Este evento que se vio fundamentalmente desde América, empezó sobre la medianoche de este viernes 14 de marzo y llegó a su máximo sobre las 3 de la mañana,...
- 30/12/2009 01:00
- 30/12/2009 01:00
ESPAÑA. Phillipe Starck irrumpe en un salón del hotel La Mirande de Aviñon da la mano sin mirar, se sienta, pide agua mineral y da rienda suelta a una diarrea verbal que va destilando en suculentas cargas de profundidad contra la excesiva chulería de nuestra era.
El tipo que en 1981 rediseñó los apartamentos privados de Mitterrand en el palacio del Elíseo para escarnio de quienes idolatraban el rigor gaullista y pompidoliano, el mago de Oz que rediseña y redecora las tiendas, las discotecas, los hoteles y los clubes más in del mundo, el inventor del “estilo emocional” y del exprimidor de limones con forma de hombre-araña (para la firma Alessi), asegura que vive “como un monje”, que lee 12 libros a la vez y que la única evolución de sus diseños es “hacia una mayor honestidad”.
Estamos en mitad de una crisis económica que tiene acogotado al personal, pero no está claro que a usted le afecte mucho: no para de trabajar por todo el mundo. Soy una especie de poeta moderno. Pero mi vida es complicada: cuando estoy en Bélgica soy productor de alimentos biológicos; cuando estoy en Holanda, arquitecto naval; cuando estoy en Inglaterra soy diseñador y propietario de páginas de Internet, arquitecto, director artístico y diseñador de cohetes.
Un triunfador como Starck, ¿tiene alguna receta mágica para sobrevivir en tiempos de crisis? algún consejo que dar? Bueno, toda esa dimensión económica de la creatividad de la que hablaba antes tiene todavía muchísima más importancia en tiempos de crisis. Y ahí existe algo que es vital, y que yo llamo “la posesión de la diferencia”. Para cualquier empresa, saber ser diferente de los demás es vital? pero en tiempos de crisis eso se convierte en un bien extraordinario. Todo se trastoca en un sistema binario de vida o de muerte, en la medida en que los primeros que morirán económicamente serán aquellos que no tengan nada de particular que ofrecer. ©El PAÍS INTERNACIONAL.SC