo: “Aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla”. Esta es una frase que define la misión de Diego Cedeño, un fotógrafo panameño que desde niño, se interesó por los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, específicamente el genocidio del régimen de la Alemania Nazi entre 1933 y 1945, conocido como el Holocausto.

Algo que comenzó como una curiosidad, pronto se fue transformando en una misión para educar sobre la tragedia de Auschwitz-Birkenau, el mayor campo de concentración y exterminio nazi.

Con cámara en mano, Cedeño viajó hasta Polonia para encontrar respuestas a las preguntas que hasta ese momento, nadie parecía contestarle. Su misión era clara: retratar el dolor que vivieron las víctimas y educar a la población panameña con el fin de que sucesos como el Holocausto no vuelvan a ocurrir.

Con un toque detallista, logró capturar imágenes para representar el dolor de las víctimas que sufrieron durante la época, creando así su exposición 'Holos-Kaustos: Cuando quemaron -casi- todo'.

Interior de las barracas donde vivían los prisioneros
¿Cómo empezó?

Diego Cedeño es la prueba de que las ideas pueden convertirse en realidad siempre y cuando así se desee y se trabaje para ello. El joven fotógrafo se interesó por la historia cuando cursaba primaria.

“Estudié en el colegio judío Alberto Einstein y recuerdo que nos llevaron a una exhibición fotográfica en la Biblioteca Nacional”, compartió en una conversación con La Estrella de Panamá.

“Eran murales con recortes periodísticos de años atrás y fotos históricas que contaban lo que había ocurrido en Alemania entre 1933 y 1945. A mí me daba pereza leer así que me guiaba por las fotos que veía”.

Cámaras de gas donde muchos judíos y otras minorías murieron

Estas fotos despertaron su interés por entender qué había ocurrido con las víctimas que sobrevivieron el Holocausto, y qué pasó con los campos de exterminio y concentración donde se encontraban.

Sus profesores no sabían qué contestarle, pero Diego ya estaba hipnotizado por las imágenes que tenía frente a sí, y quiso aprender sobre el tema. “Ese fue mi primer 'coqueteo' con la fotografía”, recordó.

A los 26 años, viajó a Hamburgo Alemania donde logró ver Inglorious Basterds, una película de Quentin Tarantino que muestra una ficción basada en la historia de la Segunda Guerra Mundial.

“Para mi sorpresa, el cine estaba repleto de alemanes jóvenes y cuando comienzan a matar a los nazis en la película, el cine se quería venir abajo”, recordó. “Comenzaron a gritar y aplaudir de la alegría. Yo no entendía qué estaba pasando”.

Esto le generó más preguntas al fotógrafo, quien al escuchar a las personas a su alrededor entendió a qué se debían sus reacciones. “Para ellos, esto era como una liberación de tensión y frustración sobre lo que se vivió en su país en esa época, ya que muchos alemanes nunca estuvieron de acuerdo con lo que estaba pasando a su alrededor”, dijo.

En ese momento, quiso tomar acción. “Al involucrarme con la fotografía años más tarde, seguía pensando en buscar una idea para proyectar todo esto”, dijo.

Así, se embarca en una aventura de aprendizaje y muchas emociones.

Visita a Auschwitz-Birkenau

A finales de 2021, el fotógrafo panameño viajó a Europa con la intención de hacer un recorrido por los campos de concentración que aún existen en el continente. “Tuve poco tiempo así que no pude cumplir con esta idea pero sabía que mi primera parada debía ser Auschwitz”, dijo.

Lo que le llamó la atención fue que al llegar a Polonia, nadie le podía dar información de la ubicación del campo de exterminio. “Me di cuenta de que a los polacos no les gustaba hablar del tema por su participación en la guerra y la vergüenza que les daba”, recordó.

Tomó un bus hacía Cracovia, y se anotó en el siguiente tour en Auschwitz. “Por ser tiempo de pandemia, no habían muchas personas a mi alrededor, lo que me permitió tomar fotos sin la interrupción de turistas”, dijo. “Nuestra guía resultó ser nieta de una de las personas tomadas como prisioneras durante la época, obligada a trabajar en uno de los subcampos de concentración, como Auschwitz Monowitz”.

Así, Diego logró obtener la información que deseaba. Sin embargo, no olvidaba el lugar en el que se encontraba y los sentimientos que le generaba. “Al entrar, me paralicé. Nunca imagine lo que iba a encontrarme ahí. El aire que se respira es pesado y es un ambiente saturado de muchas cosas. Fue muy difícil”, contó.

Técnica y catarsis

Diego sabía la manera en la que deseaba capturar sus fotografías: en blanco y negro. “Quise eliminar todo tipo de distracciones”, explicó. “Tomar las fotos así, me permitía mostrar una mejor visión del lugar, el dolor y los sentimientos que surgen de este”.

El fotógrafo sentía una responsabilidad profunda de reflejar el dolor que se vivió en esa época. “Llegué con la intención de documentar lo ocurrido y el lugar, y terminé tratando de proyectar lo que estaba sintiendo mientras estuve ahí”.

“Para mí siempre fue importante dar a entender todo el sufrimiento que vivieron las víctimas y reflejar eso en las fotografías”, explicó. “Mi objetivo era hacer que las personas sientan lo que yo sentí y crear consciencia de que esto es un tema del que se debe hablar para tener un mejor futuro”.

Con un total de 28 fotos en su exhibición, la cual se puede evidenciar en el Museo de la Libertad y los Derechos Humanos, Diego presentó imágenes de varios puntos del campo: su entrada, el Bloque de la Muerte, las pertenencias de los prisioneros, las cárceles donde mantenían a los políticos, las cámaras de gas donde el 90% de los prisioneros murieron, las barracas donde dormían y más.

Pero hacía falta algo. “Al tomar las fotografías, sentía que me olvidaba de algo importante”, dijo: el lado humano.

Conociendo a los sobrevivientes

Estando en Panamá, el fotógrafo se contactó con la Fundación Amigos de Yad Vashem quienes le comentaron que en el país había cuatro sobrevivientes del holocausto. “Los intenté contactar a pesar de que me advirtieron que quizás no iban a querer hablar”.

Así, conoció a Félix Poznanski quien le contó su historia y cómo con tan solo ocho años, logró escaparse de Auschwitz. “Tienen la fuerza para seguir viviendo y contar su historia para enseñarle al mundo que no pudieron con ellos”, dijo el fotógrafo.

Esto lo impulsó a buscar más testimonios en Venezuela y se prometió a sí mismo, que este sería un proyecto en crecimiento.

El presidente del Comité Venezolano de Yad Vashem, Tomas Osers, es hijo de Harry Osers, uno de los sobrevivientes del Holocausto quien llegó a Venezuela luego de la liberación y ayudó a añadir un elemento importante a la exhibición: el único vaso que se les daba al entrar al lugar utilizado para su alimentación.

“El vaso era importante porque representaba en sí el hambre que pasaban y la injusticia que vivían día a día”, explicó el fotógrafo y “agregó mucho valor a la exhibición”.

A pesar del dolor que vivieron las víctimas, Diego se planteó darle una nueva mirada a su exhibición: “Holos- Kaustos puede ser un grito, un susurro, pero al final es un saludo a la vida. Estas personas vivieron, y eso hay que celebrar: la vida”.

La exhibición fotográfica 'Holos-Kaustos: Cuando quemaron -casi- todo' estará disponible en el Museo de La Libertad y los Derechos Humanos desde el 17 de enero hasta el 24 de febrero de 2023. 

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