De la pasión a la obsesión

Casi todos los corredores a la larga acaban diciendo que el ‘running’ es adictivo, en el sentido de que se hace muy difícil prescindir d...

Casi todos los corredores a la larga acaban diciendo que el ‘running’ es adictivo, en el sentido de que se hace muy difícil prescindir de las sesiones y prácticas cuando uno ya las ha incorporado como parte integral de su vida diaria. Si por algún motivo, ya sea temporal o de larga duración, una persona se ve imposibilitada de ejercitarse, ello afecta por supuesto a su condición física, pero sobre todo a su estado psicológico y de ánimo.

HUIR DE LOS EXCESOS

Como todo en esta vida hay que poner ciertos límites para armonizar los diferentes elementos presentes en nuestro quehacer diario, principalmente el entorno familiar y la actividad laboral. Así el deporte, y más en concreto el running, muchas veces se configura como la tercera pata de un imaginario taburete, dando equilibrio y soporte a nuestra vida, junto a otras dos patas que serían trabajo y familia. Mientras estos tres elementos se mantengan en una proporcionalidad, apoyándose unos sobre otros, potenciado los efectos beneficiosos de cada uno, todo debería ir bien y el taburete se mantendría fuerte y rígido en perfecta posición.

Pero cuando uno de ellos, en esto caso el running, acaba por tomar un papel protagónico y toda nuestra vida se ve en función de esta actividad, se corre el gran riesgo de que la tensión acabe por afectar la solidez de ese taburete en el que estamos sentados, y ceda alguna de las patas terminando tirados en el piso.

Dice el refrán ‘que los excesos no son buenos’, y el atleta debería saber dónde poner en ocasiones un punto y aparte, sabedor en la mayoría de los casos de que no es un profesional que se dedique a ello sino un aficionado.

Cada actividad tiene su espacio, y por mucho que la pasión nos lleve a veces a ver todo en función de nuestro próximo entrenamiento o competencia, debemos organizarnos para darle tiempo a nuestra familia, amigos y entorno.

VIDA AFECTIVA Y SEXUAL

Un tema muy controversial pero del que los runners no suelen hablar fuera de sus círculos más íntimos, es sobre cómo afecta la actividad física continuada a la vida de pareja y la actividad sexual.

No hay que ser un especialista en fisiología deportiva para concluir que un ejercicio moderado nos debe de proporcionar una mejor condición física y estado de ánimo. Del mismo modo un entrenamiento de alta intensidad o un fondo largo usualmente provocará cansancio y falta de energía. Al menos por unas cuantas horas. En esos momentos al corredor/a generalmente le será más apetecible poder tumbarse a descansar en la cama, por ejemplo, que programar una salida romántica con su pareja a bailar hasta la madrugada.

Esto también aplica en el supuesto caso de que uno deba levantarse temprano al día siguiente para realizar un entrenamiento o participar en una competencia que se tenga programada.

Convivir con un/a runner no es nada sencillo, y ciertamente debe haber un aprendizaje conjunto para buscar el mejor momento en el que la pareja pueda compartir en plenitud sin que el cansancio, sueño o malestares físicos sean un impedimento.

Tradicionalmente las horas nocturnas siempre se han asociado a los momentos más usuales para mantener intimidad sexual, pero el día tiene 24 horas y es recomendable explorar otras opciones en las que la mente y cuerpo de ambos puedan estar más sincronizados.

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