Entre la niñez y la adolescencia

PANAMA. Aunque su inicio puede variar de un individuo a otro ya que el desarrollo se inicia en edades distintas para cada uno, en genera...

PANAMA. Aunque su inicio puede variar de un individuo a otro ya que el desarrollo se inicia en edades distintas para cada uno, en general esta etapa se encuentra dentro de este rango (9 a 13 años), nos explica el Dr. Alvaro Gómez Prado, Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta.

PRE ADOLESCENCIA Y ADOLESCENCIA

Típicamente se coloca el inicio de la adolescencia alrededor de los 13 años, aunque no se puede colocar un límite temporal específico a este periodo de la vida, nuevamente porque existen diferencias individuales de persona a persona. Se suele considerar el inicio de la adolescencia como marcado por el desarrollo de características sexuales secundarias (aparición de vello púbico y axilar, cambio de voz en los varones, etc). Sin embargo, no se dan solamente estos cambios. ‘Existen cambios a nivel psicológico que son muy importantes y que se iniciaron ya desde la preadolescencia. Verás, la división entre una etapa y la otra es más bien arbitraria, ya que en realidad ambas son parte de un mismo proceso de crecimiento’, asegura.

CARACTERÍSTICAS

Nuestro experto explica que como regla general los preadolescentes desean mayores privilegios, empiezan a verse a sí mismos como mayores y reconocen esta realidad, por lo cual ya no quieren ser tratados como niños. Esto sorprende a los padres a veces quienes pueden seguirlos viendo como tales, pero es uno de los indicadores de que el cambio ha iniciado hacia la preadolescencia, esto puede darse antes del desarrollo de las características sexuales secundarias, es decir, antes del cambio físico, por eso puede sorprender a algunos padres que les ven aún como niños.

En cuanto a los cambios de humor, suelen darse sobre todo en la medida en que exijan mayores libertades o privilegios y haya que negociar los mismos. En general los cambios de humor se hacen mucho más evidentes hacia la adolescencia propiamente dicha, en etapas posteriores.

TRATO

Es importante que los padres sirvan como un buen espejo, es decir, que reflejen la realidad del chico en ese momento de su vida. En otras palabras, es necesario que los padres reconozcan los logros, opiniones y formas nuevas de pensar de sus hijos en esa etapa, que les tomen en cuenta un poco más para tomar las decisiones familiares sencillas (como actividades familiares, etc.) pero que sigan manteniendo la última palabra. ‘Es un punto intermedio entre tratarlos como niños y darles el control final de una decisión’, comenta el psicólogo.

Para ellos suele ser muy confuso, pues por momentos incluso pueden desear ser tratados como niños y extrañar esa etapa donde todo era más sencillo, pero, por otro lado, también empiezan a valorar mucho sus nuevas habilidades psicológicas y las realidades que van descubriendo gracias a su nuevo nivel de desarrollo mental. Es importante que los padres sepan sobre esta confusión (que suele no ser verbalizada por los chicos ya que ellos mismos no entienden del todo lo que les sucede) y puedan reconocer que aunque sería muy agradable seguir siendo niños, también tienen mucho valor sus nuevas capacidades y su independencia, así como su mayor participación (para que quieran crecer y no se asusten de hacerlo).

DE LA OBEDIENCIA A LA REBELIÓN

La rebelión adolescente tiene varias razones que la sostienen, entre ellas que ‘la activación franca de la sexualidad hace que la cercanía física con los padres sea muy peligrosa ya que, mientras aprenden a controlar sus cuerpos y sus impulsos, los adolescentes pueden experimentar formas de excitación a las que no están acostumbrados y que les despiertan temores incestuosos (esto es de lo más normal)’, afirma Gómez Prado. Por eso se recomienda que no duerman en la cama con los padres, por ejemplo.

Otra razón que sostiene la rebelión adolescente es que es el momento en que el chico desarrolla una individualidad en muchas áreas, necesita pensar distinto a su familia y a sus padres, así como alejarse de las tradiciones familiares y ‘poner peros’ ante las cosas en las que antes participaba dócilmente. ‘Esto es un ejercicio de individualidad, a través del cual se crea su propia identidad’, establece el p’sicólogo.

Eventualmente esta rebelión cede y el chico se vuelve a acercar a los padres, pero ya a inicios de la edad adulta joven (hacia el final de la adolescencia).

Lo Nuevo