Mi dulce de pepitas de marañón

  • 15/05/2016 02:00
La imagen era clara, no dejaba duda alguna, es un militar con cara dura y actitudes autoritarias

La imagen era clara, no dejaba duda alguna, es un militar con cara dura y actitudes autoritarias, proviene de las mejores estirpes castrenses de la provincia de Veraguas, se había rodeado de los más violentos e inhumanos militares istmeños, que con boatos y tonadas marciales había regresado a sacudir el suelo panameño.

Ya se narraba de sus terribles acciones, pues habían sustituido al presidente de la República y lo habían llevado al paredón, ejecutándolo sin proceso alguno. Fue así que también fueron pasados por las armas los ministros y vice ministros ‘por incapaces', la ferocidad con la cual actuaba este grupo castrense era inaudita y muchos estaban preocupados.

Fue montado un paredón en plena Cinta Costera, donde cada día venían para ser fusilados aquellos corruptos y coimeros funcionarios públicos del aparato estatal y con una gran pantalla, se pasaban frases que decían: ‘Los corruptos no pasaran, viva Panamá democrática'. Se supo que a los diputados suplentes los montaban en un avión de carga y los tiraban en medio del mar Caribe para que se lo comieran los tiburones, pero la peor suerte le tocaba a los diputados, ya que los llevaban desnudos a la Plaza 5 de mayo y les cortaban ambas manos, con la excusa de que matarlos era un premio no merecido.

A los periodistas de los medios televisivos que habían recibido premios de sus chiefs por haber actuado como perros arrastrados cumplidores de oscuros mandatos, los ejecutaban en una transmisión en vivo, junto a sus manipuladores jefes, pues la sed de imponer un nuevo orden moral, por parte de estos nuevos militares, era un código rígido al cual era imposible renunciar.

Los periodistas radiofónicos, aquellos que vivían del continuo desorden institucional y de la degradación moral a la cual se había llegado, fueron todos obligados a uniformarse con overoles naranja fosforescente, para que trabajaran en la reconstrucción de todas las escuelas públicas del país, sin salario y sin la posibilidad de rebelión alguna, so pena de muerte.

Frente a la bahía de Panamá, fue hecha una isla ecológica, para recoger toda la basura producida por el país, donde se separararía y recuperaría todo tipo de materia sólido y líquido. Allí fueron llevados a trabajo forzado los traficantes de drogas y todos aquellos que tenían que ver con el lavado de dinero en Panamá. Ellos tendrían que seleccionar todo el material reciclable, mientras que, los magistrados corruptos junto a los abogados deshonestos serían los encargados del reparto de las malolientes aguas sucias y podridas.

A aquella isla ecológica llegarían también todos los excrementos de las letrinas y desagües del país, y en una operación que llamó ‘LA NOCHE DE LA KAKA y de LA JUSTICIA SOCIAL' recogió a todos los culpables de los últimos escándalos y los mandó a trabajar en la separación selectiva y ecológica del excremento de todos los panameños. Este nuevo dictador quería terminar con las contiendas y ‘pendejaditas' de la aristocracia panameña que desde hace mucho tiempo tenía de rodillas la economía panameña y, sobre todo, sentar un ejemplo para las futuras intenciones de las clase pudiente.

Cada prostituta ilegal y los extranjeros indocumentados fueron rápidamente llevados al último confín del país. Los que cometían actos de pedofilia, los taxistas indisciplinados, los conductores que pasaban con el semáforo rojo, los peatones groseros, los choferes de busitos piratas, los coimeros de los hospitales, los que ‘jugaron vivo' con los precios del consumo básico… todos ellos fueron condenados a trabajar gratuitamente en la construcción de las 7 líneas del Metro, red que iría a satisfacer las necesidades de movilización de los panameños, en breve tiempo.

Y una repentina explosión de luces me es estremeció. Confundido, aterrorizado pensé que nos tocaba a nosotros, a quienes nos proclamamos intelectuales de este país, creí que nuestro turno había llegado, que nos llevarían al paredón. Aquellos que mamaron en pasado y maman actualmente de cada institución cultural y se encuentran escondidos, sin hablar, sin protestar, con su cobardía intelectual, asalariados del aparato cultural istmeño, responsables de la actual crisis del sistema, llorones y asustados anclados en utopías partidistas, voces tímidas enjauladas de un propio interés personal y…; sudando con el ritmo cardíaco acelerado, me levante de un solo golpe de la cama... fue todo un sueño, una maldita pesadilla, una mentira. No hubo ningún militar, ningún golpe castrense, no hubo ningún fusilamiento, nadie venía por nosotros, ni por los culpables para ejecutar…. todo fue una fea pesadilla.

Aquí en Albrook, con mi tacita de café caliente en la mano, meditaba sobre mi pesadilla, en silencio pienso... sí, es inicio de mayo y este año los marañones tardaron en nacer, fue ese sabroso dulce de pepitas de marañón comido anoche el que me hizo mal, tal vez comí demasiado y por eso mi horrible y espantosa pesadilla. Sé que muchos paisanos tienen pesadillas como la mía, porque son panameños soñadores de praderas limpias, de luces brillantes en tiempo de oscuridades; de marañones que florecen para Semana Santa -y no en mayo- para que las familias panameñas hagan los dulces de pepitas de marañón, para la felicidad de este pueblo, fiero y merecedor de dignidad gubernamental.

¡Amen!.

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