La sinfonía inconclusa de “Schubert”

Actualizado
  • 15/11/2015 01:00
Creado
  • 15/11/2015 01:00
Hace casi 200 años, el 19 de noviembre de 1828, moría en Viena el compositor Franz Peter Schubert

Varios epitafios fueron escritos para ser grabados en su tumba. Finalmente, se escogió uno de los que escribiera el poeta Franz Grillparzer: ‘La música entierra aquí un tesoro, pero aún a más bellas esperanzas'.

A primera vista nos parecen justas las palabras del poeta en torno a la muerte de este gran músico de apenas 31 años: Schubert murió joven… demasiado joven. Pero si tenemos en cuenta el abundante caudal de su obra -más de 900 composiciones en casi todos los géneros musicales- ¿puede tenerse esperanzas de algo aún más bello que sus lieder , su música de cámara, su sinfonía en Do mayor o La inconclusa ? Su gran amigo, el poeta Mayhofer, definió el genio de Schubert como ‘variable y misterioso, sombrío y sereno'.

Estos calificativos también se aplican a lo contradictorio e incomprensiblemente rico de su obra. La elección de los poemas de sus lieder nos deja entrever al caminante, al viajero, al huésped que nunca perteneció de lleno a la sociedad vienesa de la época. ‘Como un extraño llegué y como un extraño me voy', comienza su último ciclo de canciones.

Schubert nunca aceptó encargos, ni tuvo mecenas aristocráticos que lo protegieran. Eligió la libertad y -libre del peso de obligaciones externas y concesiones artísticas- compuso obras sublimes.

Hijo de padres moravos, este vienés no tenía sangre austríaca ni en su cuerpo, ni en su espíritu. Sin duda, este factor también influyó en su carácter grave y profundo; quizás de allí el sabor melancólico y la rica armonía cromática de su obra.

LA ‘INCONCLUSA', UN MISTERIO QUE PERDURA

En 1822, seis años antes de su muerte, Schubert compone los dos primeros movimientos de la Sinfonía en Sí menor y esboza el tercer movimiento, un scherzo , llegando a orquestar sus primeros compases, pero sin completar los cuatro movimientos usuales de este género. Conocida como La inconclusa , la octava sinfonía de Schubert es la más popular y también la más misteriosa de sus obras.

El hecho de que la abandonara, y la belleza e intensidad de los dos movimientos que compuso a cabalidad, han dado origen a especulaciones y controversias sin fin. Algunos musicólogos que intentan esclarecer este misterio sostienen que en ese año, Schubert comenzaba a padecer los inicios de sífilis, enfermedad que le causara la muerte años después. Pero esta hipótesis parece no sostenerse: después de 1822, Schubert compuso ciclos de canciones, como Die Winterreise , y su 9 sinfonía en Do mayor , conocida como ‘la grande'.

Otros aducen que el hecho de no haber terminado siquiera el scherzo deja entrever el grado de angustia y frustración que debió sentir el compositor ante su incapacidad de concebir un final que igualara la calidad y profundidad de los primeros movimientos. Si bien nunca se sabrá a ciencia cierta el motivo que lo llevó a abandonar esta obra, debemos anotar que éste no fue el único trabajo que dejara inconcluso durante esa época. Sin embargo, los dos únicos movimientos, el Allegro Moderato y el Andante con Moto , destacan con una belleza tal que la obra, estéticamente, parece acabada.

A pesar de no haber conocido ‘La Inconclusa' – que no fue estrenada hasta 1865-, pero quizás guiado por la intuición del genio, Robert Schumann fue lo suficientemente clarividente para afirmar sobre Schubert que ‘cavilar sobre lo que hubiese logrado, no nos sirve de nada. Consiguió lo que se propuso. Alabado sea todo aquél que se haya esforzado tanto como él lo hizo'.

El famoso director de orquesta austríaco, Nikolaus Harnoncourt, prefiere dejar a un lado todas las conjeturas. Para él, simplemente con escuchar las notas, se dilucida el misterio: ‘Estoy convencido que Schubert encontró imposible continuar más allá del segundo movimiento. Que no quiere decir que no tratara, pues se han encontrado borradores del scherzo. Pero cuando terminó los primeros dos movimientos y los pasó en limpio, lo consideró acabados: la forma es perfecta, sencillamente ya no había más nada que decir', concluye.

Es muy difícil no arriesgarse a especular, a seguir preguntándonos. El tiempo parece indicar que esta pieza ha dejado sentadas sus propias formas, sus propias reglas. Quizás, como escribiera el periodista de The Guardian , Philip Clark, debería cambiársele el nombre y, en vez de la ‘Sinfonía Inacabada', llamársela la ‘Inacabable'. O, probablemente, al escuchar su belleza y la expresividad melódica de sus dos movimientos, creamos más acertado el epitafio que también escribiera Grillparzer sobre Schubert: ‘Ordenó que la poesía sonase y que hablase la música'.

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GRABACIONES RECOMENDADAS

Claudio Abbado y la Chamber Orchestra of Europe (Deutsche Grammophon, DG); Günter Wand y la Berlin Philharmonic Orchestra (RCA Red Seal); Jonathan Nott y la Bamberg Symphony Orchestra (Tudor); Carlos Kleiber y la Vienna Philharmonic Orchestra (DG); Charles Mackerras y la Orchestra of the Age of Enlightenment (Veritas). Varias de ellas las pueden encontrar también en YouTube.

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