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- 27/09/2023 00:00
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Sabrina Murillo conversa con este medio sobre sus sueños, su amor por el deporte y de cómo decidió seguir con su vida a pesar de la situación que vivió. Además, habla de cómo encontró su propósito, se abre ante sus miedos y comparte la emoción por su nominación a los premios Panamá en Positivo
La mejor, no tengo queja. Todos dicen 'mi infancia es la mejor', pero realmente la mía lo fue. Siempre fuimos muy cercanos. Vengo de una familia pequeña. Por parte de mi familia materna, mi hermana y yo somos las únicas nietas así que somos muy unidos. Migré con mi familia a los 10 años y fue bastante movida, pero feliz.
Murillo migró junto a su familia cuando tenía 10 años de edad. De Venezuela se mudaron a Chile. De ahí a Panamá, luego a Costa Rica, y nuevamente a Panamá. Cuenta que desde los 10 hasta los 16 años su vida fue entrar a un colegio nuevo y hacer amigos cada cierto tiempo. Considera que gracias a eso, aunque en aquel momento no lo entendía, aprendió a adaptarse a los cambios.
En marzo de 2018 la vida de la venezolana se transformó tras un accidente en el que perdió a su padre, a su hermana menor y a su novio. La noticia que avisaba que un vehículo había caído desde el cuarto piso de estacionamientos de un edificio en Costa del Este, consternó al país. Murillo fue la única sobreviviente.
Fue hace ya cinco años. Íbamos a tomar café y el carro cayó desde el estacionamiento. Se produce la muerte instantánea de mi papá, mi hermanita, mi novio y casi la mía, de hecho los paramédicos me habían anunciado muerta. Luego ocurrió el milagro de la vida, sí sobreviví. Terminé con una lesión medular que es la razón por la que estoy en silla de ruedas, porque eso paraliza el cuerpo a partir de donde tienes la lesión. Además tuve lesión cerebral, los doctores no le daban esperanza de vida a mi mamá. También existía la probabilidad de que quedara en estado vegetal. Estuve cuatro meses hospitalizada y al borde de la muerte varias veces.
Habla con serenidad. No se quiebra cuando recuerda el accidente. Resalta el apoyo que recibió de las personas durante ese tiempo. Para ella es importante el impacto que puede tener la solidaridad. Dedicarse, en la actualidad, a contar su historia a través de las redes sociales, hacer conferencias para motivar a otros es la forma de retribuir esa ayuda que le dieron, “para que vean que valió la pena”, expresa.
La verdad es que al principio no quería nada. Me enfoque en mi recuperación física, los últimos meses de 2018 los dediqué 100% a mi terapia, hacía cuatro horas de terapia física diaria. Era intensivo. Al año siguiente, 2019, dije 'tengo que continuar la vida como si nada de esto hubiera pasado'. Pensaba 'tengo muchos sueños por cumplir, todavía me quiero graduar, quisiera tener una familia, ser una profesional'. Sabía que para poder lograr esos sueños, también tenía que trabajar, hacer un esfuerzo. No fue fácil volver a la universidad en una realidad diferente o volver a la vida, pero es nuestra decisión y ese fue el cambio que hubo en mi cabeza.
El tema de mis redes sociales comenzó como una campaña para recaudar fondos, la cuenta la crearon mis amigos. Cuando regresé a mi casa, decidí agarrar esa cuenta y utilizarla para mostrar lo que iba pasando luego, para darle esperanza a toda esa gente que me apoyó. Empecé para mostrarles que su esfuerzo valió la pena y lo seguirá siendo. Luego el camino me fue llevando, empecé a ir a eventos a contar mi historia, perdí el pánico a hablar en público, tenía el deseo de motivar a los demás.
Murillo encontró su propósito en compartir su historia de superación. “Entendí que necesito hacer esto exponencialmente, tengo que tocar más vidas”. Los caminos se fueron abriendo para ella, agradece a Dios porque la gente la escucha. “Estoy planeando viajar el próximo año a dar conferencias, lo que viví es tan grande que no me lo puedo quedar, sería egoísta”, revela antes de hablar de sus miedos.
