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¿Podemos ser una sociedad más intelectual?
- 16/08/2015 02:00
- 16/08/2015 02:00
El desarrollo del pensamiento abstracto depende del lenguaje, primero oral, luego escrito. Los peligros que representa la falta de lectura en una sociedad fueran plasmados por el filósofo y escritor italiano Giovanni Sartori en un apocalíptico libro denominado Homo videns, la sociedad teledirigida en el cual alerta sobre las consecuencias que la influencia de los medios audiovisuales y el internet harían sobre una audiencia que no le encuentra el chiste a leer.
El avance del homo sapiens hacia el entendimiento, afirma Sartori, se debe a su capacidad de abstracción, lograda mediante la adquisición del lenguaje verbal, y en la medida que cambiamos esa información verbal por imágenes, el hombre perdería esa capacidad de entender.
Casi veinte años después, la preocupación de Sartori continúa vigente, aunque muchos no consideran que internet o la televisión sean los completos responsables del desinterés por la lectura.
Varias década antes, a finales de los años sesenta y a través de diversos estudios de organismos internacionales se había llegado ya a la conclusión que el acceso a los libros y la lectura estaban directamente relacionados con el desarrollo de los países. La UNESCO propuso a la comunidad internacional la creación de organismos regionales que apoyaran a los gobiernos en la definición de políticas del libro y la lectura. Fruto de esta iniciativa, y con esa misión, se crearon centros regionales en diversas partes del mundo. Para la región latinoamericana, en 1971, en Bogotá, Colombia, se creó el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, CERLALC, encargado de toda la región latinoamericana y de la cual Panamá forma parte desde el año 1972. Este organismo ofrece consultorías y organiza planes conjuntos con su institución enlace, el Ministerio de Educación.
PLAN NACIONAL DE LECTURA
A nivel nacional, los pobres resultados académicos de los graduados de escuelas y universidades panameñas han generado preocupación. Diversos actores han colaborado con planes y hojas de ruta para enganchar a la gente en la lectura, sin embargo, estos proyectos han tenido poco impacto.
En el año 2008 se hizo el lanzamiento del Plan Nacional de Lectura, proyecto del Ministerio de Educación en conjunto con el Instituto Nacional de Cultura, casas editoriales, librerías, promotores de lectura, bibliotecas y agrupaciones de escritores. Dicho plan contaba con seis ejes temáticos: la lectura como política de Estado; estímulo a la creación de materiales de lectura; creación, desarrollo y fortalecimiento de la biblioteca pública; acciones para la formación de actores en promoción de lectura; acciones para fortalecer la lectura en la escuela y los medios de comunicación y la lectura.
Para efectos de este plan, la lectura ‘es un derecho que ejercen las personas, y las instituciones deben garantizarla en sus distintas modalidades. Como valor semántico la lectura supone enriquecimiento del léxico, mejores niveles de comprensión textual y mayor capacidad en la redacción. Como valor lingüístico permite sostener tradiciones basadas en la oralidad, fortalece la identidad y el respeto a la diversidad cultural. Como valor cultural la lectura es un proceso histórico sostenido que inspira el quehacer cotidiano de los pueblos tanto en la literatura, como en las ciencias y las artes. La construcción de aprendizajes posibilita el desarrollo académico, mejora la comunicación interpersonal, desarrolla la criticidad desde la infancia y crea nuevos conocimientos. Como derecho, la lectura debe ser un bien al alcance de todos, sin distingos de cualquier índole. En conclusión, la lectura permite elaborar pensamiento crítico que nos hace gestores de conocimientos, creadores y transformadores de la realidad'. A pesar de la profundidad de estos planteamientos y de la buena voluntad de los involucrados, el proyecto ha quedado en ‘letra muerta'.
Y es que de acuerdo con Priscilla Delgado, asesora de publicaciones en el Instituto Nacional de Cultura, ‘si no le otorgas recursos a proyectos como estos, es poco lo que se puede hacer' Y agrega, ‘El Plan Nacional de Lectura es un instrumento muy útil pero no se ha podido llevar a cabo. Es una necesidad que se reactive'.
De las propuestas que establece el plan de lectura, se han estado realizando elementos aislados sin resultados contundentes.
‘Los programas de lectura deben llevarse a cabo con el Estado y la empresa privada. Con la Cámara Panameña del Libro se está trabajando mucho, también varias fundaciones por su cuenta, pero de manera aislada no funciona. Tiene que haber un proyecto nacional importante como la ley del libro', asegura Delgado.
UNA LEY PARA EL LIBRO
La ley del libro está concebida como un instrumento legal que ofrece un incentivo tributario a los creadores de la palabra, casas editoriales y libreros para abaratar los costos de los libros. ‘Panamá es uno de los pocos países que no tiene una ley del libro aprobada, y se ha demostrado en todos los países donde existe, que aumenta la producción de libros y aumenta la lectura. Lee libros quien tiene libros. Necesitamos fortalecer la industria editorial nacional, que no existe; la ley del libro viene a darle un apoyo o un incentivo tributario los 10 primeros años a todos estos creadores ‘, dice.
No se trata de un nuevo proyecto. En 1996 se inició esta iniciativa utilizando como base la ley colombiana del libro, una de las más completas. ‘Yo la propuse en la cámara del libro en el '97 y salí en el 2007 y todavía está guardada. Está en segundo debate', afirma Delgado.
Ha pasado la mitad de 2015 y se está solicitando a la Asamblea que la ley vuelva a ser discutida. ‘La traba es que se pide un incentivo tributario, y dicen que sería un castigo a la economía panameña. ¿Cual castigo, si los libros representan solo el 0.1% del PIB?' cuestiona Delgado. Además, a largo plazo se trata de una gran inversión pues con una población educada se logra el desarrollo del país.
