Panamá, el país de los divorcios

Actualizado
  • 30/01/2017 01:00
Creado
  • 30/01/2017 01:00
Una colección de 5 ensayos que retratan los ‘saltos y rupturas' del arte contemporáneo panameño. 

A juicio de la crítica de arte Adrienne Samos, una buena parte de la producción local ha dejado de ser contestataria, rebelde, inconformista.

‘Creo que tengo la idea romántica de que el artista debe ser el enfant terrible , que tiene que cuestionarlo todo, incluso la propia ética. Pero quizás falta esto porque estamos muy mediatizados', dice a este diario la editora, curadora y periodista, quien presentó el pasado jueves en la Casa del Soldado el libro Divorcio a la panameña. Saltos y rupturas en el arte de Panamá: 1990-2015 .

El ejemplar reúne cinco ensayos sobre el arte en el Istmo. E inicia con el desenfado de la década de los noventas: el regreso a la democracia tras la Invasión de Estados Unidos a Panamá y el fin de la pintura como expresión artística dominante; los discursos y artistas utilizan nuevos medios, se rebelan contra el pincel y el lienzo, y nace así el arte contemporáneo.

‘Hoy la gente y los artistas estamos hartos de la corrupción, pero nos da pereza reflexionar más allá de la cabeza o títere que es el gobierno. Hay cosas más por debajo en las que no estamos pensando. Hay un sistema fallido, que lucha con uñas y dientes por prevalecer y hay una carencia de reflexión', continúa Samos, sobre el arte contemporáneo local de estos días.

El segundo ensayo, como describe el editor de Divorcio a la panameña en el prólogo, Miguel A. López, retoma el fin del ensayo anterior, cuando Estados Unidos entrega el Canal a manos panameñas. Empieza entonces a definirse un arte contemporáneo —‘cuya formación no viene de las bellas artes', escribe Samos— y comprometido con la realidad. Aquí destaca la entrada de la fotografía al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Panamá.

LO VITAL DE ESCRIBIR SOBRE ARTE

‘La voz del crítico no es infalible, hay que cuestionarlo todo el tiempo. Y el crítico debe atreverse a evaluar la obra. No tiene por qué ser personalizada. Cuando publicábamos la revista Talingo —recordada por sus críticas de arte— se armaba un revuelo, nos insultaban, se atrevían a escribirnos en contra. Había toda una dinámica de reflexión incluso en toda esa confrontación, el de volver a la obra y abrir la ventana de lo que está pasando ahí', recuerda Samos, en conversación telefónica con La Estrella de Panamá .

El tercer ensayo de su nuevo libro lo escribió en 2009. Y señala la transformación que el arte y el país atravesaron desde 2002 a 2009. Además, expone las nuevas iniciativas independientes de arte contemporáneo en Centroamérica, como Malagana, Artefacto, Mujeres en las Artes y TEOR/éTica, que fue la que editó Divorcio a la panameña , segundo libro de la serie ‘Escrituras locales. Posiciones críticas desde América Central, El Caribe y sus diásporas'.

‘En Panamá existe arte decorativo, arte imitativo y el de maestros. Pero el mejor arte es el que busca respuestas. Algo interesante es que hay la voluntad de trabajar colectiva e interdisciplinariamente, como los proyectos Estudio Nuboso y Estudio Remoto, en el que la ciencia y el arte se encuentran. El arte contemporáneo ve la realidad de mil maneras. Cuando un artista encuentra otra manera de ver la realidad, escoge el medio que va a utilizar para representarla, por eso escapa de la técnica', dilucida la cofundadora y directora de la revista Talingo , que recibió el Premio Príncipe Claus de Holanda en 2001.

El cuarto ensayo describe el impacto del proyecto en el que ella participó, ‘ciudadMULTIPLEcity', y las dificultades para concretar algunas propuestas artísticas. Mientras que, el quinto ensayo habla sobre el videoarte. Y no es casualidad: hoy la mayoría de jóvenes prefieren expresarse a través de este lenguaje.

Una de las propuestas que recientemente vio la luz, por ejemplo, fue Alteridad+ , dirigida por Ginés Sánchez y Martín Proaño, en el que se comparan las protestas de vecinos de Altos del Golf con las comunidades Ngäbe de la cuenca del Río Tabasará.

Samos señala que en el arte contemporáneo actual hay propuestas y gente trabajando, pero se ha debilitado porque faltan la Bienal y espacios para estimular la creación.

‘En la actualidad, el cine es donde se ve con más fuerza a artistas jóvenes trabajando seriamente. Se debe a varias razones: hay más financiamiento, hay plataformas como el gran Festival Internacional de Cine de Panamá y hay más inquietud. Y eso me parece que hay que verlo', concluye la crítica de arte.

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