La cantante argentina Nicki Nicole resalta la importancia de mantenerse “con los pies en la tierra” en una entrevista con EFE por su visita a México, donde...
- 14/08/2011 02:00
- 14/08/2011 02:00
Resguardado por columnas de libros que se amontonan casi hasta llegar al cielo raso de su habitación (ubicada en una residencia en San Miguelito), el poeta Javier Alvarado vuelve sobre sus propios pasos, sobre lugares y vivencias, angustias y soledades, como un bombero que trata de ubicar pistas tras un siniestro: el fuego primigenio que alimentó su creación poética.
Rápidamente menciona a Pablo Neruda como uno de sus ‘poetas fundamentales’. Acerca del autor de El hondero entusiasta, Residencia en la tierra y Canto General comenta que tuvo la oportunidad de conocer sus residencias en Chile (La Chascona, La Sebastiana y la de Isla Negra) cuando ganó el Premio Nacional de Poesía ‘Pablo Neruda’.
Entre los autores locales, Alvarado - premiado en tres ocasiones en el certamen literario ‘Gustavo Batista Cedeño’- destaca a José de Jesús Martínez, específicamente a su poemario Medio siglo, que compró hace aproximadamente 10 años en los quioscos de Salsipuedes. ‘Es un poeta que te patea el alma cuando lo lees, porque escribe con un dolor infinito’, sentencia el vate de 28 años.
Otro de los tesoros que es posible encontrar en el caos de su biblioteca es una edición antigua de las Obras completas de Luis de Góngora, que adquirió a la módica suma de cinco dólares en la Universidad de Panamá, donde curso estudios de literatura. En su tesis de graduación analizó la obra del autor chileno Pablo de Rokha, cuyo libro Mis grandes poemas menciona como otro de sus favoritos.
Al enumerar las obras que relee constantemente, menciona también a Donde habita el cangrejo, del escritor costarricense Eduardo Langagne, Metamorfosis de lo mismo, del español Antonio Gamoneda, y Alfabeto del mundo, del venezolano Eugenio Montejo.