‘No es que el libro te hace culto, el libro es un vehículo, no un fin, pero si no tenemos los libros estaremos con muchos años de atraso como otros países donde el libro es prácticamente vetado por su alto costo', insiste.
CUESTIÓN DE EDUCACIÓN
‘Para generar pensamiento crítico en los estudiantes lo primero que debe cambiar es el sentido crítico del educador', plantea Margarita Vásquez, directora de la Academia Panameña de la Lengua y docente de la escuela de español de la Universidad de Panamá. ‘El educador tiene que ser una persona crítica y transmitir eso a los estudiantes en sus clases a través de la lectura, a través de las ciencias y de las artes', agrega.
El problema es que el educador carece de una buena base de educación. ‘La escuela de español no tiene una prueba adicional a la de la Universidad de Panamá que funcione como un filtro. Algunos creen que van a venir a corregir su ortografía y redacción, cuando vamos a enseñar es todo lo relacionado con la lingüistica, entonces vemos que la cadena está mal estructurada. Tenemos agujeros negros y lo que nos toca hacer es un cambio total de la estructura del sistema', indica Vásquez.
Según la catedrática es necesario hacer investigación para conocer qué es lo que pasa realmente y por qué los muchachos están abandonando la lectura. ‘El nivel es muy bajo, ellos vienen de las escuelas así y así entran a la universidad', al final no hay buenos profesores, no hay buenos editores, no hay buenos traductores.
LÍDERES MIOPES
Panamá, a lo largo de su historia, ha sido centro de comercio y lugar de paso para muchos. Nuestro determinante geográfico influye en la realidad de la lectura y la educación, sin embargo, esta propia condición nos ofrece ciertas fortalezas que sería absurdo no aprovechar.
‘El hecho de tener muchas culturas de referencia, las orientales, las europeas, las culturas norteamericanas y latinoamericanas, eso nos da una ventaja, pero debemos dejar esa superficialidad y esa circunstancialidad. Estoy convencido de que el desarrollo intelectual nos va a llegar a través de la cultura, pero aun no hemos encontrado el camino para que los jóvenes se enganchen a través de ella', señala el filólogo y periodista Rafael Candanedo.
Al Panamá arropar todas las culturas del mundo, debería ser un lugar de ebullición de las culturas pero no es así. De acuerdo con Candanedo, hay una gran miopía de los líderes del país, que ven un desarrollo que no sea el económico, como un lastre.
‘Los países se hacen por los líderes y al haber esa miopía nosotros vamos de manera muy atrasada en la materia editorial. Estamos entre los últimos que leemos y que hacemos buen uso de la lengua, hay proyectos acuerpados por políticos que apoyan el uso de otras lenguas y eso no es malo, pero el español, la lengua que nosotros escogimos para organizarnos como sociedad, la que aparecen en la constitución como lengua oficial tiene que crecer, tiene que evolucionar, tiene que mejorar,'.
Candanedo coincide con Delgado en el hecho de que deben existir incentivos para la industria editorial. ‘Creo que los mismos políticos que usan mal el verbo haber, porque no leen, son los que deberían dar el ejemplo. Ellos no están a la vanguardia ni siquiera en el uso correcto de nuestra lengua y mucho menos del tema de la lectura', asegura el filólogo.
UNA TAREA DE TODOS
Si bien es cierto que sin el soporte del Estado, elevar los niveles de lectura y, por ende de la educación es difícil, con el apoyo de todos se pueden mejorar los resultados.
‘El primer lugar de aprender es el hogar, pero muchos hogares no tienen ni un libro, no tienen espacio para la lectura. Si la casa falla, entonces la tarea la tiene que hacer la escuela. Si un niño consigue engancharse en la lectura, por la magia de sus maestros, pienso que iremos avanzando', dice Candanedo.
Por otra parte, los escritores también tiene su cuota de trabajo. ‘En el oficio tenemos que afinar más y establecer al conexión con los lectores jóvenes', asegura Candanedo sobre las temáticas de las obras que ofrece el escritor panameño. Y también los profesores pueden poner su granito de arena en este sentido. ‘En nuestra escuela los profesores creen que hacen un beneficio obligando a los alumnos a leer determinadas obras que a veces no son las más adecuadas según su edad. Los alumnos que terminan odiando la lectura'.
Candanedo aboga por la lectura cordial la lectura con la que se sientan cómodos, que los incentive, que los entusiasme. ‘Si usted hace que se enganche cada muchacho en al lectura, después ellos van a leer lo que los va a ilustrar, mejor', afirma.
La única manera de generar un pensamiento crítico en la sociedad, elevar la intelctualidad, garantizar el desarrollo del país, generar oportunidades y garantizar la democracia, es a través de la lectura.
‘Ya es tiempo de abandonar esa condición de fenicios, no todos somos comerciantes y no estamos de paso. Estamos en nuestra tierra, en el lugar de donde vienen nuestros antepasados, donde está nuestra familia y donde reposarán nuestros huesos. Este es nuestro lugar y lo tenemos que engrandecer con lo mejor que nos da la posibilidad del ser humano, que es el pensamiento', concluye.
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‘El educador tiene que ser una persona crítica y transmitir eso a los estudiantes en sus clases a través de la lectura, a través de las ciencias y de las artes',
MARGARITA VÁSQUEZ,
DIRECTORA DE LA ACADEMIA PANAMEÑA DE LA LENGUA