A fracasar, aunque sé que los fracasos son aprendizajes. Me da miedo fracasar en mis sueños de impulsar esto como mi carrera, en mis sueños de tener una familia y no poder cumplirlo, que no me quieran, ¡me estoy metiendo en sentimientos! Perder a mi mamá, he perdido mucho y no puedo perder a mi mamá (dice con la voz quebrada).
En su cuenta de Instagram hay evidencia de que le gustan los deportes. Hay publicaciones de ella jugando golf, haciendo media maratón, pateando un balón de fútbol con su pierna derecha –que sostiene con sus brazos para poder lograrlo–, dando puñetazos con guantes de boxeo... Hasta haciendo crossfit.
Amo hacer ejercicio. Estoy haciendo crossfit, me encanta. Un deporte que encontré, adaptado claro. Hago boxeo. En algún momento hice natación. Voy al gimnasio. Todo el tema de deportes me encanta. También estoy haciendo cursos porque me quiero formar, no quiero dar conferencias que sean solo Sabrina y su experiencia, sino Sabrina con su experiencia sumada a lo que pueda aprender.
Recibe al equipo de La Estrella de Panamá en su casa. Accede a mostrar su cuarto adaptado a su nueva realidad. Quitaron la puerta del baño, con todo y marco, para que pudiera entrar con la silla de ruedas, “no cabía, casi no quepo en ningún baño”. El lavamanos no tiene nada en la parte de abajo porque entonces no podría colocar las piernas mientras lo utiliza. Lo que era un walk-in closet se transformó en parte del baño. Ahora el clóset no llega hasta el techo, sino que está a su medida para que ella pueda ubicar la ropa fácilmente.
Desde que estaba hospitalizada la primera decisión fue 'vamos a ir haciendo esto para que cuando Sabrina regrese a la casa ya esté adaptado'. En ese momento mi familia no sabía nada de lo que hemos aprendido y lo único que se hizo fue tumbar la puerta del baño. Tuve que adaptar todo, no solo lo físico, sino las maneras de hacer cosas como vestirme, bajarme de la cama, cosas que parecen sencillas.
En la sala hay señales de sus raíces venezolanas, justo en la entrada, por ejemplo, hay un pequeño cuadro con la bandera de su país. También hay muestras de amor a su padre y hermana, al fondo del comedor hay un cuadro grande con la foto de su hermana, cuyo borde tiene las firmas de quienes eran sus compañeros de estudio.
Sobre una mesa reposan imágenes y figuras de santos. En otra mesa hay fotos de los cuatro integrantes de la familia. Al lado, una foto de ella cuando tenía el cabello muy corto, “tuve lesión cerebral y me raparon, ahí ya había crecido un poco”, relata.
Tiene 26 años de edad y una lista de sueños que enumera durante la entrevista, pero al apagarse las cámaras recuerda otro y lo comparte: “también quiero hacer un podcast”, dice.
Quiero escribir un libro, viajar para dar conferencias, esperemos que esto sea en menos de 10 años. Quiero vivir en mi casa con mi familia, ser independiente, poder valerme por mí misma. También tener mi negocio de speaking, dar talleres. Quiero hacer una maratón completa. Tengo muchos sueños.
Ha sido un choque y da mucha impotencia. No voy a tapar el sol con un dedo, es una realidad que los espacios no están bien adaptados. La inclinación de algunas rampas, hay lugares que ni las tienen. El tema de los baños. La parte cultural de no usar el puesto de estacionamiento si la persona no tiene una discapacidad. Existe bastante aceptación, pero hace falta un camino por recorrer todavía. Mi esperanza es que más allá del aspecto físico, quisiera que en el aspecto cultural hubiesen menos tabúes.
Una sorpresa. No tenía idea de cómo funcionaba el sistema de votaciones, luego me enteré de que el público es quien te nomina. Eso me llenó de orgullo porque significa que hay personas escuchando mi mensaje y que les está impactando. No se trata de mí, se trata de entregar todo lo que aprendí.
Al finalizar la entrevista responde al porqué su madre y ella decidieron continuar viviendo en el mismo lugar. Explica que ciertamente tienen el doloroso recuerdo del accidente. Sin embargo, las memorias de su hermana y su papá están vivas entre las paredes. “Aquí bailaba con mi hermana”, dice señalando la sala. “Aquí está su cuarto, su recuerdo”.